“Siglos… Han pasado siglos desde que comenzamos a pelear el uno contra el otro, aprendiendo, reconociendo las debilidades del rival, volviéndonos mucho más fuertes de lo que éramos en nuestro primer encuentro y mucho más fuertes de lo que hubiéramos imaginado, tanto su poder como el mío fue creciendo drásticamente, sin embargo, ¿quién hubiera dicho que me vencería? Se supone que yo debo proteger este mundo… de él. Debía estar presente y evitar su reinado, no puedo dejar que logre sus objetivos, y eso es porque soy lo opuesto a lo que él es. Podría sonar como un cliché barato: el día y la noche, Dios y el diablo, positivo y negativo. Pero estoy seguro de que este problema entre nosotros siempre sobrepasó cualquier límite de lo imaginario. Cada vez que nos encontrábamos cara a cara, había terremotos capaces de partir a la tierra por la mitad, relámpagos con suficiente energía que, al impactar con el agua, la electrificaba a tal punto que acababa con toda forma de vida que existía ahí abajo. A veces creo que la tierra se destruía más cuando nosotros peleábamos que cuando él intentaba tomar control sobre ella.
Podría decirse que lo voy a extrañar, fue como un hermano para mí. Recuerdo un día en el que no peleamos para nada, nos encontramos durante el ocaso, en un monte increíblemente alto; él tenía esa mirada que reflejaba la esencia de un asesino, de un verdadero monstruo. Estuvimos observándonos durante horas, y antes de que nos diéramos cuenta, estábamos sentados juntos, apreciando el desastre que habíamos provocado en nuestros previos enfrentamientos, y nos reímos porque nos pareció tan ridículo toda esta violencia sin sentido, o al menos eso fue lo que yo pensé. Creí que en serio podría convencerlo de parar la guerra de una vez por todas, al fin y al cabo, los ejércitos de ambos habían muerto hace ya mucho tiempo atrás. Eso fue lo que le dio la ventaja, porque a él no le importaba si sus seguidores morían. De hecho, su secuaz, que era el hombre que seguía su legado, los envió muchas veces directo a nuestras trampas solo porque decía que extrañaba el sonido de la muerte. No puedo describir su sonrisa cuando se desató la gran guerra entre los ejércitos, sus ojos hervían al fuego vivo, y blandió su espada contra la tercera parte de los soldados en el campo de batalla con una afinidad y destreza que nunca había demostrado contra alguien más, ni siquiera contra mí. La muerte lo volvía más fuerte, y a mí me volvía vulnerable.
Legiones enteras perecieron en sus manos porque yo estaba débil, indefenso. En un principio creí que él buscaba poder, oprimir a todo el mundo, tenerlo en la palma de su mano y hacer con él lo que le plazca, infundir terror en cada rincón, y que la muerte reine por encima de la vida, pero no. Mientras que nuestros mejores ángeles asesinaban por obligación, él lo hacía por diversión, le fascinaba sentir la sangre de sus contrincantes correr por sus manos una vez su espada yacía en su corazón. Levantaba las cabezas de los bárbaros en lo alto de su templo para demostrar su supremacía, demostrar que era imparable, y, sobre todo, que yo no podía detenerlo, al menos no en ese punto.
Debo admitir que, en todo este tiempo, llegué a sentir afecto por él, tanto que le perdoné la vida cuando por fin lo tuve de rodillas en el piso, pintando el césped con su sangre oscura y mis brasas derritiendo de a poco su piel. No sé por qué tuve que dejarlo ir, él asesinó a millones de personas inocentes, devastamos el terreno cada vez que nos veíamos, le quitó la vida a mi hijo… Pero no me parecía correcto rebajarme a su nivel, soy mejor que eso, no soy un monstruo, no soy un asesino, aunque muchas veces deseo serlo, para volverme más resistente ante las pérdidas, pero si eso pasa, mi misión y voluntad habrán fracasado. Después de todo, estamos destinados a pelear por el resto de la eternidad. No soy el primero que se enfrenta a él de esta manera, y no seré el último, porque no soy el único que ha tenido este poder.
Ahora ya estoy muerto, eso no puede cambiarse, y probablemente pasen siglos para que aparezca alguien con el corazón tan puro y oscuro, capaz de manifestar este espíritu en sí mismo para pelear con las maldades que abundan en este mundo caótico. De la misma manera, él también ha muerto, así que la tierra está a salvo por ahora, pero aquí vienen las malas noticias, una profecía que me compartió un vidente en un antiguo pueblo dice lo siguiente “El próximo defensor de la luz superará a todos sus antecesores, al igual que su contraparte superará a los suyos… ellos tendrán un tan lazo tan especial que no podrá romperse con ningún tipo de magia, su enemistad se volverá tan grande como el universo mismo, y su piedad del uno con el otro será la perdición de ambos. Ninguno será lo suficientemente fuerte para matar al otro. Sus contiendas durarán milenios, incluso cuando la humanidad haya desaparecido, ellos seguirán luchando, y serán los últimos que han de existir en la faz de la tierra”
Prefiero pensar que la luz del día logrará triunfar una vez más, pero esta vez lo dudo mucho, no quiero llenar a toda mi legión con esperanzas que no son verdaderas, sobre todo cuando sé que el próximo enemigo será mucho más fuerte que yo, más fuerte que mi propia contraparte, y probablemente será más fuerte que el siguiente que lo enfrente, pero eso se puede remediar, ya que descubrí como deshacerse del espíritu que invade cada contraparte. Para hacerlo, el gran oscuro debe…”
• • •
-¿Qué? ¿Qué pasó? -dijo desesperado.
-¿Dónde está el resto? Oh no, esto está muy mal, no, no, no, no, no, no, no, ¡No es justo! Tanto tiempo buscando y ¿eso es todo lo que tiene que decir? ¿En serio? ¡NOOOOOO!