Diciembre 24/2023
– ¡La foto! –dijo Ester, una de las señoras del grupo comunal.
Todos los niños se acomodaron en sus sillas con sus respectivos regalos, Tarana, Dareck, Marcela y su grupo musical y todo el miembro del grupo comunal se pusieron en sus puestos, y así quedó la foto navideña del 2023.
Cada año era tradición tomar la foto navideña, imprimirla, ponerla en un marco y colgarla en la pared de afuera de la casa comunal; la cual estaba llena de todas las fotos de los años anteriores. Era un lugar donde solo estaban las fotos navideñas. La imagen de todos sonriendo quedó grabada.
Los niños se fueron yendo de a poco con sus padres, deseándoles una feliz navidad a los que iban quedando. Tar, su hermana, Amanda y Elois fueron las encargadas de recoger las sillas e ir guardándolas dentro de la casa, mientras que los demás iban recogiendo las mesas, platos, vasos y la basura, todo para que quedara el lugar limpio e impecable.
***
Esa noche Tarana y toda su familia iban a cenar a la casa de Dareck. Querían estar todos juntos y cenar como la familia que habían empezado a ser apenas hace un día. Palabras que había dicho Ava, mamá de Dareck, a la mamá de Tarana esa mañana que Ava fue decirle que hicieran la cena juntas, a lo cual ella había accedido.
Por lo que Tarana se encontraba nerviosa en esos momentos y caminaba de un lado para otro en su habitación.
– Detente ya, por favor. Harás un hueco en el piso de tanto caminar –le reprendió su hermana–. No entiendo cuáles son los nervios. ¿Son los papás? –Tar asintió–. ¿En serio? Estás loca de verdad. Cuantas veces no has ido ya a esa casa. No me alcanzan los dedos para contar. La conoces de atrás para adelante y de adelante para atrás. Relájate más bien.
– No es lo mismo. No lo entiendes.
– Lo mismo. Solo que ahora son pareja. Pareja que debieron ser hace un siglo y que todo el mundo lo sabe. Estás nerviosa por nada. Mejor vamos que nos deben estar esperando Enel auto. ¿Boticas va?
– Obvio.
Marcela alzó las manos en son de paz y salieron de la habitación. Bajaron las escaleras, recogieron sus abrigos y a Boticas y salieron de casa. Y efectivamente todos ya estaban en sus respectivos autos. Tarana y su hermana se subieron al auto de sus padres, donde estos y la abuela estaban charlando.
– Listo. Nos podemos ir. –Anunció Tar.
No demoraron más de diez minutos en llegar. No había trafico ya que la mayoría de las personas estaba en sus casas celebrando juntas. Algo que era más que tradición en Colby.
Tar fue la primera en bajar del auto e ir hasta la casa. Tocó el timbre y al minuto Dereck le abrió con una enorme sonrisa.
– Mariposa, que guapa –halagó dándole un beso rápido en los labios.
– Si, si muy guapa y todo, pero dejamos pasar que hace frio –se quejó Marcela, su hermana puso los ojos en blanco y terminó de entrar a la casa.
Dentro estaban los papás de Dareck esperándolos con sonrisas. Hubo saludos y abrazos por aquí y por allá. Se sentaron en la sala con la chimenea encendida a tomar chocolate caliente con buñuelos mientras se hacían las 8 para servir la cena. Por lo general cenaban temprano, pero como era la primera cena navideña que iban a hacer todos juntos, querían compartir más tiempo.
***
Eran las 10:30 cuando se despidieron en la puerta de la casa, a excepción de Tarana que se iba con Dareck en la moto –la cual está queriendo un poquito más–.
Habían pasado una noche feliz y alegre, compartiendo chistes y anécdotas de los más jóvenes cuando eran niños. Cenaron pavo en salsa de maracuyá con arroz verde y ensalada de verduras y de postre la señora Lieth les llevó pastel de ciruela como sorpresa y al finalizar hicieron la entrega de regalos, donde todos participaron y quedaron encantados.
Quince minutos después Tarana y Dareck se marcharon a casa de ella. Ambos querían pasar los dos solos su primera navidad como pareja y también porque iban a darse su regalo de navidad ya que querían que fuera especial y querían hacerlos solo ellos dos.
Entraron a la casa y dejaron sus abrigos en el perchero. Tarana fue a la cocina por dos pocillos de chocolate caliente –nunca se cansaban de tomarlo y más en esta fecha– y galletas que había hecho esa tarde para ellos, regresó a la sala, donde encontró a Dareck con el control remoto en la mano buscando en el catálogo de películas navideñas para escoger una que no hayan visto y con la chimenea ya encendida, calentado el pequeño lugar y con un Boticas más que a gusto en la alfombra dormido frente a la chimenea con su peluche favorito abrazado. Ella caminó hasta la mesita del centro dejando la bandeja para poder coger el chocolate y la galleta de Dareck y entregársela.
– Gracias, Mariposa –aceptó gusto y le dio un sorbo a la bebida. Ella todo lo suyo y se sentó al lado de él.
– ¿Y si dejamos la peli para cuando regresemos del pesebre? Para no dejarla mocha y perder el hilo ¿te parece?
– Lo que usted diga, madame.
– Pero si podemos entregar los regalos ¿no?
– Si, mejor.
– Voy por el mío.
Editado: 30.12.2025