El árbol de navidad

Capítulo 12 – La verdad.

Diciembre 18/2023

– ¿Y no dejaste que te explicara? ¿Por qué? –Le recriminó Marcela.

– No tiene nada que explicar. Todo ya está dicho. Y es mejor así –Tarana que estaba maquillando a su hermana para el pequeño concierto que hará su banda se quedó mirándola a los ojos y dijo–: no quiero seguir hablando del tema ¿ok?

– Buenoooo –Tar volvió a su tarea y terminó de arreglar a su hermana.

Ambas salieron del pequeño e improvisado camerino y se dirigieron hasta el escenario.

– Mucha suerte, hermana. Lo harán genial –tras un fuerte abrazo Tar se dirigió a buscar a sus padres.

Como era costumbre desde hace varios años Marcela y su pequeña banda llama Soniging hearts, –una banda que empezó en el garaje de la casa de Adrián –el baterista de la banda– una tarde de junio, en plenas vacaciones de verano; los cuatro integrantes de la banda decidieron empezar a tocar como un pasatiempo hasta que ese pasatiempo se volvió un sueño para ellos y que ahora es una realidad–, estaban por empezar su pequeño concierto. Un concierto que hacían en el parque de juegos del pueblo, el cual tenia como resultado recoger fondos para mantener sus instrumentos y para donar regalos al pesebre.

Y como siempre pasaba, el lugar estaba lleno. Todo el pueblo de Colby se encontraba ahí, a todos les gustaba colaborar y el concierto se había vuelto una tradición que nadie se lo perdía.

– ¡Buenas noches, comunidad de Colby! –entonó Marcela emocionada–. ¿Están listos para cantar?

– ¡Siiiii!

Tras la afirmación de las personas la banda dio inicio y empezaron cantando All i want for christmas is you de Mariah Carey, canción que abría siempre el espectáculo.

– Hasta que los encuentro ¿no quedamos de encontrarnos en los toboganes?

– Lo sentimos, cielo. Se nos pasó –Tar pone los ojos en blanco y saluda a sus padres.

Al situarse más cerca del escenario Tarana y sus padres se encontraron con el resto de la familia y todos juntos empezaron a entonar a toda la voz las canciones que cantaba Marcela. Todos la miraban orgullosos de ella, de como pudo superar sus miedos y así lograr su sueño. Y al igual que ellos estaba todo el pueblo emocionado cantando cada canción.

Tres canciones más tarde los chicos bajaron del escenario a tomar un descanso y para que las personas se acercaran a los puestos de comida a comer sin que se perdieran el show.

– Hola familia –saludó Marcela dando saltitos. Todos salieron a su encuentro a abrazarla y a decirle lo orgullosos que estaban de ella.

Entre charlas y risas juntos fueron hasta el lugar de comida y se sentaron a comer y disfrutar del momento en familia.

***

– Mamá, ya vengo, voy al baño –al ver el asentimiento de su madre, Tarana salió con dirección a los baños portátiles.

Tras salir del baño volvió a tomar la ruta que la llevaría a su familia y estaba por lograrlo hasta que alguien obstaculizó su camino y tuvo que detenerse abruptamente.

– Pero…

Alzó la mirada y se encontró con un par de ojos miel que conocía perfectamente. Retrocedió dos pasos y negando se dio la vuelta para marcharse. No entendía que hacia él ahí, buscándola como si no hubiera pasado nada. Era tan sínico. Tan descarado. Y era la última persona que ella quería ver y menos esa noche.

– Tar, espera –pidió Dareck.

– ¿Qué quieres? ¿No entendiste cuando dije que no quería hablar contigo ni nada? Déjame tranquila.

– No –ella arqueó la ceja ante su respuesta–. O sea, sí, si entendí, pero no puedo dejarte tranquila. Necesito que me escuches. Que dejes que te expliqué lo que pasó realmente. No es como piensas.

– Y ¿qué importa lo que piense? Está demás eso.

– Para mí si es importante. No quiero que pienses que fui un idiota.

– No quiero saber nada –bufó fastidiada–. Realmente no importa ya. Sabía que no podía volver a confiar en ti. Si lo hiciste una vez quien me iba a asegurar que no lo volverías hacer. Es algo normal en ti.

Alzando las manos resignada siguió su camino, pero esta vez fuera del parque. Ya estaba cansada y encontrarse con Dareck la agotó más. Ya le pediría perdón a su hermana después.

– Espera, por favor –Dareck volvió a situarse delante de ella–. Ahora soy yo el que no entiende nada. De qué hablas. ¿Qué hice? No entiendo.

– ¿De verdad te harás el idiota? No voy a caer en tu juego.

– Mariposa –ella lo miró furiosa ante el apodo–. Perdón, Tar. Realmente no sé de qué me hablas. No entiendo.

– Realmente piensas que soy estúpida ¿cierto? –musitó entre dientes–. ¿No recuerdas las elecciones? ¿No recuerdas como me habías dicho que no ibas a participar y que me ibas a apoyar para que ganara? Que no te importaba nada de eso y que estarías ahí conmigo en todo momento, pero ¿qué hiciste? Me mentiste, hiciste que te creyera, que confiara en ti y luego me traicionaste. Jugaste conmigo. Sabias lo importante que era para mí y no te importó ni un poco. Nunca pensé que me equivocaría contigo. Y mira, lo hice dos veces.




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