–Señora, ¿está segura de lo que dice? –Reos la miró intentando contener la furia que desbordaba de sus ojos.
–Jovencito, jamás podría olvidarlo –hizo una breve pausa. –Su mirada… reflejaba la esencia de un asesino. No solo se llevó el pergamino que traté de ocultar, también se llevó a mi hija.
–¿Hace cuánto pasó eso? –Preguntó Albraham, mientras dirigía su mano hacia su rostro.
–Fue hace poco más de treinta y cinco años. Mi hija cumplía diez… Le había preparado un pastel de cumpleaños. –la anciana no pudo contener las lágrimas que le generaban esos recuerdos.
–Lo lamento mucho. Sé que debió ser difícil para usted. –Reos giró la cabeza hacia su amigo.
–Muchas gracias, señora, de todas formas ya tenemos que irnos. –declaró Al antes de encaminarse hacia la salida. Reos se despidió amablemente de la anciana y caminó detrás de su compañero.
–Es mentira, ¿cierto? Polo ni siquiera es el Líder Supremo. –Al se limitó a mirarlo serio.
–Dime que es mentira. No puede ser posible. ¿Por qué Polo haría algo así? No tiene sentido…
–En realidad sí es posible.
–¿Qué quieres decir con eso, Al?
• • •
La jornada escolar estaba llegando a su fin; los estudiantes se dispusieron a dirigirse cada uno a su hogar, incluyendo a Robert y Greg. Habían llegado a un acuerdo con Polo con respecto a su estadía en el campamento. Ellos se harán presentes siempre y cuando tengan por lo menos unos minutos para pasarlos en casa. De mala gana, Polo accedió.
A lo lejos y después de una caminata de rutina finalmente llegaron a casa. Una vez dentro, los chicos se percataron de algo inusual, algo que generalmente no sucedía; sus padres estaban juntos esperándolos en el comedor.
Los miraron confundidos, y sin demora caminaron hacia ellos.
–Chicos, su madre y yo les tenemos una noticia importante. –Geovany tomó la palabra.
–Dentro de un tiempo… ¡van a tener un hermanito! –Nelly dibujó una sonrisa en su rostro. Ambos hermanos se emocionaron muchísimo y de inmediato fueron a abrazar a sus padres. Sin embargo, a pesar de la emoción del momento, Nelly no estaba tan contenta como aparentaba. El dolor se reflejaba en su hipócrita sonrisa mientras trataba con todas sus fuerzas de esconder la verdad.
Un largo camino se avecina, y no podría haber pedido mejores hijos que los que ahora la apoyan, pero no veía la hora de romperles el corazón con aquella otra noticia que ha estado guardando incluso de su esposo Geovany.
Sin más tardar, Greg y Robert se dirigieron al complejo donde han estado entrenando la última semana, aunque se llevaron una gran sorpresa cuando Polo les ordenó que no entrenara el día de hoy. Dijo que había algo importante de lo que les quería hablar y que eso requería su máxima atención, así que los llevó a la Gran Sala de reuniones para compartirles detalles importantes.
–Escuchen, el momento se acerca. Noxius está planeando despertar por completo ahora que ya sabe acerca de la presencia del Arcángel. Una vez lo haga será casi imposible detenerlo, aun teniendo tu poder, señor Haspen. Es por eso que estamos organizando un ataque antes de que eso suceda. Sé que apenas ha pasado una semana, pero confío en ustedes y en sus habilidades. En especial las tuyas, Gregory.
–Disculpe, Arque Polo, tengo una duda. –intervino Rob. –¿Cómo sabe exactamente lo que Noxius está haciendo?
–Contamos con una informante que ha logrado infiltrarse exitosamente en la guarida de Noxius hace un año. Nos ha brindado toda clase de información desde entonces.
–Entiendo. Y ¿cuándo será llevado a cabo el ataque? –Ahora Greg intervino.
–Cuando nuestro informante nos asegure la vulnerabilidad de Noxius. Además tendremos que esperar hasta que hayan regresado dos de nuestros…
Justo en ese momento, el sonido de la puerta interrumpió la reunión. A la escena se sumó alguien que Polo no esperaba ver tan pronto; Albraham había regresado, pero Reos no lo estaba acompañando.
–Oh, Al, precisamente estaba hablando de ti. Me sorprende que te tardaras tanto. Déjame presentarte al Arcángel de Fuego. –El hombre miró asqueado a los muchachos.
–¿De verdad uno de estos niños es el Arcángel? Por favor, Polo, no me hagas reír.
–Habló el muy mayor, ¿cuántos años tienes, anciano? ¿cuarenta? –protestó Gregory bruscamente.
–¿Y tú cuantos, infante? ¿nueve?
–Dieciséis.
–Veinticuatro. –Albraham pegó un resoplido burlón.
Después de esta pequeña pelea, Rob y Gregory inspeccionaron de arriba a abajo al sujeto. Luego de observarlo con mayor detenimiento, notaron que llevaba un collar plateado con detalles azules. ¿Podría ser que era el hombre con el que se toparon hace un tiempo? Después del intercambio de miradas incómodas; Albraham caminó hacia Rob de manera agresiva.
–Tú eres el Arcángel, ¿cierto? Robert Haspen. –el chico cruzó los brazos y se reclinó sobre la mesa. Acto seguido señaló a su hermano.
–Nop, es él.
–Soy yo. – Greg levantó la mano.