Luego de hablar con el grupo de científicos en Kor Vella la nave ya estaba camino a Coruscant. Alara estaba sentada en el asiento del copiloto escuchando la incesante voz del capitán.
"Te das cuenta que soy una jedi, no tengo esa clase de emociones en mí." Decía aburrida Alara sin mirar a Lyrian.
"Ah, eso dicen todos ustedes... pero yo conozco a las personas. Están reprimiendo su corazón, solo necesitas encontrar a esa persona especial." Respondió jocoso el capitán. "Esa persona sería yo... A menos que te guste el muchacho."
"Cierra el pico." Dijo pensante Alara. "No sé como te metes en los pantalones de otras mujeres, pero eso no te va a funcionar conmigo."
"Me encantan las difíciles..." Dijo al aire Lyrian.
"Ah..." Refunfuñó al aire Alara.
Chup entró a la cabina limpiándose las manos.
"No sé mucho de humanos, pero el nuestro debe estar roto." Dijo al aire mientras se paraba entre ellos para ver la hiperlane.
"Es normal, no te preocupes. Shin puede dormir en cualquier lado." Dijo divertida Alara. "Cuando se hizo padawan pasó un par de semanas durmiendo en la sala de entrenamiento solo porque quería aprender a desviar los disparos con su sable."
"Ah, ¿Dónde aprendió mecánica?" Preguntó con curiosidad Chup. "No quiero que se le suba a la cabeza, pero es un gran asistente."
"En su casa, su padre era mecánico y siempre repara las naves del templo." Respondió pensante Alara. "Es otro de sus talentos."
"Espero que no estés siendo una niñera, preciosa." Dijo divertido Lyrian.
"Ya me ha salvado un par de veces..." Dijo ofuscada Alara, que no sabía si odiaba más que le dijera preciosa o pequeña. "Es demasiado talentoso para tener tan poco entrenamiento..."
"Jedis..." Dijo al aire Chup. "¿Quieren algo para tomar?" Terminó para marcharse por la entrada.
Alara quería ver cómo estaba Shin, ya que estaba durmiendo hace horas. Sin decir nada, se levantó para ir hasta el depósito, donde su alumno todavía dormía. El muchacho estaba despatarrado en el suelo y su peinado era un desastre. Todavía no sabía porque quería dejarse el pelo largo, pero parecía que tenía que darse un baño para limpiarse. Cuando se acercó a acomodar su chaqueta, que estaba usando de manta, Shin se despertó de repente. Se acarició los ojos para luego mirarla confundido.
"Buenos días." Dijo divertida Alara.
"¿Dónde estamos?" Preguntó al aire Shin.
"Camino a Coruscant." Respondió la jedi mientras lo ayudaba a ponerse de pie. "No me gusta que duermas en el piso..."
"Necesitaba dormir..." Dijo apenado Shin.
"Necesitas un baño..." Agregó jocosa Alara.
"Es cierto..." Dijo pensante el joven. "¿Qué hiciste con Atlus?"
"Lo metí en una caja." Dijo pensante Alara. "Kysho siempre las prepara para estos casos." Agregó mientras caminaban hacia el pasillo.
"Entendido." Dijo medio dormido Shin.
"Si te apresuras vas a poder ver el reingreso." Dijo divertida Alara.
Shin se despertó de pronto para correr hacia el baño mientras ella volvía a la cabina.
"¿Cómo está nuestro padawan?" Preguntó divertido Lyrian.
"Bien... Es mi padawan." Respondió con prestancia Alara.
"Tengo que agradecerle el rescate del otro día... ¿Qué podría gustarle?" Preguntó divertido el capitán.
"Es un jedi, no necesita nada." Dijo con seriedad Alara.
"¿Pero?" Preguntó jocoso Lyrian.
"Tal vez puedas enseñarle a disparar con su blaster." Dijo pensante Alara. "Solo los ha usado en entrenamiento..."
"Estaba pensando en algo más material que eso, pequeña." Dijo divertido Lyrian. "Tal vez una botella de vino de Corellia o un nuevo set de herramientas."
"Eres un tacaño, Lyrian." Dijo divertida Alara.
"Eh, pensé que los jedis no necesitaban nada..." Dijo jocoso el capitán.
Shin apareció en la cabina ajustándose la túnica.
"Bienvenido al mundo de los vivos, Shin. Nunca vi a nadie dormirse tan rápido." Dijo al aire Lyrian. "En unos momentos podrás ver Coruscant en todo su esplendor."
"Necesitaba una siesta." Dijo divertido el muchacho. "¿Qué vamos a hacer en Coruscant?"
"Primero tenemos que entregar nuestra carga en el templo..." Dijo pensante Alara. "Después tenemos que hablar con la Maestra Shura."
"Debes conocer a todos en el templo..." Dijo pensante Shin.
"Para nada, el templo de Coruscant es muy cambiante. Los maestros suelen viajar por la galaxia aprendiendo sobre la Fuerza o buscando estudiantes. Conozco por reputación a Shura, era compañera de Kysho cuando eran aprendices y ella es la Archivista del templo." Respondió pensante Alara. "Por lo que sé le gusta estudiar habilidades raras como la tuya."
"¿Cuál sería esa habilidad?" Preguntó con curiosidad Lyrian. "No lo he visto en acción..."
"Ya lo has visto, cuando te rescató." Dijo pensante Alara.
"¿Tú no haces lo mismo?" Preguntó al aire el capitán.
"Sí, pero él es natural en esto. Nos cuesta notarlo a nosotros también, pero su habilidad es otra, de todas maneras. Los Pasos de la Fuerza. Shin puede usar sus habilidades para esquivar ataques y escapar del peligro."
"¿Cómo sería eso?" Preguntó divertido Chup.
"Es todo un espectáculo." Dijo divertida Alara mientras el muchacho se sonrojaba.
"Maestra..." Dijo apenado Shin.
"Yo también puedo hacerte sonrojar..." Dijo divertida la jedi. "Es un espectáculo, porque nadie puede tocarlo. En el templo inventaron un juego, golpea al aprendiz, donde todos intentan tocar a Shin con sus sables de entrenamiento. Todavía nadie lo ha logrado."
"Eh, asombroso." Dijo pensante Lyrian. "¿Así peleaste con el androide asesino?"
"Sí, esa cosa disparaba muy rápido." Dijo pensante el muchacho mientras sentía la nave perder velocidad.
Frente a él estaba Coruscant y parecía que la ruta que estaban usando estaba poblada, ya que podía ver miles de naves entrando y saliendo del planeta. En la superficie se podía ver que el planeta era una gigantesca ciudad. Luces marcaban hermosas figuras y podía empezar a ver las gigantescas construcciones. La nave siguió una ruta transitada esquivando gigantescos edificios, Shin nunca pudo ver el suelo. Al cabo de un rato pudo ver un hermoso edificio en la distancia. El edificio tenía cinco torres en la parte superior, cuatro rodeando una más grande. La nave aterrizó algo más lejos de lo que esperaba.
"Hasta aquí llegamos, han aumentado la seguridad desde el Tratado de Corellia." Dijo divertido Lyrian.
"Gracias por todo, Lyrian. Intenta no meterte en problemas..." Dijo pensante Alara. "Padawan, tu estás a cargo de las cajas."
"Buena suerte, muchacho." Dijo divertido Lyrian mientras se ponía de pie para apretar su mano. "La próxima vez voy a darte unas lecciones con tus blaster, quiero que seas el mejor tirador en el templo..."
"Voy a tomarte la palabra." Dijo divertido Shin. "Hasta luego, Chup."
"Buena suerte, Shin..." Dijo pensante el drall.
Alara caminó frente a su alumno por el gigantesco puente. Jedis de todo tipo los veían pasar mientras Shin miraba asombrado las estatuas que adornaban el lugar. Cada una de ellas era un maestro del pasado, algunos los reconocía por las lecciones de Kysho, pero muchos eran desconocidos para él. Todo era gigantesco y era imposible no escuchar alguna nave pasar sobre ellos. Un camino rojo los guiaba hacia la entrada principal. El vestíbulo era gigantesco y todo estaba perfectamente ordenado. Un gigantesco bothan llamó su atención para que apoyaran todo frente él. Su túnica era violeta y tenía un hermoso cinturón plateado que combinaba con su sable.
"Buenos días." Dijo pensante el bothan.
"Caballera Alara Domo-Sareh, mucho gusto." Dijo divertida Alara. "Este es mi padawan, Shin."
"Un placer conocerla, caballera." Dijo pensante el bothan. "Los estaba esperando, Shura me ha dicho que quería verlos. Síganme, por favor."
Alara notó uno de los aprendices acercarse con otro jedi para hacerse cargo de las cajas.
"Deberían tener cuidado, hay un holocron peligroso entre esas cosas." Dijo pensante Alara.
"No se preocupen, tratamos todo con sumo cuidado." Dijo sonriente el bothan. "Espero que el viaje haya sido ameno."
"Eh, no lo sé. Tuvimos demasiadas emociones..." Dijo al aire Alara. "¿Cómo está todo en el templo?"
"Atareados como siempre, somos el nexo galáctico del orden..." Dijo pensante el bothan.
Shin venía maravillado con todo lo que veía.
"Su padawan es silencioso." Opinó divertido.
"Para nada, solo está entretenido con el templo. Es su primera vez aquí, así que va a revisar todo..." Dijo distraída Alara.
Caminaron por el templo cruzándose con varios jedis y científicos, que parecían estar en el templo por su gigantesca biblioteca, que era conocida como Los Archivos de la Orden. Alara entró a un pequeño cuarto de entrenamiento, donde una togruta estaba hablando con un grupo de aprendices. La mujer se volteó para mirarlos con curiosidad. Su piel era violeta y las colas de su cabeza eran blancas y rojas. Llevaba una túnica color arena y Shin no sabía dónde estaba su sable.
"Buenos días, maestra. Alara y Shin, son los alumnos de Syo." Dijo con prestancia el bothan.
"¿Este hombre es un jedi?" Preguntó asombrada Shura. "No lo puedo creer..." Agregó mientras apretaba las manos de Shin. "Niños... ¿Alguno puede sentir la presencia de este hombre?" Agregó mirando al grupo.
Todos los niños se acercaron a revisar a Shin en vano, ya que ninguno podo sentir nada.
"Asombroso. Gracias, Mulk, yo me encaré de ellos." Dijo divertida Shura. "Niños, es hora de sus meditaciones." Agregó mirando otro jedi que estaba del otro lado de la sala.
Este se acercó a llevarse a los niños y dejarles el salón vacío.
"Mucho gusto, maestra." Dijo pensante Alara.
"Syo siempre habla de ti, pero estoy asombrado con este muchacho. Kysho dice que es un rebelde..."
"Se podría decir..." Dijo pensante Alara. "¿Cuándo vas a saludar, Shin?"
"Perdón, mucho gusto..." Dijo apenado el muchacho. "Estoy sorprendido por todo lo que veo, este templo es gigantesco y parece tener mucha más historia que el nuestro."
"Este ha sido uno de los primeros lugares que hemos adoptado como hogar, Shin. Tiene más historia que Tython..." Agregó mirando al Jedi de cerca. "Sigo sin creerlo..."
"Todavía no lo viste en acción." Dijo divertida Alara.
"Tengo el lugar perfecto para esto." Dijo sonriente Shura para empezar a caminar. "¿Lo llevaste a la sala de meditaciones?"
"Todavía no, recién llegamos. Queremos terminar con todo así podemos descansar un poco, nuestra misión fue un poco más... complicada que lo habitual." Dijo pensante Alara.
"Quédense todo el tiempo que necesiten, siempre nos encanta escuchar las historias de nuestros hermanos y hermanas." Respondió divertida Shura. "¿Cuánto tiempo has estado entre nosotros, Shin?"
"Un poco más de un año, maestra." Respondió con prestancia Shin, ya que no quería manchar el nombre de su maestra.
"¿Cómo viene su entrenamiento, Alara? Kysho me dice que solo estudia lo que le gusta." Dijo pensante Shura.
"Como cualquier otro padawan, tarde o temprano va a encontrar su vocación... esta es la primera vez que hace una misión." Respondió pensante Alara.
"Ah, entendido." Dijo sonriente Shura.
A Alara no le gustaba demasiado la amabilidad de la maestra, ya que la sentía fingida.
"Esta es la Maestra Surih." Dijo mientras pasaban junto a una estatua. "Nos ha inspirado a la mayoría de los Archivistas durante todo este tiempo."
"Ella fue la que empezó con las bibliotecas." Aclaró divertida Alara.
"Kysho me dijo que solía ser una gran guerrera, pero que siempre valoró la información como herramienta." Dijo de memoria Shin.
"Exacto, en esa época no había tanta organización como ahora y usualmente perdíamos jedis ante lo desconocido. Estudiar siempre tiene que ser parte de todas las misiones." Dijo al aire Shura mientras abría una puerta. "Shin, párate en el centro de la sala. Nosotras te observaremos desde el mirador.
Alara perdió de vista a Shin para luego verlo en el centro de la gigantesca sala de entrenamiento. Ellas estaban en una sala de monitoreo, observando desde un mirador a su aprendiz. La sala estaba repleta de cajas y sabía que todas las partes del suelo y las paredes podían manipularse con la fuerza.
"¿Cómo describirías su habilidad, Alara?" Preguntó pensante Shura mientras miraba a Shin desde lo alto.
El muchacho estaba revisando todo con la mirada.
"Desde mi punto de vista es... extraño, porque usualmente reacciona muy rápido y no sé qué está pensando. A veces se mueve muy poco para pelear y esquiva ataques que nosotros aprendemos a bloquear... Es muy difícil pelear o entrenar con él, siempre termino en el piso..." Dijo al aire Alara, notando que Shin las estaba escuchando.
"Shin, ahora va a entrar tu compañero de entrenamiento. Quiero que te defiendas como tu quieras, no como nosotros te hemos enseñado. Necesito ver tu habilidad en su máximo esplendor."
"¿Alguien más sabe este... secreto?" Preguntó con curiosidad Shin. "Atlus me dijo que era un secreto de la Fuerza."
"Atlus es un sith que encontramos atrapado en un holocron." Aclaró con prestancia Alara.
"Tiene buena información ese tal Atlus. Es una habilidad de la Fuerza, se los llama secreto porque solo un puñado de personas han podido aprenderlos o nacen con el conocimiento en sus cuerpos." Dijo sonriente Shura. "Que yo sepa eres el único desde hace un par de generaciones, Shin. Un amigo de mi maestro, el Caballero Lathos Rein ha sido uno de tus compañeros de la Fuerza. Siempre he escuchado las historias, pero nunca lo he visto en acción."
Alara escuchó la puerta abrirse para que se acercara un humano. Su piel era oscura y tenía una larga barba blanca. Su túnica era gris y eran un poco más alto que Shin.
"Les presento al Caballero Thirin Kul." Dijo pensante Shura. "Este es Shin, va a ser tu alumno el día de hoy."
"Mucho gusto, Shin." Dijo con su profunda voz Thirin mientras se acercaba a apretar su cabeza. "¿Puedes usar la Fuerza?"
Shin trajo una de las cajas que había cerca.
"Asombroso." Dijo pensante el hombre. "Es incluso mejor que tú, Alara."
"¡Thirin!" Gritó contenta Alara. "No maltrates a mi padawan."
"No te preocupes." Dijo divertido el caballero. "Shin, he tenido el placer de entrenar a tu maestra. No te guardes nada, soy experto en esgrima."
"Entendido." Dijo con seriedad Shin mientras encendía su sable.
"Ah, hermoso..." Dijo divertido Thirin mientras hacía lo mismo.
Su sable doble era de un hermoso amarillo que se hacía naranja hacia el centro. Ambos intercambiaron una mirada hasta que Thirin amagó a golpearlo. Shin se quedó parado, recibiendo una curiosa sonrisa del caballero.
"Es como que siente mis intenciones." Dijo al aire Thirin.
"Eso parece." Dijo Shura, que estaba concentrada en los movimientos del padawan.
Shin saltó repentinamente para esquivar una caja que venía a él desde un lado.
"Eh..." Dijo asombrado Thirin.
"Increíble." Dijo sorprendida Shura. "Estaba segura que no ibas a poder reaccionar a eso..."
Antes de que su alumno pudiera hacer algo, ya estaba intercambiando golpes con su antiguo maestro. Shin, como siempre, esquivaba la mayoría de los ataques, cosa que afectaba el ritmo de su adversario.
"Es como si supiera que va a pasar." Dijo asombrada Shura.
"Siempre dice que su cuerpo le... avisa donde no tiene que estar." Dijo pensante Alara. "Es muy frustrante pelear con él."
"Es difícil predecir sus movimientos..." Dijo al aire Shura. "Y es completamente natural para él."
"Yo me percaté de esto cuando empezamos a entrenar con el resto de los padawans." Dijo pensante Alara. "Al principio le costaba mucho entender de que se trataba usar una espada, pero terminó siendo un gran espadachín. Ch'Chok estaba asombrado por sus instintos."
Shin y Thirin estaba peleando con todo lo que tenían, corriendo por toda la sala de entrenamiento, intercambiando golpes con sus sables. Thirin bloqueó un ataque para recibir una patada en su costado. Giró para lanzar un revés que no encontró a su contrincante para bloquear otro rápido ataque lateral. Los pasos de Shin eran cortos, rápidos y tenían distintas intenciones.
"Thirin va a pelear con seriedad de ahora en más." Dijo pensante Shura.
"Me imaginé, siempre usa esa forma cuando quiere demostrar un punto." Dijo pensante Alara.
Thirin lanzó un empujón telequinético hacia el frente, Shin lo esquivó con un salto al aire, pero recibió una caja con su pecho, rodando por el suelo.
"No puedo esquivar en el aire..." Dijo ofuscado el muchacho para seguir peleando con Thirin.
"Ahí tienes una debilidad en su técnica." Dijo divertida Shura.
"Eh, voy a provecharla cuando entrenemos." Dijo sorprendida Alara. "Thirin siempre fue un gran estratega."
Shin por fin estaba siendo golpeado por alguien, por alguna razón no se sintió tan bien como esperaba. Su alumno estaba completamente concentrado y su verdadero temple estaba apareciendo, ya que estaba peleando mano a mano con un enemigo que era muy superior a él.
"Creo que este muchacho es más interesante de lo que Syo dice, Alara." Dijo pensante Shura.
"Peleamos con un terentatek en Ord Mantell." Dijo apenada Alara, ganándose una mirada de la maestra. "En un momento se puso serio como ahora, su presencia me tranquilizó por completo..."
"Yo también puedo sentirlo ahora, Alara, solo tienes que abrirte un poco a su presencia." Dijo con seriedad Shura.
La maestra tenía razón, Shin estaba frente a ellas, peleando con todo su poder.
"Ya es suficiente, Thirin. Ven con nosotras, quiero probar otra cosa." Dijo pensante Shura para interrumpir el entrenamiento.
"Eres asombroso, Shin... y no solo por tu habilidad, Lak te ha estado mimando un poco." Dijo divertido Thirin. "Si te quedas en el templo me encantaría volver a entrenar contigo." Terminó mientras colgaba su sable en el cinturón.
"Sería un placer." Dijo apenado Shin.
El caballero saltó al balcón para saludar a Alara con un abrazo.
"Thirin... hace mucho tiempo que no te veía." Dijo divertida la caballera.
"Caballera Alara, que placer encontrarte en nuestro templo." Dijo sonriente el jedi. "Tienes un gran padawan."
"No digas esas cosas, siempre se le suben a la cabeza." Dijo divertida Alara.
"¡Hey!" Gritó ofendido Shin en la distancia.
"¿Qué quieres hacer ahora?" Preguntó con curiosidad Thirin. "¿Vas a dispararle con esos drones?"
"Exactamente, los robots y androides son ajenos a la Fuerza, así que podría tener una interacción distinta con ellos." Dijo pensante Shura.
"Es lo mismo..." Dijo apenada Alara. "En el templo siempre practica sus revotes con los drones, cuando se cansa solo los esquiva."
"Ah, ahora quiero verlo." Dijo divertido Thirin.
Una docena de drones aparecieron desde el fondo del salón. Todos empezaron a dispararle a su alumno, que solo se movía un poco para esquivarlos. Thirin empezó a aplaudir.
"Es como el viento..." Dijo asombrado.
"Mi maestro solía decirme que Lathos era como el viento..." Dijo pensante Shura. "Lathos era un gran Vigilante y nunca tuvo alumnos, pero siempre estaba dispuesto a trabajar con los demás. Mi maestro solía practicar con él y siempre trabajaban juntos. Un día me encontraron a mí en el medio de una guerra civil en mi planeta. Lathos se lanzó frente de mí sin dudarlo, salvándome la vida..."
"Viendo esto..." Dijo pensante Thirin. "Lathos sabía que iba a pasar..."
Shura tocó un botón par que todos los drones volvieran a su lugar. Dejando al sudado padawan a solas.
"Es todo por hoy, padawan." Dijo pensante Shura.
Alara saltó desde el balcón para acercarse a su alumno, seguido de cerca por sus maestros.
"¿Estás bien?" Preguntó con cuidado Alara.
"Creo que voy a tener que volver a desayunar..." Dijo cansado Shin. "Eran muchos drones..."
"Sueles usar menos..." Dijo pensante Alara.
"Buen trabajo, Shin. Tus habilidades son asombrosas." Dijo pensante Shura. "Nos gustaría que se queden unos días, así podemos conocernos un poco. Quisiera guardar, aunque sea un poco, de información sobre tu técnica en los Archivos."
"¿Qué te parece, Shin? Vas a estar en los Archivos." Dijo divertida Alara.
"Estaría encantado, maestra." Dijo apenado Shin.
"Yo voy a probarte un poco más, Shin. Tengo que felicitar a Alara, te tiene bien entrenado." Dijo divertido Thirin.
"Todos los maestros del templo me han ayudado con él..." Dijo apenada Alara.
"A la tarde vas a pelear con más contrincantes y quiero ver como te desenvuelves contra robots cuerpo a cuerpo." Dijo pensante Shura.
"Estás en problemas, Shin." Dijo jocoso Thirin.
Alara sonrió al ver la sorpresa en la cara de su alumno, aunque ya tenías ganas de volver a casa.