El Apocalipsis de la verdad

La llegada

Al pasar toda la noche metidos en ese pozo, pudimos ordenar nuestras ideas y establecer la ruta que tomaríamos al momento que saliéramos, ya que esa cosa parece que solo atacaba de noche. Llego el amanecer y tal como habían dicho, la criatura había desaparecido.

De inmediato comenzamos nuestro camino con dirección al santuario que se hallaba en Oklahoma, en la capital de estado decían que había una resistencia que creo una ciudad amurallada con guardias en todos lados para evitar los disturbios y para protegerse si aquella cosa quisiera entrar.

Nuestra caminata fue larga, con pequeños descansos para tomar un poco de agua y comer, además estábamos angustiados, nuestras raciones escaseaban y ya casi no teníamos fuerzas, además todo lo que nos rodeaba era un solo páramo de destrucción y desolación, sin ningún tipo de señal de alimento en ningún lugar.

Llegada la noche, nos acurrucábamos uno encima del otro y guardábamos absoluto silencio, ya que temíamos que la criatura regresase y cumpliera el objetivo que no pudo lograr la noche anterior.

Con nuestras últimas fuerzas y echando una moneda al aire decidimos caminar sin parar, no nos detendríamos, comeríamos y beberíamos mientras caminábamos, ya no hay tiempo para paradas, el destino aunque este relativamente cerca, para nosotros que estábamos muy débiles se sentía demasiado lejos.

Solo faltaban 5 kilómetros, pero Marcos estaba por desmayarse, Alex parecía estar alucinando del calor y el cansancio, y yo estaba mareada, pero no queríamos detenernos. No recuerdo en que momento fue en el cual caímos, solo recuerdo que podía ver una puerta grande de metal y mientras alguien me estaba tratando de hablar.

Cuando desperté pude ver que ya estábamos dentro de la ciudad, mi novio estaba hablando con un soldado militar, en cuanto me vio se lanzó, hacía a mí con alegría:

-Alex: Sinthia, está bien, no te duele nada, necesitas algo. - diciendo en todo de preocupación.-

-Sinthia: No te preocupes, estoy bien, solo algo confundida después del desmayo, pero ya se me está pasando. -diciendo mientras me sentaba en la camilla donde me tenían acostada.-

-Marcos: Alex estaba llorando como una niñita.- dijo en tono burlón.-

-Alex: No es cierto, solo me estaban sudando los ojos por el calor, nada más, ahora cállate mocoso. - dijo mientras se miraba avergonzado.-

 -Sinthia: Pues como ven, yo estoy bien y no se preocupen ya por nada.- les dije para tranquilizarlos.

En ese momento entro a la conversación un soldado que al parecer era de alto rango entre los presentes llamado Santiago.

-General Santiago: Me alegra ver que ya están mejor, cuando mis hombres los encontraron a unos pasos de la puerta principal en su estado tan demacrado, creímos que ya era muy tarde para ustedes, pero nuestra confiable y solidaria doctora no convenció de ayudarlos.

-Alex: Cuál doctora?- 

-General Santiago: La doctora María Thompson Smith, una gran médico y además dice que es química o algo así, lo único que se es que ella ha sido el ángel guardián de todo mi escuadrón de batalla. - dijo con orgullo.-

En ese momento, durante la conversación que estábamos teniendo en la tienda médica donde estaba recuperándome, llego la doctora que nos salvó la vida. Una mujer que tenía la misma edad o si no menor que yo, con el cabello dorado, ojos azules como zafiros, y una figura de una supermodelo, era la dedición de la belleza médica.

-Doctora Thompson: Santiago, que te he dicho de molestar a los pacientes que aún se están sé recuperando. - le dijo en forma de regaño. - 

-General Santiago: María te he dicho que me llames general cuando estamos frente a civiles.- dijo en forma suplicante.

-Doctora María: lo haré, hasta que dejes de molestar a mis pacientes. - Diciéndole mientras se reía levemente.-

-General Santiago: Está bien, tengo que hablar con ustedes dos, vengan a mi tienda después de que la "Doctora" los termine de revisar. - dijo en voz alta para que María lo escuchara, luego se dio la vuelta y se fue. - 

-Alex: Creo que ellos se gustan. - dijo mientras sonreía. - 

. Sinthia: si yo también lo creo. - Contestándola la sonrisa con otra. -

-Doctora Thompson: Bien, ustedes dos, sí que estuvieron cerca de morir, al igual que aquel pequeño que su pequeño hijo.

-Alex: Ah, no, él no nuestro. - Interrupción de Sinthia.-

-Sinthia: Sí, nuestro hijo, solo somos nosotros tres, los únicos los que nos tenemos los unos a los otros. - dije mientras miraba a los ojos a Alex. - 

-Doctora Thompson: Está bien, solo firmen estos papeles y podrán irse, pero aquí, dice antes de ser fotógrafa, eras experta en arqueología y genética, dos ciencias muy difíciles de empatar para lograr estudiarlas. Dime, tú sabes algo sobre el fallo en la cura "eonos".- expresando intriga y mucha curiosidad.

-Sithia: No, claro que no, no entiendo por qué me pregunta eso, hay muchas personas que son expertas en esos campos, yo solo soy una de tantos, podría darme los papeles que firmar, debemos ir con el general. - le dije con rapidez.-

-Alex: Amor, que te pasa, actúas diferente a como actúas siempre. - expresando inquietud.-




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