Croulieau le guiña un ojo y luego se va hacia la entrada del castillo al mismo tiempo que sale un mueble por el balcón gritando que Azirabelle se está escapando a lo que hay un poco de revuelo dentro y deciden que algunas armaduras van a ir a perseguirlo.
Azirabelle se muere del terror, esta vez sin pensar en comida, yendo al establo y animando a Phillipe a galopar más rápido, temiendo que le alcance alguien… sería que ¿realmente iban a mandar gente tras él?
Empieza a pedirle al caballo que apresure el paso, pero es que él… está mucho más acostumbrado a ir en la carreta a ir realmente montado. Aun así, este caballo le conocía bien, pero no era tan joven como debía para ir corriendo a todo galope por el bosque.
Lo único que desea pensar ahora mismo es que quizás hace bastante que habían salido de casa y él tiene mucho más fresco el camino del bosque. Y al menos, gracias a Dios, era de día.
Las armaduras que han mandado tras él no son muy rápidas, pero no se detienen.
Se agacha al frente y abraza al caballo del cuello, alentándole a ir más rápido aún, contándole que esto es para salvar a Muriel, pero tratando de no mantener un paso excesivamente rápido puesto que, había que llegar al pueblo y no quería cansarlo en los primeros kilómetros.
Al menos, una vez más gracias a Dios, Phillip parecía muy bien alimentado y descansado. Vaya que en el establo de la casa parecían haberle cuidado bien.
Entretanto, Croulieau suspira y vuelve a dentro del castillo intentando pasar desapercibido al tiempo que busca a Muriel.
Los muebles de la casa no tardan en notarle, acercándose a él con cara de MUY pocos amigos, rodeándole.
—¡Ahí está! ¡Atrápenlo! —grita el plumero.
Croulieau mete un grito del susto con eso y trata de trepar por una columna o algo así porque joder.
Un montón de muebles diversos hacen amago de todas sus habilidades para bajarle. El problema es que…. Si que son diversos y extraños. Y a cortina se le envuelve alrededor
Sigue gritando como loco, aunque acaban por tirarlo y la cortina se le enrolla alrededor como una boa.
Se retuerce, aunque no hay realmente mucho que hacer cuando se escuchan los saltitos familiares de la tetera. Es que no sé qué queréis que haga si ni tiene piernas!
—Croulieauuuu Vas a… ¡vas a tener que enamorarla ¡a ella!
—What the fuck! —protesta otra vez, porque qué pasa con esta gente que no sabe leer el ambiente.
—¡No es pregunta! —insiste la tetera, frunciendo el ceño, apoyada por la turba de muebles iracundos.
—No sé qué más quieres que haga —Croulieau aprieta los ojos, genuinamente agobiado.
—Vas a encerrarte ahí y hacer lo que tengas que hacer hasta que te enamores.
—Ella está destrozada, ¡esto no va a funcionar! —señala a Muriel.
—¿Por qué está destrozada? —se giran a mirarla.
—Pues porque ¡me he comido a su hermano! —responde porques ¿es que acaso no es obvio?
—No te lo has comido… Años viéndote, ¿crees que voy a creer que te comiste un hombre de noventa kilos? —se vuelve a él y frunce el ceño, porque, ¿Se cree que es tonta?
—Eso ella no lo sabe—protesta tras vacilar un instante.
—Pues ya se lo vas explicando —decide, un poco harta de todas sus excusas—. Haz que se enamore de ti.
—Que no es así como... joder— vuelve a protestar, pero no acaba la frase, porque también está ya un poco harto de explicarlo.
—¡Estamos CANSADOS de tu falta de eficiencia! Vas a estar encerrado con ella hasta que lo haga. ¡LLÉVENLE A SU CUARTO! —ordena la tetera para todos los muebles.
Muriel grita por ahí atrás porque no están siendo tampoco muy amables con ella.
—¿Y por qué no lo haces tú? —grita Croulieau, retándola.
—¿Por qué no hago qué? —le mira.
—Enamorarla, si es tan fácil —insiste.
—¡Porque tienes que ser tú!
—Hazlo tú y yo te imito.
—Muy tarde oses estás cosas, Croulieau… vas a hacerlo tu y no saldrás hasta que acabes.
—Van a venir a por ella, ¡van a atacarnos! ¡Estamos todos en peligro! —señala a la puerta.
—Seguro. Seguro —la tetera no le cree, sarcástica, poniendo los ojos en blanco—. ¡Llévenselo!
Y pues nada, ahí van los dos en volandas hacia las mazmorras, de manera bastante bestia.
Azirabelle por su parte piensa que tiene mucha, MUCHA hambre. Pero no puede pararse a comer nada. Si tan solo este caballo tuviera alforjas y un poco de carne seca…Pero cabalga todo lo rápido que es posible hacia el pueblo procurando hacer un plan mental. Va a tener que ir con todo aquel que le escuche y muy probablemente con Gabriel. Ugh. Aprieta los ojos.
Preferiría no tener que ir con Gabriel bajo ningún concepto.
Gabriel está en la taberna bitcheando sobre Azirabelle y las cosas raras que hacen él y su hermana porqué nadie bitchea como Gabriel.
El más vivo es Gabriel,
el más pillo es Gabriel
Tiene el cuello más
fuerte que un toro Gabriel
Cielos. Cuando Azirabelle detiene a Phillipe afuera de la taberna, este relincha.
—¡Ayuda! ¡Necesito ayuda! —grita el rubio.
Un par de chicos que estaban jugando afuera se detienen a mirarle, un poco impresionados, pero Azirabelle va directamente a la puerta de la taberna. Gabriel está bebiendo cerveza con Miguel y unos cuantos más, le miran al entrar.
—¡Ayuda! ¡Tienen a Muriel! —vuelve a gritar.
—Uhhh… llegó tu mejor amigo —le molesta Miguel dando un codazo a Gabriel.
—Aquí viene el rarito... —susurra a los demás—. ¿Qué te pasa, Azirabelle? Deja de gritar y ven aquí a beber.
—¡No! Hay… ¡Necesitas ayudarme a rescatar a Muriel! —insiste, sacudiendo la cabeza para descartar esa idea.
—¿Rescatar a Muriel de qué? —le mira, intrigado.
—De…. De…. Una casa embrujada —vacila, sin saber cómo describirlo y todos se ríen con eso—. Está ahí, ¡y está en peligro!
—¿Ahí donde? —Gabriel mira a Miguel con complicidad, sonriendo burlón.