El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Hazar - El diario de Anna : capítulo 6

Aquella noche, luego de ir por ella al trabajo la llevó a un acogedor restaurante cercano a cenar, sabía que Anna amaba ese lugar por lo pequeño pero cálido que era. Al salir de allí, iban de la mano cuando la joven notó que un grupo de tres señoritas miraban y reían a los lejos, sabía que era porque Hazar había llamado su atención y, celosa, soltó su mano para abrazar con fuerza el brazo derecho de él aprentándolo contra su pecho. El Diablo se dio cuenta de la situación y sonrió en silencio, era la primera vez que ella le demostraba celos y eso lo hacía feliz.

Continuaron su camino a casa en medio de una amena conversación hasta que él decidió revelar un dato de su vida de Diablo

- ¡¿Pueden tener varias esposas?! - se sorprendió Anna.

- Así es, es parte de nuestra cultura, sólo ellas pueden ser madres de nuestros hijos.

- Mmm eso no me agrada...

- ¿Qué pasa Anna? ¿Eres celosa? - sonrió Hazar.

- Claro que lo soy, no estoy de acuerdo con esa forma de pensar, no me gustaría compartirte...

El Diablo se sorprendió y ella continuó 

- ¿Qué sentirías si te dijese que voy a tener dos esposos más aparte de ti?

Hazar quedó en silencio, nunca se había planteado ese escenario - Los mataría, tú eres sólo para mí - respondió sonriente.

- Bueno, yo no sería tan extrema como tú, directamente preferiría no casarme.

- Eh? ¡¿Estás diciendo que serías capaz de rechazarme Anna?!

- Por supuesto, yo soy mujer de un sólo hombre y pretendo que él lo sea también.
A menos que me prometas que serás sólo mío no me casaría contigo - dijo con una pícara sonrisa y de repente una reflexión llegó a ella - Espera Hazar... ¿No eres casado verdad? - preguntó deteniéndose en el camino.

- ¿Qué? No, no estoy casado - se defendió.

- ¿Me dices la verdad? Porque mira que no me importa que seas un Príncipe Diablo, soy demasiado orgullosa para aceptar ser la amante de alguien...

- Te lo aseguro Anna, eres la única mujer en este momento en mi vida.

- ¿En este momento? ¿Qué significa eso?

- Bueno, yo, tuve una vida antes de conocerte, una vida un poco descontrolada pero... 

- ¿Des... controlada?...

Con cada palabra sentía que se enredaba más, la expresión inquisidora en el rostro de Anna lo ponía nervioso, sabía que si decía algo que no la convenciera sacaría a relucir su carácter y se enojaría de nuevo - Lo único que debes saber es que era la única ¿Entiendes? La única...

Esperaba que esa vaga respuesta fuese lo suficientemente convincente para aliviar la tensión del momento que pareció eterno hasta que ella le brindó una sonrisa y, haciendo puntas de pie, le dio un beso en la mejilla - Está bien Hazar, te creeré, mi amor desmedido por ti me obliga a hacerlo - dijo risueña y tomó su mano para continuar el camino.

Nuevamente esa palabra golpeaba su pecho, "amor", ella lo decía con tanta seguridad mientras que él no podía ni imaginar decirla en su mente, no se lo permitía.

Al llegar, Anna le ofreció una taza de café mientras él, ya regresando a su forma de Diablo, tomaba asiento en el sofá que estaba apenas entraba a la casa, iluminando la habitación sólo con la luz de un velador en la mesa pequeña al lado de este.
Cuando ella acercó con las tazas desde la cocina se topó con que Hazar observaba su álbum familiar.

- ¿Qué haces? - preguntó mientras le entregaba la taza.

- Sólo miraba tus fotos, espero no te moleste.

- No, para nada - sonrió tomando asiento a su lado - ¿Tenías curiosidad?

- Sí, un poco, quería ver como eras de pequeña. 

- ¿A sí? Entonces seguramente también viste a Crhis.

- ¿Qué?

- Sí - dijo y señaló una de mas fotografías en las que salía tomando la mano de un niño - ese es Crhis - sonrió.

- Vaya... - soltó y frunció el ceño - ya de pequeño era un atrevido contigo.

A ella se le escapó una carcajada - Fuimos vecinos de pequeños, jugábamos mucho juntos, luego tuvo que mudarse a otra casa un poco más lejos de aquí pero nunca dejamos de vernos pues asistíamos a la misma escuela y más tarde compartimos la vocación por la salud.

- Ya veo... - murmuró molesto.

- No seas celoso, ya te dije que es un amigo - insistió risueña dándole un beso en la mejilla para aliviar su expresión.

- Está bien, pero no quiero hablar más de él, me pone de mal humor - sentenció cerrando el álbum para dejarlo sobre la mesa junto con su taza.

- Bien - respondió ella y se puso de pie para dejar igualmente su taza en la mesa y, en cuanto lo hizo, Hazar la tomó con fuerza de la cadera y la sentó sobre su regazo

- ¡Ha-Hazar! - se sorprendió ella.

- Quiero hacerte el amor aquí mismo... - le susurró en el oído.

- ¿Ahora? ¿Aquí? Pero es la sala, es decir... ¿eso no se hace en la cama?...

Él sonrió - ¿Crees que mi deseo sólo se limita a estar cerca de una cama? - se burló.

- Bueno, yo... ¿fue un comentario muy tonto verdad?... - suspiró - disculpa si a veces sueno algo ingenua...

- Eso es lo que más me gusta de ti... tu inocencia me divierte... 

- Eso sonó muy pervertido de tu parte - se burló ella.

- Pero así te gusto ¿verdad? - murmuró mientras sutilmente le besaba el cuello dando inicio así una nueva ronda de pasión está vez en el sofá.

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Se sentía perdido, desesperado por su cuerpo, por abrazarla, amasarla, no quería soltarla, mientras sus sutiles gemidos invadían la habitación, hasta que en un momento, luego de terminar, el calor de sus cuerpos era casi insoportable, jamás se había sentido tan agitado en su vida pero aquella mujer, que él mismo había iniciado en la pasión del sexo, aceleraba su corazón hasta casi dejarlo sin aire, no necesitaba nada más.

- Siento mucho calor... - murmuró sonrojada ya sentándose en el sofá tapándose apenas con el vestido - iré a darme un baño - dijo y subió las escaleras.

Hazar terminaba de colocarse los pantalones cuando una idea cruzó su cabeza, subió silencioso la escalera y la sorprendió preparando la tina a punto de entrar en ella.

- ¿Hazar? ¿Qué pasó?

- Nada, yo también necesito un baño, y que mejor que hacerlo contigo - sonrió y le quitó el vestido.

- ¿Qué?...

- Vamos preciosa... terminemos este día maravilloso como debe ser... - propuso y ella aceptó.

Él entró primero a tina y tomó la mano de la joven para que hiciera lo propio sin resbalarse, así Hazar se dio a la tarea de lavar delicadamente la suave espalda de ella para luego seguir con su cabello.

- Me gusta tu cabello... creo que ha crecido un poco - murmuró masajeándolo.

- ¿Qué?

- Quiero decir que el cabello largo se te debe ver hermoso...

- ¿Tú crees? - sonrió.

- Sí... 

Estaba pleno con Anna, felíz, pero precisamente por esa felicidad que ella le brindaba a la vez se sentía miserable por no ser honesto, nuevamente los fantasmas de las dudas lo abrazaron, tenía que decirle la verdad, pero no encontraba la manera y la única forma que halló de iniciar la conversación fue preguntar 

- Anna... ¿Tú que esperás de la vida?

- ¿Eh? - giró apenas su cabeza para verlo.

- Es decir, ¿Qué quieres? ¿Un esposo? ¿Hijos? ¿Una familia propia?... 

"Cuando me preguntaste por aquello mi corazón se paralizó, me dije "¿Acaso él quiere todo eso conmigo? ¿Cómo hago para decirle que quizás no pueda ser? ¿Se decepcionará de mi?" Pero luego regresé a la realidad, de nada servía ilusionarme, así que decidí decir la verdad a medias..."

- Yo no espero nada de la vida, la vivo día a día, dejo que las cosas me sorprendan, como tu llegada - sonrió - Yo... tengo un cuerpo un poco débil para concebir hijos...

- ¿Qué?... - se sorprendió.

- Sí... por eso mis períodos son casi inexistentes... 

- ¿Períodos?... - murmuró hasta entender qué quería decir, no había caído en cuenta que lo que decía era verdad, pues Anna nunca puso excusas para la intimidad por ello.

- Pero el doctor me dijo que si algun día quería tenerlos sólo debía someterme a un régimen de vitaminas y hormonas y podría.

- Ya veo...

- Pero imagino que tú sí.

- ¿Qué?

- Me refiero a que tú debes tener muchos planes para tu vida, y me gustaría saber qué eres feliz aunque yo un día ya no formase parte de la misma...

- ¿Por qué dices eso?... suena como una despedida...

- Oh, No... lo digo porque... lo nuestro es prohibido... ¿verdad?...

Hazar sintió su sangre helarse ante ello y Anna continuó - Es decir... no podemos estar juntos de verdad... tu eres un diablo y yo una humana... nuestra relación no tiene futuro ¿No es así? Algún día se acabará... después de todo tu no podrías casarte conmigo ni nada de eso...¿Verdad?...

Él ni siquiera podía responder, jamás pasó por su cabeza que Anna viese las cosas de esa forma tan madura, resignada...

- Yo... puedo verme soñadora pero no soy estúpida...

- Jamás tendría un pensamiento tan irrespetuoso hacia a ti...

- No sé como funcionará el Infierno pero seguramente debes casarte con otra mujer o alguien de tu clase, de tu raza... ¿No es así?... 

- Bueno, yo...

- Aunque sé... que esto algún día se debe acabar... aún así soy mujer de un sólo hombre... por eso, el día que lo nuestro no pueda continuar, quiero que me lo hagas saber... de lo contrario te estaré esperando para amarme... ¿Está bien? - dijo y volteó a verlo - Después de todo por ahora soy tu novia ¿Verdad? - sonrió.

Hazar sintió un nudo en su garganta que le impidió hablar, en cambio tomó por la nuca a la joven y la acercó para besarla con desespero, era la unica forma que encontró para expresar en silencio "No te dejaría jamás, no quiero dejarte..."

" "Ámame hasta que esto deba terminar" era el grito en mi corazón aquella noche. Sí, aunque en esa oportunidad dije otra vez que el día que lo nuestro no pueda seguir me lo hicieras saber, la realidad es que creí que, si la enfermedad despertaba temprano, yo moriría antes de que esa despedida se diese... lo sé, fue un pensamiento muy egoísta, pero así me salió, porque creí que no podría soportar tu partida después de todo lo que le habías dado a mi triste vida... definitivamente prefería morir tomando tu mano que tener que decirte adiós porqué debías estar con otra mujer..."

- Hazar ¿Eres en parte un vampiro verdad?

- Sí.

- ¿Y nunca sentiste deseos de morderme?...

- No soy un vampiro ordinario, puedo controlar mi sed de sangre... pero además... no quiero marcar tu hermoso cuerpo Anna... si probase tu sangre estoy seguro que querría más y eso implicaría hacerte daño, soy incapaz de lastimarte, me basta con sentir tu aroma ...

- Oh, ya veo... eso es muy dulce de tu parte...- dijo tirándose hacía atrás recostando su cabeza en el pecho de él.

Hazar continuó frotando la esponja en ella y mientras lavaba su cuello pensaba "- Si la marco se volverá absolutamente mía, Pero si lo hago los demás vampiros se enterarán de su existencia, no puedo dejar que nadie la descubra... debo protegerla, ella es para mi, sólo mía... -" mientras inconscientemente la abrazaba con fuerza.

Al salir del agua procedió a secarla y vestirla con un cómodo camisón que ella solía usar para dormir, la llevó en brazos hasta la habitación para recostarla suavemente en su cama. 

- Lo siento preciosa pero ya debo irme - se disculpó arrodillandose a su lado en la cama - ya me he ausentado durante todo el día, tengo que ir y ver que toda esté en orden...

- Está bien... 

- Pero regresaré en cuanto pueda, te lo prometo.

- Te estaré esperando - sonrió.

Él se inclinó y le dio un último beso - Adiós Anna.

- Hasta pronto Hazar, te amo... - terminó por decir y se quedó dormida reconfortada por la caricia de él en su mejilla.

"Yo también" moría por gritar el Diablo pero eligió salir de la habitación en silencio con la promesa de regresar pronto para amarse mutuamente, no sin antes llevarse un recuerdo de aquel maravilloso día. 

¿Estaba bien que fuese así? Se preguntaba, aunque Anna hubiese aceptado la realidad de su relación ¿Estaba realmente bien continuar igual? ¿O se aprovechaba de la pureza de su corazón? Aún con esas dudas golpeando su cabeza decidió que no la dejaría, que no podía no verla, Anna era el aire que respiraba, lo que necesitaba para vivir.

Regresó al Infierno, extasíado por el amor de ella, y se dispuso a cumplir sus deberes lo más pronto posible y lograr conseguir tiempo libre para volver con Anna. Aún así le llevó dos días para regresar a su lado y, cuando finalmente lo consiguió, esperó dentro de la casa de la joven para darle una sorpresa en cuanto regresase.

Pero al abrirse la puerta un verdadero Infierno estaba a punto de desatarse en el corazón del Diablo...

La joven ingresó y, de forma nerviosa cerró la puerta con llave.

- Bienvenida preci- intentó saludarla desde su posición en en el sofá pero su imágen lo dejó sin habla, Anna tenía el uniforme con girones, su cabello alborotado y lágrimas en los ojos.

- Ha...zar... - murmuró casi sin aire sorprendida por su presencia, rápidamente subió las escaleras corriendo para ir directo al baño y en el mismo se encerró.

Cuando pudo reaccionar corrió tras ella pero Anna ya se había encerrado con seguro.

- ¡Anna! ¡¿Qué ocurre?! ¡Abre la puerta! 

- ¡Vete! - escuchó en su voz angustiada y el sonido del grifo cargando la tina.

- ¡Anna! ¡Me estoy volviendo loco! ¡Abre la puerta, dime qué pasó!

- ¡Vete! ¡No quiero que me veas! ¡Vete!

Hazar ya no pudo soportarlo y forzó la puerta, al entrar se encontró con Anna llorando dentro de la tina, mojándose por completo aún vestida, lavaba su rostro una y otra vez 

- ¡Anna! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Por qué estás así?! - preguntó arrodillandose a su lado.

- Tenías razón... - murmuró en sollozos.

- ¿Qué?...

- El Doctor... el Doctor Edmont...

- ¿Qué pasa con él?

- Él... se propaso conmigo...- confesó y el Diablo sintió como el fuego de la rabia ardía en su corazón empujándolo a comentar una locura...


Continuará...



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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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