El Aprendiz

Donde convergen los caminos

Atravesé la puerta con cierto aire de grandeza. Detuve mis pasos ante un pensamiento. Estaba sorprendido por el simple hecho de haber llegado tan lejos en el Gyän, cuando lo «normal» era abandonar las cosas ante la primera oportunidad de hacerlo.

Tal vez, por esa razón no logré jamás ningún propósito en mi vida, temía el tener que esforzarme para lograr algo sin tener la certeza de conseguirlo, vivía aferrado al miedo a fracasar.

Al parecer, mi realidad cambiaba al fin, las largas charlas cargadas de sabiduria de los maestros parecían haberme convertido en una persona totalmente distinta a quién era en un principio. Cuando atravesé la primera puerta y encontré al primero de los maestros.

Pensé, también, en qué ocurriría cuando despierte, ¿recordaría todas estas enseñanzas?, ¿o lo olvidaría por completo?

En caso de que lo recordase, sería totalmente incoherente seguir viviendo inmerso en la misma agonía, porque ahora poseía un secreto que muchos quisieran poder conocer, el secreto de la vida.

Sin darme cuenta, había avanzado los metros suficientes para ya no ver la puerta por donde ingresé. Recorrí con la vista el lugar, limitada mediante mis ojos entreabiertos, pues la gran luminosidad del lugar me cegaba.

Todo a mi alrededor era de una blancura sorprendente, un inmenso espacio vacío y silencioso que parecía no tener final. Aguardé unos minutos a que mis ojos se adaptaran al brillo, y decidí continuar con mis pasos.

Varios metros más adelante, divisé la silueta borrosa de alguien que caminaba en mi dirección. Cuando estuvimos a una distancia mas corta, descubrí que se trataba de Gazael.

—¿Qué tal, Martin? —saludó, mientras me observaba con su característica mirada inexpresiva.

Con ayuda de la iluminación deslumbrante, logré ver esos detalles que, en la oscuridad anterior, no pude notar. Sus rizos pelirrojos resaltaban a pesar del cegador paisaje, vestía aún su traje elegante y su corbata combinaba perfectamente con el azul claro de sus ojos.

—Hola, Gazael —saludé con una amable sonrisa.

—Vamos, adelantémonos, ellos ya están en camino —indicó, volteando y avanzando a pasos tranquilos.

—¿Quiénes? —cuestioné, en notable confusión.

—Ya lo sabrás, deja un poco a la ansiedad de lado —Bromeó, a fin de evadir mi pregunta

Obedecí.

—Te comprendo, Martin —comentó Gazael, rompiendo con el silencio que nos envolvía y luciendo una sonrisa nostálgica.

—¿Qué? —pregunté, dejando notar mi sorpresa.

—Cuando llegué aquí la primera vez... poseía el mismo brillo de curiosidad que tienes ahora plasmado en tus ojos. Hacía preguntas a cada rato. Aunque fui, quizás, más molesto aún —se rio—. Recuerdo que, en una ocasión, Adreuz se vio en la necesidad de callarme, porque no dejaba de interrumpirlo con mis preguntas —agregó.

—Espera, ¿has sido, también, un aprendiz? —lo interrumpí absorto.

—Claro, Martin. Hace ya mucho tiempo.

—¿Cuánto? —insistí.

—El tiempo aquí, no se mide de igual manera que allí afuera, pero basta con decir que ya he recibido a unos cuantos aprendices, desde mi decisión.

—¿Decisión? —indagué.

Bajó la cabeza y sonrió avergonzado. Como si hubiera hablado más de lo que debía.

—Lo descubrirás pronto —tranquilizó.

Justo en el momento en que me disponía a hacer otra pregunta, tras un repentino destello de luz, apareció Adreuz.

—¿Qué tal, Martin? —saludó con una sonrisa al verme.

Aún después de todo el tiempo pasado aquí, seguía asombrándome frente a estas apariciones y desapariciones espontáneas.

—Hola, Adreuz, me alegra verlo nuevamente —devolví la sonrisa.

—Lo mismo digo, Martin —respondió—. Gazael, ¿podrías adelantarte y ayudar a los maestros con los preparativos de la ceremonia? —añadió.

—Claro, maestro —respondió Gazael, antes de avanzar hasta desaparecer en la blancura del ambiente.

—Bien, Martin. Caminemos un poco —indicó, al tiempo en que emprendimos la marcha.

—¿Por qué reunirá a los demás maestros, Adreuz? —cuestioné, aún sin entenderlo.

—Para la ceremonia, Martin —respondió con obviedad.

—¿Ceremonia? —indagué.

—Así es, has llegado al final del recorrido. Superaste cada sala, cada aprendizaje. Pero, más importante aún, te has superado a ti mismo, a cada emoción y cada sentimiento del pasado.

»Te has vuelto una persona sabia, con capacidades extraordinarias y una fuerza de voluntad que sobresale de tu alma.

»Debo admitir que me vi sorprendido. Te seré sincero, Martin, en cierto momento, dudé de ti. Pero, resulta que eres más inteligente de lo que aparentas, has superado mis expectativas. ¡Felicidades! —comentó.

—¿Es esto cierto, Adreuz? ¿Es ya el final? —Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

—Por supuesto. La última sala —respondió Adreuz, haciendo énfasis en la última frase y acompañándola con una sonrisa de orgullo.

Lo logré, finalmente lo había hecho. Mi alma colapsó ante tantas emociones simultáneas y una sonrisa involuntaria no se borraba de mi rostro.

Aguardé ansioso durante tanto tiempo la oportunidad de salir, y ahora, era como si no deseara hacerlo.

Me había adaptado al fin a los paisajes del Gyän. Diría incluso, que me agradaba estar aquí, aprendiendo, sin responsabilidades ni problemas, sin preocupaciones ni miedos, sin vida ni muerte.

¿Qué ocurrirá cuando salga de aquí? ¿Volvería a mi antigua vida? Eso quisiera. Pero, está vez sería distinto, tenía en mis manos la posibilidad de cambiar el rumbo de mi vida, incluso podría ayudar a otros a cambiar el rumbo de la suya. Porque, ¿qué sentido tendría poseer esta información tan grata y no compartirla con nadie?

Deseaba que llegara el momento de contar todo esto a Sara. Ya se me había hecho costumbre contarle todo lo que me pasaba. Me encantaba hacerlo, era una forma peculiar de desahogo.

Aunque, si les hablase de esto, ¿me creerían? A cualquier persona le resultaría absurdo. Era una historia ciertamente incoherente. Tanto, que ni siquiera yo mismo me creería ese relato.



#2414 en Fantasía
#259 en Paranormal
#100 en Mística

En el texto hay: vida, aprendizaje, suicidio

Editado: 17.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.