El árbol de los 1000 ojos

Capítulo 35

El mismo grupo de ratones lo levantó del suelo y lo obligó a permanecer de pie. Nerol se percató de la presencia de Pascal. Trató de gritar desesperadamente pero el trozo de cinta adhesiva que tenía en el hocico le impedía soltar abrir la boca. Solo soltaba unos sonidos de ahogado. Roberta se lo quitó rompiéndolo con sus garras y, de paso, lastimando su hocico.

—¿Nerol? — volvió a preguntar Pascal —. ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Pascal? — preguntó un Nerol confundido. Uno de sus ojos estaba tan hinchado que no se podía ver nada desde ahí y el otro ojo iba por ese camino —. ¿Eres tú?

Pascal asintió.

—Pascal, ¿Qué diablos estás haciendo? — Pascal quería acusar a Nerol por robo de líneas —. Huye, estos tipos están locos y…

—Silencio.

Roberta le dio una cachetada a Nerol, una muy dolorosa, sus garras dejaron una marca en su cara y la cabeza de Nerol volteó con tanta fuerza que Pascal pensó que se le había roto el cuello. Pascal tragó saliva, y pensaba que el tal Oliver era el más fuerte e intimidante de la manada. Nerol quiso reírse, diciendo que golpeaba muy bien para ser una chica, pero Oliver intervino dándole un golpe tan fuerte que lo hizo ver todas las estrellas del firmamento.

Nerol se imaginó a sí mismo en una luna, cerca de un planeta desconocido, con una bomba de destrucción planetaria a su lado y un control remoto con un solo botón rojo que decía: “Boom”. Estaba listo para volarlo todo en pedazos.

Nerol quedó con el hocico abajo escupiendo sangre. Pascal trajo de ayudarlo, pero los demás ratones lo miraron con odio. Era una advertencia: Trata de ayudarlo y te mataremos entre todos. Pascal se quedó quieto sin saber qué hacer. Detestaba a Nerol como cualquiera, pero no le gustaba la idea de que lo estén golpeando con semejante brutalidad.

—No sientas pena por este patético pedazo de mierda — Roberta le dio una patada en el estómago para dar más énfasis a sus palabras —. Quiso explotar toda la casa en venganza por haberlo echado de la manada.

Pascal fue incapaz de mantener una expresión empática hacia Nerol. Roberta había conseguido erradicarla. El rostro del ratón amarrado tenía varias marcas de arañazos, sus ojos estaban rojos e hinchados como golpes y su hocico parecía haber sido torcido de un golpe y luego sido regresado a la normalidad de otro.

—¿Eso es verdad? ¿Querías matarnos a todos?

—No te lo tomes personal — consiguió escupir Nerol —. Solo quería ver una gran explosión — Nerol se rio con debilidad. Oliver estaba a punto de darle otra patada pero Pascal lo detuvo.

—Por suerte conseguimos atraparlo antes de que pudiera cometer su estupidez. Decomisamos su bomba y lo mantuvimos oculto de todos, como esa bestia se lo merece.

Había mucho odio en las palabras de Roberta, era obvio porque Nerol en su etapa de líder la trató muy mal en uno de sus planes egoístas. Les había prometido un nuevo hogar pero, lo realmente quería era ver una gran explosión. Esto a Pascal no le importaba, donde otros veían a un loco obsesionado con las explosiones, Pascal veía una oportunidad. Pascal se acercó a Nerol, tan cerca que sus hocicos casi se juntan.

—¿De casualidad esta bomba funciona?

—¿Cómo voy a saberlo? No la he podido probar. Estos tarados no me dejaron hacerlo.

Oliver le puso una cara que decía: “Estas buscando que te demos otra paliza, una tan fuerte que orinaras sangre por una semana”. Roberta estaba a punto de golpearlo con su bastón, pero Pascal intercedió a su favor. Pascal no esperaba que esto podía llegar a pasar: el día en el que Pascal fuera a necesitar de Nerol; o mejor dicho el día en el que Pascal fuera a necesitar de la bomba de Nerol.

—Te sugiero que no hables así de ellos — le advirtió Pascal —. Te pudieron haber matado al instante por lo que estuviste apunto de hacer. Pero te mantienen vivo.

—Lo mantenemos vivo porque lo necesitamos — dijo Roberta 1. Queremos que nos digan cómo funciona la bomba para poder acabar con los humanos que viven aquí — dijo Roberta —. Después, y solo después, podrá morir en paz.

—Si ese es el caso jamás les voy a decir cómo funciona la bomba, si es que funciona. No soy ningún idiota.

—Cuando acabe contigo vas a desear la muerte como una vía de escape — amenazó Oliver.

Roberta le enseñó los dientes. Con esos dientes era capaz de romperle el cuello a Nerol y darle una muerte tan dolorosa como merecida.

—No vamos a usar la bomba para matar humanos. El árbol debe ser nuestro objetivo principal — Pascal se mordió la lengua antes de decir lo siguiente —. Los humanos son solo víctimas.

—Es nuestra bomba y haremos con ella lo que se nos venga en gana — dijo Roberta —. Mataremos al árbol y de paso a los humanos que viven aquí.

Aunque Roberta mencionaba el matar al árbol, era obvio que su verdadera intención era matar a los humanos. Esto hizo que Pascal explotara, cosa que no le había pasado en mucho, mucho tiempo. Pascal era muchas cosas y calmado era una de ellas.

—¡Idiotas! ¿Acaso no saben lo que está pasando afuera. El jardín está repleto de humanos, todos controlados por el árbol. Incluso si llegaran a matar a los dueños de la casa no importaría. El árbol es el dueño de los propietarios de la casa, por lo tanto ahora el árbol es el propietario de la casa.



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En el texto hay: cultos, gato negro, monstruosidades

Editado: 18.09.2024

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