El Aquelarre

⸸19⸸ Bajo Tierra [Parte 2]

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Madison

Entonces mientras conversavamos la señora Fermina me contaba su historia. Empezó a hablar y cuando dijo ser la madre se Maritza, Rachel no evitó sorprenderse desde la parte de afuera del hoyo y la obligamos a entrar y escuchar.

—Bueno la historia es confusa y rara pero será mejor que me escuchen —dijo la señora Fermina mientras sacaba agua de su minirefrigerador. — Esta historia comienza en diciembre de mil novecientos setenta y dos.

1972

Camino hacía la oficina de Dayana con unos documentos y mientras me acercaba a su puerta ella estaba tociendo demasiado. Yo entro al cuarto y ella aleja un pañuelo de su boca que está manchado con sangre.

—Dayana —me acerco rápido a ella y dejo los papeles en la cama —¿qué le ocurre?

—Me empiezo a deteriorar, cuando una nueva suprema surge la antigua se deteriora

—Pero usted aún es muy jóven —le digo mientras le agarro el hombro

—Las enfermedades llegan a cualquier edad

—¿Qué piensa hacer? Usted tiene tuberculosis 

—No pienso sufrir —ella me entrgó un cuchillo y me dijo suavemente —Mátame

—Dayana no, usted tiene que saber quién será su sucesora. 

—Eso ya lo sé, cuando quedé ciega ví el alma de todas mis alumnas y profesoras, tú hija tiene el mismo potencial que yo tenía cuando me volví lo que ahora soy. 

—Mi hija es muy jóven —digo al levantarme y hablarle directamente

—Una mujer no elige la supremacía, es algo que le puede llegar a cualquiera.

—Creí que usted había visto esa chispa en Alba

—A ella la estoy complaciendo porque Dios mío que solo me molesta pidiendo eso, la verdad ella hizo la 7 maravillas y es la suprema actualmente pero te diré algo, el día en el que se realicen las siete maravillas te doy mi permiso de matarme a mí y a ella pero tendrás que ocultarte después de eso.

—Bueno pero... ¿por qué quiere que la mate a ella?

—Tú sabes que mi poder es ver el futuro, y en ella no he visto nada bueno, no digo que se vuelva mala pero prefiero que no sufra. 

Acepté y cuando me fui un pintor entraba a la habitación junto con Alba. Ella también aceptó el trato. Las dos veían un mal a futuro, un mal que se realizaría durante el gobierno de Alba pero ella no podría hacerlo, lo haría otra persona y por desgracia ellas eligieron a mi hija.

El día llegó y yo presioné a Maritza para que estudie y sea la suprema y que no parezca un accidente, de estas pruebas también participó Alba para que no haya sospechas. Tome una navaja mientras Maritza estudiaba y el resto se cuenta solo. Cuando Alba y Maritza llegaron a la última prueba, que era transmutación, Alba la completó la última prueba y entonces la maté y a Dayana también, en ese momento Maritza completa la séptima prueba y me manda a quemar.

ACUTALIDAD

—Me mandó a quemar pero ella no contaba con una cosa

—¿Con qué cosa? —le pregunto mientras Rachel me sirve más té

—¿Tomaste alguna poción contra el fuego o algo?

—No, Alba no murió, Alba no cumplió su promesa —dijo la señora Fermina mientras bebía su té

—¿Pero cómo? —pregunta Rachel

—Tengo poder de autoresurgimiento, sólo que cuando reviví ya no era más una suprema —decía una mujer de unos cincuenta y dos años mientras entraba al refugio de Fermina y se sentaba con nosotras a tomar té. — Un gusto me llamo Alba, soy de Venezuela y a partir de ahora seguiré contando que pasó después.

1973

Revivo encerrada en una caja de madera bajo tierra y me doy cuenta que me enterraron. Destruyo la madera y un montón de tierra cae encima mío pero sigo viva. Hago moviemientos y logro salir del cajón y empiezo a cavar hacía arriba mientras intento empujar la tierra hasta el cajón. Salgo a la superficie pero hay una jaula que cubre el lugar de entierro para evitar técnicas budús.

Uso pyrokinésis para derretir el metal y entonces salgo de ahí. Me dirijo a la salida del cementerio y voy al campo de incineración. Me acerco a un montón de carbón y lo toco con mis manos. El carbón empieza a acomodarse hasta formar un cuerpo humano y este termina volviéndose la profesora Fermina. 

Cuando ella ve que estoy viva me da una bofetada porque no respeté el acuerdo de Dayana pero no me importa ahora.  Hacemos una alianza y entonces quedamos con escondernos hasta que Maritza muera o deje de ser suprema porque eso le costaría la vida a Fermina.

Fermina se volvió mi madre y yo me volví su hija, ella me enseñó todo lo que me faltaba de aprender. Usando terraqueóm volvimos todo el suelo nuestro hogar y ahí quedamos hasta que me atreví a preguntarle algo a Fermina.

—¿Qué era eso que no podía controlar?

—¿Dayana no te dijo?

—No y tampoco me dijo porque se debilitó cuando surgí como suprema durante todos mil novecientos setenta y dos

—Escucha. Cada suprema reinante debe aceptar su muerte natural al surgir su sucesora, para la preservación de la generación venidera, u optar por la toma Sagrada. Un ritual donde la Suprema elige quitarse la vida para transmitir su poder a la siguiente que será mucho más poderosa que esta a su edad. Dicho ritual se ha llevado acabo tres veces en la historia del coven, la primera vez por Regina de Torres que sabiendo que no lograría el viaje de Salem a Nueva Orleans decide dar su vida por el aqularre. Una suprema puede vivir durante la gestión su sucesora pero solo por dieciocho meses.

—¿Y qué era eso que yo no podría manejar?

—Una guerra

ACTUALIDAD

—Vivímos bajo la tierra cuatro décadas pero obviamente ese era nuestro hogar, podíamos salir a otros lugares. Cuando supimos que la profecía de Dayana se cumplió pues comenzamos a actuar en secreto —dijo Alba

—Bueno y ¿Cuál es su plan? —pregunté

—Pues pacificar a los tres aquelarres y llegar a un acuerdo sin guerras y solo diálogo —dice la señora Fermina en modo sarcástico.



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En el texto hay: brujas, academia, aquelarre

Editado: 30.11.2020

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