El árbol de navidad

Capítulo 15 – Confesión

Diciembre 21/2023

– ¿Te gustó la película?

– ¿Que si me gustó? Muchísimo. ¿Viste cómo ambos se dieron cuenta que eran el uno para el otro con solo pasar horas juntos? Fue increíble.

Él asintió sonriente mientras sostenía la puerta del restaurante para que ella entrara.

Después de haberse acabado la película, Dareck la invitó a cenar con la excusa de hablar de la película y Tarana encantada aceptó.

Llegaron al fondo del restaurante para pedir una mesa, la mesera con una sonrisa los llevó a la segunda planta que era donde había una mesa disponible. Subieron las escaleras y se sentaron en la mesa, la cual estaba en la terraza al aire libre. La chica les entregó la carta diciendo:

– Hoy tenemos nuevo chef e hizo su plato especial por si desean probarlo. O si no, leen la carta y me avisan para tomarles el pedido.

– Oh, eso seria maravilloso. Pedimos la especialidad del chef ¿cierto? –Dijo Tar mirándolo. Él asintió.

– Nos regalas una botella de vino, por favor.

Tras el asentimiento la mesera se fue.

– Que lugar tan bonito. Nunca había venido aquí.

– ¿En serio? Yo menos. Max me lo recomendó esta mañana que me encontré con él, vino anoche con Katty. Dijo que la comida es deliciosa y la atención de la mejor.

– Mejor dicho, aunque para él todas las comidas son buenas.

Ambos se rieron ante esa verdad.

Maximiliano o Max para ellos, era el mejor amigo de ambos. Los tres se conocieron el primer día de preescolar y desde entonces no se habían separado –o bueno, Dareck y Tarana si por las circunstancias que habían pasado–. Prácticamente todo lo hacían juntos. Hasta después de haber acabado el colegio. Sin embargo, para Max le dio duro ver como sus dos mejores amigos se dejaban de hablar y se separaban. Nunca perdió contacto con ellos y aunque lo que pasó fue muy duro, él lo supo afrontar y respetar. Y ahora es el más feliz al ver como vuelven a hacer los mejores amigos de antes.

Van por la mitad de la botella de vino cuando la chica vuelve con los platos de la comida.

– Buenas noches –los saluda de nuevo dejando los platos en cada lado–. La especialidad del chef, la cual consiste en rollo de pechuga gratinada, ensalada de frutas, pan de leche hecho por el mismo y arroz de cebolla –nombró cada cosa señalándola con entusiasmo–. La ensalada tiene vinagreta de maracuyá realizada por el mismo también.

– Wao. Esto se ve super delicioso. –Admiró Tarana la comida.

– Y sin duda lo está –aseguró la chica–. Que la disfruten mucho.

Ellos asintieron y comenzaron a comer.

***

– Todo estuvo super delicioso –le dijo Tar a la mesera cuando se estaban despidiendo. La chica sonrió asintiendo.

Volvieron al cine por la moto y ya en ella emprendieron camino. Como todavía era temprano decidieron dar una vuelta por el pueblo y ver las luces –que, aunque ya las habían visto, nunca era suficiente verlas–.

El pueblo estaba hermoso. Cada calle, cada rincón y cada casa estaban decoradas. Las luces iban y venían y nunca eran suficientes; las personas eran felices decorando. Todos amaban la navidad y quien no lo hiciera terminaba amándola al ver el vivo espíritu navideño del lugar. La navidad es la época la hermosa del año y todos la festejaban al máximo y más por ser una vez al lado y la cual demora tan poco. Todos en Colby crecieron entre luces, nieve y galletas de jengibre y sin duda era lo mejor para ellos.

– Hemos llegado a nuestro destino –anunció Dareck.

Tarana al ver su casa se bajó en un santiamén de la moto, ella todavía odiaba esas cosas. Dareck la imitó y se bajó, juntos comenzaron a caminar por el caminito de entrada de la casa hasta llegar a los escalones. Tar subió los tres escalones y se volteó a verlo.

– Muchas gracias por la invitación –sonrió ella feliz–. Las dos. No sabes cuanto me gustó haber pasado contigo la tarde. Me alegra que volvamos a estar como antes.

– No fue nada, Tar. Fue un gusto haber estado contigo. Yo también me la pasé muy bien.

Dareck bajó la cabeza y suspiró.

Haber pasado toda la tarde con ella, verla sonreír y chillar de la emoción hizo que sus sentimientos más profundos despertaran, unos que pensó habían desaparecido con el pasar de los años, pero que hoy se dio cuenta que estaban ahí, más vivos que nunca. Y viéndola ahí, tan sonriente y feliz, hace que esos sentimientos despierten todavía más. La ve ahí y viaja al pasado, viéndola con esa misma sonrisa, pero esta vez en una niña de cinco años; una niña con dos coletas frente a él presentándose el primer día de clases. En ese mismo instante supo que iba a ser la niña por la que se desviviría y así lo hizo. Aunque ahora tiene miedo, miedo de confesarle la verdad y que ella se marche y lo deje solo nuevamente; no quiere tomar el riesgo de perderla de nuevo.

El miedo lo consume, sin embargo, quiere decirle ¿qué seria lo peor que podría pasar? ¿Que se aleje y le deje de hablar? O ¿Qué ella le corresponda? O en el peor de los casos que ya tenga a alguien más en su vida. Tantas preguntas sin respuestas que lo consumen de a poco.




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