Diciembre 23/2023
– Guao. Estás preciosísima, Tar –la halaga Marcela al verla salir del baño–. Ese vestido te queda fenomenal, nena. Vas a dejarlo sin palabras.
– ¿De verdad se ve bien? –Dio varias vueltas frente al espejo para verse el vestido.
– ¿Bien? Nena, se ve increíble. Una grandiosa elección.
Tarana sonrió satisfecha ante la respuesta de su hermana.
Esta mañana al despertar tenia un mensaje de buenos días y una invitación a cenar de Dareck. Invitación que la subió a las nubes de lo feliz que se había puesto, pero de la cual bajó al percatarse que no tenia ropa que ponerse para salir con él, o bueno, ropa elegante que fuera apta para una cita –así la llamaba ella–. Por lo que cuando estuvo bañada y desayunada se fue al centro a comprar algo que le gustara. Sola, ya que su hermana estaba con sus amigos ensayando. Y después de haber recorrido prácticamente todas las tiendas de ropa a la final opto por comprarse un vestido negro corto de mangas largas pegadito al cuerpo y lo acompañó con unas medias veladas negras sutiles y tacones negros y un blazer rojo y bolso rojo.
– Siento que me voy a morir del frio con esto.
– Para eso llevas el blazer, además, el restaurante tendrá calefacción y estarás más que bien. Y si no, le dices a du adorado Dareck que te abrace –subió y bajó las cejas riéndose de su hermana. Tarana estaba a punto de reprenderla cuando el timbre sonó por toda la casa, avisando de la llegada de su galán.
Agarrando el bolso salió de la habitación con su hermana pisándole los talones. Bajó la escalare lo más rápido que le dejaron los zapatos y abrió la puerta y cerrándola tras de sí para que no hermana no incordiara.
– Guao. Estás preciosa, Mariposa –sonrió tímida.
– Muchas gracias.
Él se acercó y depositó un beso en su mejilla y la tomó de la mano incitándola a caminar. La llevó hasta el auto que estaba aparcado en la acera –y que ella no había visto por estar embelesada en él–, lo rodeó y le abrió la puerta para que ella subiera; tras cerrarla fue hasta su puesto y se montó poniendo en marcha el auto.
– ¿A dónde vamos? –Quiso saber Tar.
– Es una sorpresa –Dareck le guiñó el ojo, encendió la radio y comenzó a sonar You deserve it all de John Legend y ambos comenzaron a cantarla. Era típico que en estas fechas decembrinas todo lo que sonara en la radio fueran canciones alusivas a la navidad, a nadie le sorprendía ya.
Durante el resto del camino fue así. Canción navideña que salía, canción que cantaban. Todas eran tan conocidas por ambos que no había una que no se supieran.
Diez minutos después Dareck aparcó el auto y Taraza soltó un chillido de sorpresa al ver el lugar que tenía enfrente.
– ¿Cómo es posible? Este lugar no ha abierto todavía. Abre en nochebuena ¿cómo se supone que vamos a cenar ahí? –La cara de sorpresa en el rostro de ella lo decía todo.
– Erin, la dueña, es amiga de mamá y digamos que me debía un favor –alzó los hombros lo más relajado–. Anoche que llegué después de dejarte en tu casa estaba con mis padres y su esposo en mi casa, comenzó a hablar del restaurante y aproveché para pedirle el favor –le contó mientras abría la puerta del auto para salir, corrió hasta la de ella y la abrió, Tar salió dándole las gracias y empezaron a caminar por el camino del restaurante–. Es poco lo que le falta para finalizarlo. Como ves falta el nombre, las luces de las instalaciones de adentro y una que otra cosilla.
– Y si no tiene luces cómo se supone que vamos a ver y el chef, hay chef ¿cierto?
– Ya verás. Déjate sorprender.
Dareck sacó del bolsillo una llave, la introdujo en la cerradura de la puerta y la abrió. Esperó que Tarana entrara para él hacerlo y volvió a cerrar la puerta. Entrelazó su mano con la de ella y guiándola la llevó hasta el final del lugar, cogió el pasillo de la derecha y caminaron hasta el fondo, donde había una puerta dorada con unas letras rojas que decían Salón VIP Dareck volvió a sacar una llave, esta vez más pequeña y le quitó el seguro, esta vez antes de abrirla se volteó y mirándola a los ojos le dijo:
– Cierra los ojos, Mariposa. Los abres cuando te diga ¿vale?
Ella asintió y cerró los ojos.
Abrió del todo la puerta y puso la mano en la espalda baja de Tar incitándola a caminar mientras cerraba el lugar. Se puso a su lado y agarró su mano.
– Ya puedes abrir los ojos, Mariposa.
Tarana muy obediente hizo lo Dareck le dijo. Abrió los ojos muy despacio.
– ¡Dareck! –Se llevó las manos a la boca sorprendida de lo que veía–. ¿Tú has hecho todo esto?
– Con algo de ayuda.
– Está muy hermoso. Todo. Gracias. Me ha encantado –dijo caminando por el pequeño salón. El lugar era iluminado por velas de varios tamaños y estas estaban rodeadas de arreglos de rosas rojas. Los pétalos de rosas hacían de piso. Y en el centro del salón había una mesa con dos sillas y en el centro tenias velas y ramito de rosas, dos copas y una cubeta con una botella de vino.
– ¿Te gusta?
– Me encanta. De verdad, muchísimo. Está muy hermoso.
Editado: 30.12.2025