El día era frio y gris completamente lleno de niebla, las hojas secas y muertas del otoño caían rápidamente en la tierra podrida y mojada de aquel tenebroso pantano que rodeaba la mayor parte de mi hogar, no recuerdo cómo es que comenzamos a vivir en la vieja y triste casona solo sé que fue por una gran oferta, eran tiempos de crisis por lo que mis padres sin pensarlo decidieron comprar la casa del pantano.
En una ocasión, mi hermana menor y yo decidimos salir a dar un paseo por la casa ya que en todo el tiempo que teníamos viviendo en la casa nunca había tenido la oportunidad de salir a conocer el lugar o el pantano ese día no era un día adecuado para salir ya que el clima en ese lugar nunca era agradable, tome mi abrigo al igual que mi hermana y tomamos a Max nuestra mascota, un enorme perro al cual queríamos mucho pues formaba parte de la familia desde hace mucho tiempo, salimos los tres a explorar el lugar, comenzamos a jugar un poco con Max. Tomábamos una rama y la lanzábamos a cualquier dirección y él iba en busca de la rama, hubo un momento en la que mi hermana no midió su fuerza por lo que lanzo algo lejos la rama yo al ver que Max corrió velozmente, corrí detrás del supuse que si la rama caía en el pantano Max iba a ir tras de el sin pensarlo y efectivamente cuando llegamos al lugar donde se encontraba Max y a unos cuantos metros estaba el pantano, era un lugar en verdad muy escalofriante lleno de niebla y de pequeños árboles que tenían sus ramas caídas lo cual convertía el lugar un poco más tenebroso