Mientras Siry y Vittorio partían hacia el Reino de este, por su parte Bastian y los demás eran guiados por Kalir a un particular lugar...
- ¿Dónde estamos? - preguntó el pequeño.
- Ya lo verás - sonrió Kalir y se detuvo frente a la entrada a una cueva.
- Oh, no. Otra maldita cueva no. - se quejó Rustem - Si tenemos que pelear de nuevo ahora mismo me llevo a Bastian conmigo.
- Tranquilo, pajarito, no te preocupes - se burló su hermano - Vamos, enano, sígueme.
- ¡Sí! - respondió él y le siguió el paso a su loco tío.
Rustem soltó un suspiro y Ananya le dio un empujón - ¡Vamos, Rustem! Yo también quiero saber qué es - dijo entusiasmada, y este sin más opción entró.
Al principio se veía obscura, pero al ir avanzando, notaron un camino de antorchas clavadas en sus paredes.
- Oh... ¿Alguien vive aquí? - preguntó el pequeño.
- Por supuesto, te dije que te traería a conocer a alguien.
En eso, a lo lejos, pudieron divisar la figura de un fuerte hombre de espaldas, parecía estar ocupado con unos herrajes.
- ¡Ey! ¡Torett! ¡Hola! - saludó, efusivo, Kalir a lo lejos.
Aquel hombre, aún sin voltear, dio un suspiro al reconocer esa voz - Ash... no puede ser, este sujeto otra vez... - murmuró - ¡Príncipe Kalir! - continuó ya volteando a verlos - ¿A qué debo el honor de su visita esta vez? - deslizó con sarcasmo - Si está aquí para "jugar" otra vez con mis bestias debo decirle que no están disponibles para eso. Así que deberá medir fuerzas con alguien más. - dijo, acercándose al grupo, cruzando los brazos.
- Tranquilo, no vine por eso.
- ¿Quien es él? - insistió Bastian al ver al imponente hombre de piel morena y ojos dorados.
- Él es Torett, es el padre de Ondi, y un Domador de bestias.
- ¿El padre de Ondi? No lo sabía y ¿ella está aquí?
- No, está en el mar recolectando cosas para mi - respondió el Domador - ¿Y bien? ¿Qué es lo concretamente quieren?
- Queremos saber qué es esto - dijo el pequeño y enseñó el huevo en sus manos.
Torett abrió los ojos con asombro - ¡¿De dónde lo sacaste?! - preguntó.
- Estaba en una cueva, es una larga historia, la cuestión es que formaba parte del botín de un tesoro robado. - respondió Kalir.
- ¿Estaba solo? - insistió el domador.
- Sí, era el único, lo vi y lo traje conmigo - respondió el pequeño.
Torett sonrió - Bien, niño, lo que tienes allí es nada más y nada menos que el huevo de un dragón Silver.
- ¿El huevo de un dragón? ¿Así? ¿Tan pequeño? - preguntó con asombro Kalir.
- Así es, son extremadamente raros, es más, hace casi un siglo que no veo uno, pensé que estaban extintos.
- ¿Por qué son raros? - indagó Bastian.
- Porque sus escamas plateadas y los huevos que dan son tan valiosos como la Plata misma, viven en los lugares más inhóspitos del Infierno pues se adaptan a cualquier ambiente, tanto en el mar como en la tierra. Son reacios pero muy poderosos, y en la antigüedad sólo los clanes más ricos tenían acceso a ellos.
- Oh...
- Pero no sabemos cuanto tiempo tiene, quizás años, lo más probable es que el dragón dentro esté muerto ¿Verdad? - preguntó Rustem.
- Oh, no, estos dragones tienen una particularidad, pueden permanecer en letargo hasta que son despertados por un impulso mágico - respondió el Domador.
- ¿Quieres decir que...
- Se alimentan de magia, y sus huevos sólo nacen cuando sus madres tienen la magia suficiente para romperlos. ¿Qué dices, niño? ¿Te gustaría abrirlo?
- Oh! ¡Sí! ¡Sí! ¡Despiertalo! - se entusiasmó Bastian.
- ¿Seguro que esto es una buena idea?... - preguntó preocupado Rustem.
- No seas aguafiestas, mira lo emocionado que está el enano - sonrió Kalir y era verdad, la emoción no podía esconderse en los ojos del pequeño.
Torett tomó el huevo y una pluma con tinta magica, dibujó una marca en él y luego le dio un pequeño golpe recitando un hechizo. Aquel huevo comenzó a brillar y repentinamente se convirtió en un diminuto dragón plateado, tan pequeño que cabía en la palma de su mano.
- ¡Ahh! - exclamó Ananya - ¡Es demasiado lindo!
- Wow... de verdad es pequeño - continuó Bastian.
- Es pequeño porque crecen a medida que van absorbiendo magia de sus madres hasta que son lo suficientemente adultos para generar la propia - explicó.
Bastian acarició con su dedo índice la pequeña cabeza del dragón que lo miraba con sus somnolientos ojos rojos mientras permanecía sentado sobre sus patas traseras - ¿Y qué come?
- Cualquier cosa que se le enseñe, son criaturas de costumbre, se adaptan a su ambiente.
- Oh... que digas que puede comer cualquier cosa se oye peligroso... - deslizó Rustem.
- En manos equivocadas sí, pero sin una fuente de magia que lo alimente irremediablemente morirá.
- ¿Qué?... - se preocupó el niño.
- Es así, la magia de sus madres es lo que les provee fuerza física, así desarrollan su sentidos. Si sólo metes comida a su boca no será suficiente pues su cuerpo débil no la procesará.
- ¡Oh, no! No puede morirse ¿No hay nada que podamos hacer? - indagó Ananya.
- De hecho si lo hay - sonrió Torett - Niño, ¿Te interesa que el dragón viva?
- ¡Sí! - dijo seguro.
- Entonces, ¿Estarías dispuesto a ser su fuente de alimento mágico?
- ¿Eh? ¿Cómo es eso?
- Alto, alto - intervino Kalir - ¿Es como lo que hace Salomón con Ondi? ¿Darle sangre cada mes?
- No, esto es diferente, es sólo esencia mágica. Lo de Salomón y Ondi se dio así porque él la dotó para sanarla con una gran cantidad de su sangre y terminó transformándola en un ser que depende de ella. Este dragón, en cambio, sólo se alimentará de tu esencia mágica hasta que madure para generar la propia. Así que a lo sumo sentirás un poco de sueño o cansancio algunos días.
- ¿Y por qué él? - preguntó Rustem - ¿Por qué no Kalir que fue el de la idea?
- ¡Oye!
- Porque el dragón es pequeño, el niño es pequeño, es perfecto. A medida que el niño desarrolle sus poderes el dragón crecerá a la par, es lo ideal en esta situación.
- Ohh, suena razonable - agregó Ananya.
- ¿Y bien? ¿Qué harán? - insistió Torett.
- Oh... no quiero que muera... pero no puedo llevarlo a casa conmigo, vivo en el mundo humano...
- No te preocupes por eso, el pacto se conservará aunque estén lejos. Me ofrezco a domarlo por ti, después de todo, no he tenido el placer de tratar con una de estas valiosas bestias, será bueno para estudiarla.
- ¡Genial! Entonces sí - sonrió - ¿Qué tengo que hacer?
- Dejarte morder por ella.
- ¿Qué? - dijo Rustem.
- ¿Estás dispuesto? Sólo es una mordida insignificante.
- ¡De acuerdo! - dijo y Torett procedió a dibujar en su ante brazo un símbolo con tinta mágica.
- Bien, ahora debe morderte ahí - señaló la marca.
- Vamos, enano, deja que te muerda - lo alentó Kalir.
- ¡No! ¡Espera Basti- - intentó detenerlo Rustem pero antes de que pudiese decir más el pequeño dragón clavó sus colmillos en el brazo de Bastian.
El niño apenas se quejó, pero cuando el dragón se soltó ni un poco de sangre escapó, la marca escrita por el Domador desapareció, no así las marcas de la mordida.
- ¡No! - exclamó Rustem - ¡Le dejó una marca!
- Ya no seas llorón, cuando regresemos Firinea lo sanará - agregó su hermano.
- Lamento decirles que esa marca no desaparecerá, es la firma de su pacto - dijo Torett.
- Bueno, ya qué - soltó Kalir restándole importancia.
- ¡No! ¡Lo sabía! ¡¿Qué rayos le voy a decir a Noré si pregunta?!
- Dile que lo mordió un dragón ¿Qué más?
- Eres un demente, no tienes idea de cuanto te odio en este momento, Kalir...
- Yo también te quiero, hermanito - sonrió burlón.
- ¿Eso es todo? - preguntó Bastian.
- Sí, con eso es suficiente - respondió Torett. Enseguida, el pequeño dragón terminó por despertar y comenzó a agitar sus alas elevándose en el aire - ¿Lo ves?, tu magia ya le dio energía a su cuerp- - intentó decir pero, sorpresivamente, el dragón comenzó a crecer más y más - ¡Alejensé! - gritó el Domador y todos retrocedieron ante la inminente caída al suelo de la bestia.
Los ojos de todos se posaron, absortos, sobre él. El dragón olfateó en el aire y dirigió su feroz mirada al pequeño Diablo. Bastian apreció que aquel diminuto ser ahora era tres veces más grande que él, la bestia se acercó lentamente y pasó su lengua, cual perro, por la cara del niño, demostrando que no era para nada amenazante.
- Pero... ¡¿Qué rayos pasó?! - gritó Torett sorprendido - ¡Niño! ¡¿Quién eres tú?!
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Es hijo de mi hermano Noré, un descendiente de Cancerberos - respondió Kalir.
- ¡¿De Cancerberos?! ¡¿Por qué no me lo dijeron antes?!
- ¿Cuál es el problema?
- ¿Qué cuál es el problema? ¡Ese es el problema! - dijo señalando al dragón - pensé que por ser un niño no tendría tanto poder mágico y así el dragón crecería despacio, pero al ser portador de semejante descendencia, su caudal de magia provocó que el dragón creciese de forma desmedida. ¡Míralo! ¡Es un bebé en el cuerpo de un adulto joven! - dijo y el dragón comenzó a sacudir su cola en señal de alegría, pero con tal fuerza que todo retumbaba - Esto es una locura, los dragones bebés que he tratado a lo sumo han tenido el tamaño de este niño, pero nunca uno tan grande. Llévatelo de aquí - sentenció.
- ¡Oye! Dijiste que lo domarías - le reclamó Kalir.
- Y lo haré, pero no aquí dentro, no voy a dejar que destruya mi lugar de trabajo. Así que saquenlo de aquí y lo entrenaré donde sea que lo tengan - insistió Torett y los diablos no tuvieron más opción que sacar al dragón de la cueva del Domador.
Bastian buscó llamar su atención mediante juegos y, cual cachorro, la bestia lo siguió hasta la salida.
Ya una vez fuera, Torett insistió - Vaya... eso estuvo cerca. Definitivamente no esperaba esto...
- Entonces ¿No puedes tenerlo aquí? - preguntó el pequeño subido al lomo del dragón.
- Me gustaría pero, si bien los dragones tienen una esencia de hermandad entre sí, también son territoriales. Pueden tolerar a un bebé pero uno de estas dimensiones lo dudó. Se sentirán invadidos en su espacio, fastidiados, y ocasionará muchos conflictos...
- Oh...
- Sin embargo es una bestia magnífica - dijo admirando sus plateadas escamas y fuerte porte en el exterior - Sería un desperdicio no poder aprender de ella... así que les propongo lo siguiente. Tenganla bajo su cuidado y yo iré a entrenarla.
- ¿De verdad? Oh... debería preguntarle a papá si puedo tenerlo en su Reino.
- No, no, definitivamente no - dijo Rustem - Si tu padre se entera de que hiciste un pacto con un dragón bajo mi cuidado me matará...
- Oh... ¿Entonces? ¿Qué hacemos?
- Entonces que se quede en mi Palacio - intervino Kalir.
- ¡¿Qué?! ¡¿En serio?!
- Sí, ya que parece que cierta persona le tiene miedo al perro - deslizó sarcástico hacia Rustem - entonces déjalo aquí y ven a verlo cuando quieras - propuso con una clara intención de pasar más tiempo con Bastian.
- ¡Sí! ¡Gracias! ¿Escuchaste eso, Silver? Te quedarás a vivir con Kalir - le dijo al dragón mientras acariciaba su lomo.
- ¿Silver? ¿Ese es su nombre? Ponle un nombre más original, enano.
- A mi me gusta, suena fuerte - se defendió y una pregunta surgió en él - Oh! Si se alimenta de mi magia ¿Quiere decir que si me hago más fuerte se hará más grande aún?
- Oh, de eso puedes estar seguro, aún le falta crecer... - respondió Torett.
- Wow... genial - se emocionó el pequeño.
- Que increíble, Bastian yo también quisiera uno - sonrió Ananya.
- ¿Qué acaso soy el único al que todo esto le parece una locura? - comentó Rustem.
- Tú lo que eres es un amargado, deja al enano disfrutar de su mascota.
- ¡¿Mascota?! ¡Un perro, un gato o canario es una mascota! ¡No un dragón de casi dos metros!
- Ya cállate y vámonos - dijo Kalir - Adelante, enano, dile a tu bestia que se mueva.
- Sí - dijo y se bajó de la bestia - Anda, Silver, camina. ¡Sigueme! - le ordenó caminando delante de él y el dragón obedeció avanzando sobre sus dos enormes y pesadas patas traseras.
De esa manera, Torett los vio partir, pero de la misma manera, Firinea y Ratjá, que estaban en los jardines del Palacio, observaron como el particular grupo se acercaba con un nuevo integrante.
- Kalir... - murmuró la sirena - ¿Qué significa esto?
- Es la mascota del enano.
- ¿A eso llamas tú una mascota? Es inmenso... no me digan que eso es lo que estaba dentro del huevo.
- ¡Sí! Creció así porque se alimenta de mi magia - sonrió orgulloso Bastian.
- Oh... ahora entiendo porque es tan grande. ¿Y qué harán con él?
- Kalir dijo que se puede quedar aquí.
- ¡¿Aquí?! - se sorprendió ella y clavó sus ojos en el Diablo buscando una explicación.
- No me mires así, Firinea, hazlo por el enano. El perro no le dejará tener al dragón en su Reino y Torett prometió venir a entrenarlo. Así que sólo será cuestión de tiempo para que sea una bestia obediente - insistió para convencerla, con su mejor sonrisa.
Ella dio un pequeño suspiro y respondió - Está bien, si me lo pides con esa cara no puedo negarte nada.
Kalir se acercó a Bastian y le susurró - ¿Lo ves? Te lo dije, está loca por mi - presumió.
- Sí, definitivamente te quiere mucho - dijo y soltó un bostezo.
- ¿Estás bien, Bastian? - preguntó Rustem.
- Sí, es sólo que de repente sentí mucho sueño...
- Debe ser producto de tu pacto con el dragón, recuerda que Torett dijo que habría días en los que te sentirías más cansado. Además no has dormido en casi un día y medio... - comentó Ananya.
- Así es, ya recibimos el mensaje de Vittorio en la joya con luz azul, lo que significa que Siry está con él. Ya podemos regresar, debes descansar antes de ver a tu padre - continuó Rustem.
- Está bien - dijo y se abrazó a la barriga del dragón - Adiós, Silver, prometo que vendré pronto a verte - y este respondió con una lamida - Adiós, tía Firinea, gracias por dejar que Silver se quede.
- No es nada, será un placer tenerlo aquí.
Por último se acercó a Kalir y levantó la vista para mirarlo directamente - Gracias por todo, Kalir, de verdad me divertí mucho, fue una gran aventura. Eres en verdad genial - sonrió y extendió su puño para chocarlo con el de él.
Kalir se sorprendió por su expresión sincera y correspondió chocando su puño en señal de complicidad - De nada, enano, yo también me divertí. Eres un buen compañero.
- Quizás la próxima vez podamos llevar a Silver con nosotros en una misión. ¡Sería genial! ¿No crees?
- Ja, ja! Sí, me parece una gran idea - continuó ya cepillando su cabeza.
- Bueno, bueno, ya, es hora de irnos - dijo, algo celoso, Rustem y cargó al niño en sus brazos.
Kalir sonrió con burla - Tranquilo hermanito, no estés celoso, algún día serás un tío tan genial como yo.
- Ya cállate.
- Oh! - intervino Ananya - casi lo olvido - dijo y se acercó a Firinea - Vendrás a mi boda ¿Verdad? Por favor, di que sí.
- ¿Qué? Pero yo no puedo salir del Reino a voluntad, necesitaré gastar una perla de aire de mar para poder ir...
- Por favor Firinea, te daré lo que quieras, soy capaz de saquear la bóveda del Clan y darte el tesoro que me pidas con tal de que vengas... nada me haría más feliz que la Reina Sirena esté en mi fiesta.
- Ananya... ¿Cómo puedes ofrecer cosas que no son tuyas? - preguntó Rustem.
- Oh, eso se oye tentador. Vamos, Firinea, pide un tesoro para mi - aprovechó Kalir.
- No, Kalir, comportate - lo reprendió - Está bien, no suelo ir a los eventos externos al Reino porque las perlas de aire son muy valiosas y exclusivas. Pero supongo que puedo hacer una excepción esta vez por ser la boda del pequeño Rustem. Casi es el último de la familia en casarse.
- ¿Eso es un sí?
- Sí - sonrió.
- ¡Sííí! ¡Muchas gracias! Te prometo que serás recibida con todos los honores.
- No, no, eso no es necesario - dijo apenada - No me gusta llamar la atención...
- Eso es inevitable, Firinea, siempre llamas la atención con tu belleza - dijo Kalir parándose a su lado.
- Oww... insisto en que es muy lindo como tu hermano presume a su esposa.
- Ya, ya, vamos Ananya. Bastian ya se durmió - dijo enseñando al pequeño durmiendo en sus brazos - Adiós Firinea, gracias por aceptar ir a nuestra boda, y tú - dijo mirando a su hermano - ve si tienes ganas, no eres indispensable.
- ¡¿Qué dijiste?! Eres un irrespetuoso, ni creas que voy a dejar a mi esposa sola en una fiesta así. Claro que estaré allí, y te opacaré con mi presencia - se burló.
- Si, como digas - terminó y se lanzó en vuelo para ir al encuentro de Vittorio y Siry.
- ¡Adiós! Los estaré esperando - sonrió Ananya y le siguió el paso.
El Diablo, la sirena y el sirviente - quedaron admirando su partida y un dejo de melancolía quedó en Kalir.
- Te cayó bien Bastian ¿Verdad? - preguntó Firinea sonriendo.
- Sí, fue extrañamente divertido. Sabes... estuve pensando que quizás no sea tan malo tener hijos... - soltó él.
- ¿Eh? - se sorprendió ella - ¿Lo estás diciendo en serio?
- Sí, me preocupaba no ser un buen padre pero de hecho creo que no lo hice tan mal ¿No? A él también le caí bien, dijo que era genial - comenzó a entusiasmarse.
- Bueno, sí, se divirtieron, pero también hay otras cosas que...
- Dime Firinea ¿Cuantos hijos puedes tener de una sola vez?
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué me preguntas eso?!
- Sólo dime ¿uno, dos, tres quizás?
- Bueno, no lo sé, depende de muchos factores y...
- Bueno, no importa, me conformo con uno para empezar - dijo y la cargó sobre su hombro cual costal.
- ¿Qué? ¿Qué estás haciendo?
- ¿Cómo que qué hago? Vamos a hacer un hijo - sonrió.
- ¡¿Qué?! ¡¿Ahora mismo?!
- Sí ¿tienes alguna objeción?
- No - sonrió - ninguna.
- Bien, vamos entonces - dijo y comenzó a caminar hacia dentro del Palacio - Ratjá, encargate del dragón.
- ¿Qué? ¿Qué yo qué? ¡Pero Señor! - intentó decir el sirviente en vano.
- Adiós Ratjá - sonrió divertida Firinea mientras veía el rostro pasmado de él.
Ratjá volvió la vista hacia el dragón que también lo observaba agitando su gruesa cola, un suspiro escapó de él - Bueno... un problema se acaba y otro comienza... pero al menos atender al dragón será más fácil que soportar las peleas que tenían los señores por los hijos... ¿No es así, Silver? No tienes idea de adonde haz venido a parar pero... Bienvenido a la familia de los Diablos - sonrió mientras acariciaba gentil la cabeza de la bestia.
Así finalmente la odisea de los pequeños perdidos había llegado a su fin, Vittorio dejó que ambos niños descansaran en su Palacio y estos durmieron todo el resto del día, despertandose al siguiente para asearse y regresar impecables al lado de sus padres.
Todos quedaron de acuerdo en que no dirían nada de lo sucedido, Noré notó las marcas de mordida en el brazo de Bastian pero él se excusó diciendo que una lagartija del Infierno lo había mordido por accidente, para su suerte Noré desconocía sobre las marcas por los pactos con bestias.
Por su parte, Siry, escondió celosamente la preciada caja de cristal en su habitación, aun no sabía como contarle a su madre sobre lo ocurrido con Hazar, pero aquella verdad duraría poco tiempo oculta...
A los dos días de regresar, Anaciel encontró la caja mientras limpiaba la habitación de sus hijos - ¿Y esto? - murmuró sorprendida por lo bella que era, abrió lentamente la tapa y la música escapó de ella, una expresión de asombró se plasmó en su rostro al ver que dentro de la misma había un anillo de compromiso - ¿Qué... es esto?...
En eso, la puerta de la habitación se abrió, era Siry que regresaba de jugar en el jardín - ¿Mamá?...
- Siry... ¿Qué es esto?...
La pequeña entró, cerró la puerta y respondió - Es un regalo del tío Hazar...
- ¿Qué?...
De ese modo la niña se dispuso a contarle a su madre toda la verdad tras la presencia de aquella misteriosa caja en su habitación - ... y por eso está aquí. El tío me la dio para que la cuidase, es muy valiosa para él, pues era un regalo para su novia que se fue... le iba a pedir que se casara con él con este anillo.
- Ya veo...
- ¿Estás enojada porque quise ir a conocer al tío Hazar?...
- No, ¿Por qué lo estaría? Para eso te eduqué, mi princesa, para que veas corazones más allá de gestos tristes y duros... - acarició su cabeza y una lágrima repentinamente rodó por su mejilla.
- Mamá ¿Por qué lloras?... ¿te pareció muy triste?
- No... más bien... creo que alguien está feliz de saber esta verdad... - sonrió, y estaba en lo cierto, aquella caja había llegado donde debía y eso motivó a la consciencia de Anna a visitar los sueños de alguien esa noche...
- ¿Dónde estoy?... ¿Por qué todo es tan blanco?... - preguntó Hazar al verse solo en un espacio lleno de luz, comenzó a caminar buscando una salida pero un abrazo por detrás lo detuvo.
- ¿Otra vez te irás sin despedirte?... - murmuró una voz detrás de él.
El Diablo se paralizó al reconocerla - No... puede ser... - dijo y volteó hacia atrás - Anna... - suspiró al ver a la pequeña joven que lo abrazaba.
- Hola... Hazar - sonrió ella.
- No... no puedo creerlo... esto es...
- Un sueño... - dijo Anna - Sí, estoy en tu sueño...
- Después de tanto tiempo... ¿Por qué?...
- Porque recibí tu mensaje...
- ¿Mensaje?...
- La caja de música.
- ¿La caja?...
- Gracias por no olvidarla... me hizo muy feliz saber tus verdaderas intenciones... tus sentimientos...
- Anna...
- Así que ahora decidí ser yo quien terminase con nuestra deuda pendiente... la despedida que nunca tuvimos...
- ¿Despedida?
Ella se elevó en puntas de pie y le dio un tierno beso en los labios, Hazar parecía desarmarse ante esa sensación, sabía que era un sueño sin embargo lo sentía tan real.
- Así es como debió ser aquella noche que te fuiste... - sonrió ella al separarse.
- Anna... necesito saberlo... ¿Te volveré a ver?... ¿Tendremos otra oportunidad?..
La joven lo negó con su cabeza - Hazar... ni siquiera yo sé que pasará al final de esta vida... quizás ya no regrese jamás... Nunca quise esto para ti, lo sabes... No te detengas a esperarme, quiero que vivas, que seas feliz...
- No puedo ser feliz sin ti... no puedo olvidarte...
- Entonces no me olvides... siempre formaré parte de tu vida, pero también permite que otras personas sean parte de ella... no te cierres, vive...
Él la abrazó con fuerza - Te amo Anna... hace años que tengo estas palabras atoradas en mi pecho quemandome... te amo... siempre lo hice...
- Yo también... Hazar... - dijo ella correspondiéndolo.
Hazar tomó su rostro y nuevamente la besó reteniendo ese momento deseando que fuese eterno, hasta que pudo sentir como su figura lentamente se desvanecía de sus manos
"Adiós... Hazar..."
Fue lo último que escuchó antes de despertar. Se sentó en su cama y mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla murmuró - Adiós... Anna...
Bajó lentamente las escaleras, acomodando el cuello de su saco, y tomó asiento en aquel sillón frente al ventanal que daba al jardín en la sala principal.
Al verlo, Thurksen, se acercó con su café dispuesto a servirle el desayuno.
- Buenos dias, Señor Hazar. ¿Cómo se siente el día de hoy? - preguntó preocupado ya que, luego de que Siry se fue, el Diablo había mostrado cierto mal humor, pero ahora se veía diferente, con un semblante calmo en él.
Hazar tomó amablemente la taza y respondió - Bien, Thurksen, por primera vez, en mucho tiempo, me siento... bien... - sonrió tranquilo.
Tres días después, el gran momento había llegado, la tan esperada boda entre el Séptimo Príncipe del Infierno y la princesa de los Grifos estaba a punto de celebrarse. En el Reino del orgullo el ambiente estaba revolucionado, ya que era la primera vez que las puertas de aquella sagrada tierra se abrirían para dejar entrar a toda la familia de los Diablos.
El Rey del Infierno junto a sus esposas e sus hijos, con excepción de Hazar, se hizo presente. Salomón y Kalir asistieron con sus mujeres, en tanto que las de Vittorio y Noré quedaron en la casa de este último, haciéndose compañía mutuamente, pero sin duda la figura atrayente era Firinea. La inusual participación de la Reina Sirena en un evento, fuera de su propio Reino, era el comentario de la noche y los Grifos, como grandes admiradores de las mujeres poderosas, no evitaban admirar su paso.
- Kalir... siento mucha pena... todos me están mirando... - murmuró mientas iba del brazo de su esposo.
- Ja, ja! Tendrás que acostumbrarte, Firinea, eres alguien muy popular, todo el infierno sabe sobre ti. Así que no puedo estar más que orgulloso de que seas mi mujer.
- Kalir... - suspiró, pero enseguida su pena se esfumó al ver a sus cuñados - ¡Noré! ¡Vittorio! Que gusto verlos... ha pasado tanto tiempo desde la última vez.
- Hola Firinea, es verdad, pero ya te imaginarás porque no vamos a verte, culpa del maníaco que tienes como esposo... - dijo Vittorio.
- ¿Ya vas a empezar? Maldito cíclope.
- Por cierto, me enteré que te casaste y que vas a ser padre, felicidades - agregó Firinea.
- Gracias.
- ¡¿Qué?! ¿Tú también vas a ser padre?
- Sí.
- ¿Y dónde está tu esposa?
- ¿Eres estúpido? ¿Qué no recuerdas que Zafira es humana? Es obvio que no puede estar aquí.
- Kalir, ¿Si quiera tienes idea de la vida de tus hermanos? - preguntó Firinea.
- Entonces ¡¿Quiere decir que el cíclope también nos lleva ventaja con los hijos?!
- ¿Si sabes que no es una competencia verdad? - agregó Noré.
- Ja! Y tú deberías estarme agradecido - lo señaló.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque en un sólo día adelante años de trabajo para ti - dijo refiriéndose a Bastian.
- ¿Pero de qué rayos estás hablando? - preguntó al desconocer lo sucedido.
- Estoy hablando de- intentó decir pero enseguida Vittorio le dio un golpe en las costillas para callarlo.
- No le prestes atención, ya sabes que está demente, mira, ya está por comenzar la ceremonia - dijo su hermano empujando a Noré al templo.
- Maldito cíclope, me las vas a pagar - murmuró Kalir recuperando el aire.
La ceremonia dio inicio, Ananya llevaba una hermoso vestido blanco abierto en su espalda para lucir sus alas, en tanto que Rustem también hacía juego con ropa blanca tradicional del Clan Grifo ya que había decidido respetar los ritos de estos, y todo ello acompañados por los adorables gemelos que asistieron a los novios de manera perfecta.
Mientras tanto, en otra lugar...
- Dime Thurksen, ¿Qué tan cierto es lo que dijo mi madre sobre el asunto del Clan? - preguntó Hazar revisando unos papeles en la sala principal.
- Me temo que todo lo que dijo es verdad, Señor. Ha pasado tanto tiempo sin noticias de un heredero que las malas lenguas están trazando su propio camino para hacerse del poder de este.
- Ya veo...
- Su madre piensa que al menos anunciando su matrimonio con alguna vampiresa, los rumores se disiparán y la estabilidad volverá.
- Entiendo, quieren empujarme a toda costa a casarme con esa bruja... Puedes retirarte Thurksen.
- Sí señor - dijo este y regreso a sus deberes.
El Diablo quedó mirando los papeles y, en eso, Lussía lo sorprendió colocando un arreglo floral sobre la mesa, pero no uno cualquiera, este estaba hecho con las veinte rosas que Siry había creado con su magia.
- ¿Y eso? - preguntó refiriéndose al adorno - ¿Son las rosas que Siry hizo?
- Así es, amo, por alguna razón no se marchitan, así que decidí hacer este arreglo. Me gusta mirarlas porque me recuerdan a la princesa... - sonrió ella - espero no le moleste mi atrevimiento de colocarlo aquí.
- Para nada, estoy de acuerdo - murmuró y pensó en lo dulce que había sido el gesto de ella al no deshacerse de las flores de la niña y conservarlas de esa forma. De repente una atrevida idea pasó por la mente de Hazar, se puso de pie frente a ella y la nombró - Lussía.
- ¿Si?
- ¿Serías capaz de casarte conmigo?
- ¿Qué?...
- Pregunto si estarías dispuesta a casarte conmigo para salvarme de un destino desgraciado al lado de una mujer que detesto...
Ella lo miró un momento y serena respondió - Si me lo plantea de ese modo le diría que mi respuesta es no.
- ¿Qué? - se sorprendió - ¿Por qué? ¿No me digas que tú también piensas que soy un viejo?...
- ¿Qué? Yo no he dicho eso, Señor Hazar.
- ¿Entonces? ¿Por qué me rechazas?
- Porque usted mismo lo está diciendo, quiere salvarse de un futuro desgraciado al lado de alguien que no ama... y es lo mismo para mi, usted no me ama ¿No es así?
- Bueno... yo...
- Usted es un gran hombre, Señor Hazar, ya sufrió mucho, merece casarse con una mujer que ame de verdad. Sólo necesita un poco de tiempo para buscarla y encontrarla. Mientras tanto yo estaré aquí, fiel a su lado, cumpliendo sus órdenes sin cuestionar.
- ¿Y si te ordenase que te casaras conmigo? - deslizó atrevido.
- ¿Sería capaz de forzarme a casarme con usted? - re trucó con sus palabras.
Él quedó sin habla ante ello - No... - respondió algo tímido.
- Eso pensé - sonrió y encaró la puerta - Ah! Y no creo para nada que sea un viejo, Señor Hazar, usted sigue siendo un hombre muy guapo - terminó por decir y se retiró al jardín.
El Diablo quedó pensando al respecto, se sintió estúpidamente egoísta por haberle propuesto matrimonio de esa manera a una jovencita que le mostraba afecto sincero, pero igualmente no pudo evitar sonreír al saber que ella no lo consideraba un viejo.
Lussía lo observó desde el jardín a través de la ventana, tratando de calmar su corazón agitado por semejante propuesta - Señor Hazar... me encantaría poder decirle que sí y ayudarlo... pero créame que soy la menos indicada para ello... No me queda mucho tiempo aquí antes de que la Luna Roja dejé al descubierto la otra parte que desconoce de mi... así que me iré antes de que eso suceda. No podría soportar que me rechace al igual que todos los demás... pero atesoraré cada momento que pueda, por ahora, junto a usted... hasta que ese momento llegue... - dijo para sí, tratando de regresar a sus ocupaciones.
De regreso en la boda...
La ceremonia había llegado a su fin, dando paso así a la celebración.
Todo era risas y diversión, los adultos bailaban mientras que Bastian aprovechaba para contarle a Aronis sobre su inusual mascota, obviando los detalles de su aventura con Kalir.
- ¿Tienes un dragón? - se sorprendió este.
- Sí, es un bebé pero enorme, se llama Silver.
- Increíble. No creo que mi padre me dejase tener un dragón aún a mi edad.
- El mío tampoco, pero Kalir me deja tenerlo en su Reino, así que es un secreto. Esta es la marca de nuestro pacto - dijo y enseñó la mordida.
- Impresionante.
- ¡Chicos! - se acercó Siry.
- Hola Siry, ¿Pudiste librarte del abuelo?
- Sí, me gusta que sea cariñoso pero su barba me pica - dijo frotando sus mejillas.
- Ja, ja, es verdad. Entonces vamos a baila- intentó decir Aronis pero una voz lo interrumpió.
- ¡Siry! - era Caled, acercándose corriendo.
- Hola Caled - sonrió ella.
- ¿Estás bien? Me quedé muy preocupado por lo que pasó... te busqué por todas partes... supe que regresaste pero no pude verte hasta ahora...
- ¿Preocupado? ¿Por qué? ¿Te sucedió algo Siry? - preguntó Aronis.
- Es que- quizo explicar Caled pero Siry se apresuró y le tapó la boca con ambas manos para callarlo.
- No, Caled - susurró - Aronis no puede saber nada sino el tío Rustem tendrá problemas....
- Oh... ya entiendo.
- ¿Qué? ¿Qué pasó? - insistió.
- Nada - dijo ella - es un secreto - sonrió la pequeña.
- ¿Un secreto? ¿Y ni siquiera a mi me lo puedes decir?
- No - se impuso el niño - Porque es un secreto entre ella y yo - presumió.
Aronis frunció el ceño ante tal afirmación.
- Te ves muy bonita Siry... ¿Quieres... bailar conmigo? - le propuso Caled tratando de tomar su mano, pero antes de que ella pudiese responder Aronis intervino.
- No - dijo determinante - Ella iba a bailar conmigo primero.
- ¿Qué? ¿Por qué? - preguntó Caled.
- Porque sí.
- ¿Ah? ¿Qué clase de respuesta es esa? ¿Por qué no dejas que ella decida?
- Es la princesa de la familia, debo cuidar de que no baile con cualquiera que se lo pida.
- ¿Ah? ¿Me dijiste cualquiera? ¿Quién te crees que eres? ¿Su novio?
- No es asunto tuyo.
- Oigan, tranquilos ¿Por qué se están peleando?- intervino Bastian.
- Reacciona, enano, se están peleando por tu hermana - se acercó Kalir.
- ¿Qué? ¿Por Siry? ¿Por qué?
- ¿Necesitas que te haga un dibujo?
- Ahh, que tiernos, su primera pelea por amor - añadió Ananya.
- Es cierto - dijo Petra acercándose - aunque ya sabemos quien ganará - sonrió.
- Sí. Estás hablando de Caled ¿Verdad?
- ¿Qué? No, hablo de mi hijo Aronis. Él será el esposo de Siry en el futuro.
- ¿Qué? Pero... son primos.
- Medios primos - excusó Petra - además Siry es la primera Diabla, es justo que se proteja el linaje de la familia casándose entre sí. Entonces su hijo será un Diablo puro como su abuelo - añadió orgullosa.
- No estoy de acuerdo. Pienso que el mejor partido para Siry es Caled, ya que será el futuro líder del Clan Grifo.
- Aronis es el heredero de uno de los demonios más poderosos del Infierno, el imponente Minotauro.
- Aún así Caled tendrá bajo su poder cientos de tesoros sagrados, en cuanto aprenda a utilizarlos será imparable. Además esa complicidad que demuestran con Siry es un claro gesto de amor a primera vista.
- Si es por eso Aronis lleva más tiempo de conocerla, lo justo sería que fuese para él.
- ¿Qué? Eso no tiene sentido.
- Para mi sí - insistió Petra y la discusión entre ambas se intensificó.
- ¿Qué está pasando allí? - preguntó Noré al verlas a lo lejos.
- Nada, no te preocupes. Ven, quiero preguntarte algunas cosas...- dijo Vittorio buscando desviar su atención de aquel conflicto.
- Loxur, haz algo, esto se está poniendo peor... - le pidió Rustem.
- Ven Petra, vamos a bailar, mi amor.
- No quiero bailar, quiero resolver esto ahora mismo.
- Ananya calmate, la fiesta sigue.
- No habrá más fiesta hasta que esto se decida. Tú estás de acuerdo conmigo ¿Verdad? Caled es ideal para Siry.
- No, Aronis lo es - insistían en pelear tanto ellas como los niños, ignorando así la presencia de un pequeño más en la fiesta....
- Princesa Siry - se acercó a ella, que había quedado a un lado viendo el conflicto - Soy Ratzi, es un placer conocerla.
La niña quedó impresionada por sus particulares rasgos, piel morena, ojos dorados y cabello profundamente negro algo desarreglado.
- ¿Me haría el honor de bailar conmigo? - preguntó cortésmente ofreciendo su mano.
- S-Sí - respondió ella tímida, apenas sonrojada, y se dispusieron a bailar en el centro del salón.
- Bueno, ya dejen de pelear - intervino Salomón - Al final de cuentas ninguno de ustedes ganó - dijo y señaló a la pequeña pareja.
- ¿Y ese niño quien es? Nunca lo había visto antes - dijo Rustem.
- Es el hermano de Ondi, Ratzi. Es el hijo biológico de Torett.
- ¡¿Qué?! ¡¿Él también tiene un hijo de verdad?! - se sorprendió Kalir.
- Claro que sí, ¿Qué creíste? ¿Qué era un loco solitario que vivía rodeado de bestias? Él también tiene una familia y un Clan al que responder.
- Entonces quiere decir que...
- Ratzi pertenece al Clan de los demonios domadores, Torett es el líder así que su hijo será su sucesor.
- ¿Y como llegó aquí? - preguntó Rustem.
- Yo lo traje.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- ¿Cómo que por qué? Es parte de mi familia.
- Yo le pedí a Salomón que lo trajese - se acercó Sayuri.
- ¿Tú Sayuri? ¿Por qué hiciste eso?... Haz traicionado mi corazón... - lamentó Petra.
- Lo siento, sólo pensé que sería un buen amigo para Bastian. Ratzi es tan adorable, es un pequeño rufian - dijo divertida.
- ¡¿Rufian?! - preguntaron a coro.
- Así es, no se dejen llevar por su sonrisa ganadora. A pesar de tener siete años ya es nivel dos en domador y puede ser tan atrevido como caballeroso - agregó Salomón.
En eso, todos vieron el momento en que Ratzi, galante, besaba la mano de Siry.
- Bueno, parece que ya tenemos un ganador - dijo burlón Salomón.
- No. Esto lo decidirá su padre, ¿Dónde está Noré? - preguntó Ananya.
- ¡No! No metan a Noré en esto, ya demasiado está haciendo Vittorio para distraerlo - dijo Rustem.
- Entonces, si no podemos preguntarle a Noré, hablaré con Anaciel - continuó Petra.
- Ja! Si ese es el caso ya llevo las de ganar, Anaciel es prácticamente mi hermana, así que de seguro aceptará a Caled - insistió Ananya en pelear.
- Achu! - soltó en un estornudo Anaciel desde su hogar.
- ¿Estás bien, Anaciel? ¿Te resfriaste? - preguntó Zafira a su lado.
- No, no estoy enferma, sólo estornudé sin razón.
- Oh... dicen que cuando uno estornuda de esa manera es porque alguien está hablando de ti.
- ¿De verdad? Oh, entonces espero que sea algo bueno - sonrió divertida sin tener idea del caos que su pequeña princesa estaba ocasionando en el Infierno.
Y, varios días después de ello...
- Señor Hazar, tiene visita - dijo Thurksen.
- ¿Quien? - preguntó mientras revisaba unos papeles.
- Hola, tío Hazar - entró, alegre, la pequeña por detrás del sirviente.
Él disimuló su emoción pero no evitó sonreír - Bienvenida... Siry...
💜FIN💜