El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Hazar - El diario de Anna : capítulo 5

" A pesar de que la noche de nuestro aniversario me había ido a dormir sumamente triste, la mañana del día siguiente fue inolvidable, tú la hiciste inolvidable, y el resto del día también, hasta tus celos me hicieron felíz..."

Esa mañana, Hazar acompañó a Anna hasta las inmediaciones del hospital, incluso caminó a su lado tomándole la mano, ella se sentía sumamente dichosa, como una joven que mostraba con orgullo su relación con ese hombre. Se detuvieron bajo un árbol en un pequeña plazoleta cerca del hospital 

- Estoy muy nerviosa Hazar... si apruebo este examen promocionaré directamente al próximo año... - comentó emocionada pero inquieta.

- Tranquila, lo harás bien, has estudiado mucho.

- Sí pero esto no depende sólo de mi, es una prueba en pareja.

- ¿Qué? ¿Pareja? ¿Con quie- 

- ¡Hola Anna! - lo interrumpió la voz de un joven acercándose de frente.

- ¡Hola Crhis! - saludó ella, Hazar frunció el ceño y, celoso, la tomó desprevenida robándole un beso ante la mirada de aquel joven en un claro gesto de marcar territorio sobre ella.

- Hazar... - murmuró sorprendida por su accionar.

- Vaya, cuanta pasión - deslizó bromeando Crihs - ¿Él es tu novio?

- S-Sí... - respondió avergonzada - Crihs, él es Hazar, mi novio. Hazar, él es Crihstoper, mi amigo - sonrió.

El joven extendió su mano - Es un placer - dijo alegre.

- Igualmente - respondió sutilmente serio el Diablo, ahora que lo veía de cerca notaba lo bien parecido que era aunque aun así no se sentía para nada opacado por él.

- Debo admitir que tenía curiosidad por saber quien era el hombre que hacía sonreír por nada y estar en la luna a esta señorita siempre tan precavida - dijo Crihs y con su dedo índice tocó la mejilla de ella.

- Yo no estoy distraída... bueno, quizas un poco... - admitió apenada.

- Sí, claro, un "poco" - insistió él y nuevamente tocó su mejilla, a ella no le incomodaba pero a Hazar no le hacía gracia ese tipo de cercanía, no quería que ningun otro hombre la tocase.

- Parecen muy cercanos - comentó disimulando su molestia.

- Bueno, sí, creo que fui el primer hombre en proponerle matrimonio - sonrió Crhis.

- ¿Qué?... - se sorprendió Hazar.

- ¿Lo recuerdas Anna? 

- Éramos unos niños - respondió risueña.

- Yo no me refería a esa vez... si recuerdas esa también puedo decir que me rechazaste dos veces.

- Eh? - murmuró el Diablo.

- ¿Lo de cuando teníamos quince años también fue una propuesta de matrimonio? No lo sentí así.

- Claro que lo fue, ¿O qué crees que significa "Quiero que pasar el resto de mi vida contigo"?

- Ja, ja, pensé que lo decías como mi amigo, cuando éramos niños fuiste mucho más expresivo, dijiste "casate conmigo".

- Es verdad, con los años uno se vuelve un poco torpe - aquella conversación sólo provocaba aún más los celos del Diablo - Ser rechazado dos veces por esta hermosa señorita al menos me da el título de amigo ¿Verdad?. Te ves preciosa - la halagó.

- Siempre lo está - respondió audaz Hazar.

- Hazar...

- Ya los sé, pero hoy en especial, los aretes se te ven bien.

- Gracias - dijo ella y el Diablo se sorprendió con ese comentario, si era capaz de notar ese detalles en Anna quería decir que la observaba en detenimiento.

- Vamos Anna, ya es hora de ingresar. 

- ¡Sí!, adiós Hazar, ¿Te veré en un rato?

- Claro que sí, te estaré esperando.

- Está bien - sonrió y le dio un beso en la mejilla antes de irse del brazo de Crhis.

- Hasta luego Anna... - murmuró pero saber la cercanía de ella con aquel joven lo llenaba de celos.

Aunque para Anna sólo se tratase de un amigo, para el Diablo, luego de aquella confesión, sé había vuelto su rival.
El tiempo se hizo eterno esperándola pero, cuando finalmente la vio salir, ella traía una sonrisa enorme en su rostro, corrió y se abrazó a él.

- ¡Hazar! ¡Lo logramos! - dijo , emocionada - ¡Promocioné!

- Te felicito preciosa, sabía que lo harías bien - respondió, se sentía sorprendido de participar de algo así, de la alegría de una humana por algo que no se vinculaba con su propio mundo.

- Felicitaciones Anna - interrumpió por detrás Crhis - lo hiciste excelente.

- Gracias Crihs - sonrió.

- Esto amerita un festejo ¿No lo crees? 

- Oh, yo-

- Lo siento - intervino el Diablo - pero esta preciosura se viene conmigo - declaró rodeando la cintura de Anna - será una celebración sólo entre dos, ella y yo.

- ¿A sí?

- Sí, además estamos de aniversario - agregó celoso, no estaba dispuesto a permitir que le robase más tiempo con ella.

- Oh! Ya veo - sonrió Crhis - entonces luego celebraremos nosotros sólos ¿No es así Anna? 

- Sí, mañana pode- intentó decir ella pero el Diablo la tomó en sus brazos, como si alzase a una niña pequeña, frunciendo el ceño - ¡Hazar! ¿Qué haces? ¡Bájame! 

- No, nos vemos Crihstoper - se despidió Hazar y dio la vuelta cargando con ella.

El joven se sorprendió pero aquella escena le sacó una sonrisa, sabía que de alguna forma había provocado celos en él y eso le causaba gracia ya que Anna jamás se fijaría en él de esa forma.

- ¡Adiós Crihs! - saludó ella agitando su mano por encima del hombro del Diablo y su amigo le devolvió el gesto.

- Hazar esto es vergonzoso, bájame, no soy una niña pequeña... - murmuró ella a apenada. 

- No, sí no hubiese tomado la iniciativa te habrías ido a celebrar con ese sujeto, has sido muy cruel conmigo.

- ¿Cruel? ¿Por qué?

- No me dijiste que eras tan cercana a ese sujeto.

- Es que aquella vez te veías muy celoso... él es sólo un amigo para mí.

- Claro que estoy celoso de ese sujeto, a partir de hoy está en mi lista negra.

- ¡¿Lista negra?! ¡¿Por qué?!

- ¿Cómo qué porqué? Te propuso dos veces matrimonio, además es demasiado atrevido contigo.

- ¿Pero no le harás nada verdad?...

- No, tiene suerte de que no pueda matar a un humano.

- ¿A no?

- No, como guardián del infierno tengo prohibido arrebatar la vida de un humano, pero si por mí fuera ya estaría bajo tierra desde el primer momento que tocó tu mejilla, ningún otro hombre que no sea yo puede tocarlas.

Ella soltó una pequeña risa.

- ¿Por qué ríes? - preguntó él.

- Es que te ves tierno cuando estás celoso... 

- ¿Tierno? Yo no soy tierno Anna... soy una bestia celosa hambrienta de ti, y ahora cuando lleguemos a casa te lo haré saber... - declaró seductor clavando una mirada en ella que la hizo estremecer.

Al llegar a la casa de Anna, ingresó en ella, sin soltar a la joven, y subió las escaleras.

- Espera Hazar ¿No vamos a comer primero? - preguntó mientras la cargaba.

- ¿Comer? ¿Cuánto más piensas hacerme sufrir para reclamar mi regalo? He contado cada maldito segundo desde que salimos de aquí esta mañana.

- ¿Regalo?

- Sí... - dijo y al llegar a la habitación la dejó de pie frente a la cama mientras él se sentaba en la misma mirándola a cierta distancia - ¿No crees que merezco un regalo de aniversario también? Al menos por lo bueno que fui esta mañana... - sonrió.

- ¿Y... qué quieres?...

- Que te desnudez para mi...

- ¿Qué?... - murmuró casi sin aire.

- Quitate todo excepto las medias... 

- Pero... me da pena que me mires mientras lo hago...

- Entonces date la vuelta y hazlo de espaldas...

- Pero...

- Por favor Anna... hazlo por mí... - dijo y se sorprendió a sí mismo al oír la palabra "por favor" salir de su boca, inevitablemente recordó a Berlinna diciéndole que no había nada más grotesco que un vampiro rogando el amor de un humano, jamás se hubiese imaginado en esa situación, el orgulloso Hazar pidiéndole a una joven humana que se desnude para él, pero la aceptación en la voz de ella lo sacó rápidamente de esos pensamientos 

- Está bien - dijo Anna - Yo por ti haría cualquier cosa...

El Diablo se conmovió con aquella confesión, no pudo evitar reflexionar ¿Cuánto estaría dispuesto a hacer él por aquella joven que lo amaba incondicionalmente?. La amaba con locura, pero ni siquiera se atrevía a decirlo, moría por sus más mínimos gestos de afecto, pero debía disimular, se sentía asfixiado por sus sentimientos pero aquellos cuestionamientos se esfumaron cuando vio caer aquel blanco uniforme al suelo. 

Levantó la vista y se topó con la imagen de Anna, de espaldas a él, dejando ver la sensualidad de su cuerpo en lencería, su silueta era remarcada por la tenue luz del sol de medio día que se esforzaba por atravesar las gruesas cortinas oscuras de la habitación.

Hazar acomodó su postura de asiento en la cama, ahora algo tenso por la excitación, aunque se lo había pedido no sabía si ella aceptaría conociendo su timidez.

**Escena extra en la versión sin censura **
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Aquella media mañana hicieron el amor de forma brutal, habían pasado a otro nivel, sin embargo la ternura y el amor sincero siempre estaban presentes entre ellos pues, cuando terminaban de hacer el amor, Anna tenía un gesto con él que las primeras veces lo sorprendió, pero luego lo sentía casi necesario y eso era un beso en la mejilla.
Así es, un simple y tierno beso en la mejilla, cómo aquel que le dio en su primera cita, un beso que no significaba deseo, un beso que demostraba afecto puro, con ese gesto Hazar sentía todo el amor honesto que esa joven tenía por él, y era ese tipo de cosas las que lo encadenaban a ella.

"Cuando me pediste sacarme la ropa me sentí una depravada, antes de conocerte jamás me creí capaz de algo así, pero tengo que admitir que lo disfruté mucho... saber que podía provocarte, a pesar de que tu eras el seductor, me hacía sentir mujer..."

Inesperadamente Hazar se quedó un rato dormido y al despertar se topó con la imagen de Anna probándose su pantalón.

- ¿Anna? ¿Qué haces?

- Oh! Me descubriste - sonrió - no pude resistir la curiosidad quería saber como se sentía usar pantalones. Los tuyos me quedan muy grandes pero es agradable, creo que me haré unos para mi - dijo risueña.

Hazar alzó una ceja y con un chasquido de sus dedos hizo desaparecer el pantalón del cuerpo de la joven, dejándola en ropa interior 

- ¡Hazar! - le reclamó.

- No me gusta la idea de que uses pantalones, te prefiero con falda.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque si usas pantalones no podría espiar debajo de tu falda - sonrió seductor - ocultar esas hermosas piernas es un crimen.

- Eres terrible - sonrió - Oh! Tengo que irme al café, ya casi es hora.

- ¿Te molesta si te espero? - respondió él desperezando su cuerpo.

- ¿De verdad? ¿Te quedarás todo el día conmigo? - se emocionó.

- Sí, hice los arreglos para que no noten mi ausencia, pero no quiero forzarte a interrumpir tu rutina, así que me quedaré contigo hasta la noche. Ya que no pudimos almorzar no estaría mal cenar juntos.

Anna terminaba de ponerse un vestido y dejó ver un brillo en sus ojos - Me encantaría, yo soy feliz al tenerte aquí... - dijo y se acercó para darle un suave beso - nos vemos luego - terminó, tomó su bolso y salió de prisa.

Hazar nuevamente quedó conmovido por su gesto, pasó las horas de espera dentro de esa casa leyendo los libros y fotografías familiares de la joven. Una vez más las inseguridades golpeaban su cabeza al ver aquellas imágenes de ella con sus padres, ¿Qué era lo que Anna esperaba de él? ¿Sólo un romance? ¿Hijos? ¿Matrimonio? ¿Una vida juntos? ¿Qué tanto podía ofrecerle a ella de todo eso? ¿Qué sentiría si le dijese que no podía darle nada de ello? ¿Se alejaría de él? ¿Dejaría de amarlo? No podía responder a nada de eso, tenía que hablar claramente con ella aunque sentía miedo de hacerlo, temía que al blanquear su situación la perdería para siempre y no quería soltarla, pero inevitablemente esa conversación tenía que darse, así que en cuanto se hizo la hora decidió ir por ella al trabajo y al acercarse se topó con una escena que llamó su atención.

- Buenas noches señorita Anna, la felicito por aprobar su examen el otro día - saludó un hombre de unos cuarenta años.

- Muchas gracias doctor Edmont.

- No olvide que la esperaré para realizar las prácticas profesionales que le ofrecí.

- Claro, estoy ansiosa, le agradezco la oportunidad.

- No hay que agradecer, lo hago porque veo talento en usted... - dijo y clavó sus ojos en ella - Nos vemos.

- Adiós Doctor - dijo por último ella y lo vío partir.

Ya alejado ese hombre, Hazar se acercó - ¿Quién era él? - preguntó.

- Oh! Hola Hazar, es el Doctor Edmont, es mi profesor, con él hicimos el examen y me ofreció hacer prácticas profesionales con él.

- No deberías pasar tiempo con él.

- ¿Por qué?

- Por la forma en que te mira, ese hombre te estaba desnudando con la mirada.

- ¿Qué dices Hazar? El doctor es un caballero, tiene esposa e hijos.

- Anna, soy hombre pero más soy Diablo, reconozco perfectamente la mirada lasciva en un sujeto y eso es lo que vi en él. Ese tipo tiene segundas intenciones contigo.

- Estás exagerando, no creo que sea así Hazar... 

- Lo digo en serio.

Ella tomó su brazo - Lo que pasa es que eres muy celoso - desestimó - ¿Nos vamos? - sonrió.

- Sí...

Lo que ninguno de los dos en ese momento podía imaginar es que estaba a punto de acontecer un evento que precipitaría todo en su relación...

"Sí te hubiese hecho caso en esa ocasión me hubiera evitado pasar por una de las experiencias más horribles de mi vida..."


Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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