PARTE UNO: PROMESAS ROTAS
De nada sirve lamentarse a estas alturas. Un corazón roto es mejor que miles destrozados.
La conmoción de la noticia golpeó fuertemente a la familia. Pasó de ser un ambiente cálido y amigable a una profunda hostilidad. Los meses solo dictaminaban poco a poco la sentencia ineludible a la que se verán sometidos.
Pasaron ocho meses desde aquella noticia y lo único que pudo notarse es que cambiaron, en serio cambiaron. Greg se volvió muchísimo más frío y cruel de lo que ya era; Robert pasó de ser extrovertido para aislarse del mundo que lo rodea. Se mantuvo tan optimista como le fue posible para no perder la cordura pero sí perdió mucho su ánimo y su brillo característico. Quien peor la pasó fue Geovany; la cabeza del hogar. Se vio envuelto en la monotonía de su trabajo hasta altas horas de la noche. Hacía turnos extra, lo que le daba un bono adicional, pero se lo gastaba en bares y tabernas los fines de semana. La estabilidad había desaparecido y solo tocaba esperar el trágico final que se encontraba al otro lado del camino.
Durante ese periodo de tiempo, Rob comenzó sus prácticas mágicas. Resulta que sí tenía un núcleo de Protección después de todo. Polo se encargó de afinar su destreza y capacidad de controlar todo tipo de conjuro.
Para demostrar fortaleza, Greg entrenó mucho más duro. No permitió que sus emociones lo invadieran y perdiera el control. Debía hacerlo, ya que, para su mala suerte y después de varios meses de entrenamiento, recién le informan que si dejaba que el odio y el dolor lo consumieran, sus alas, que tienen como conciencia propia tomarían estos sentimientos y comenzarían a actuar acorde a la negatividad, haciéndolo imposible de detener.
Como contramedida a este riesgo que nadie, en todo el tiempo que pasó en la Legión pudo informarle sino hasta el peor momento posible, decidió perfeccionar su dominio con la espada. Para eso, Albraham hizo de chaperón. Se volvía más fuerte con cada error que cometía. De diez enfrentamientos que tenían, ganaba tres veces, que es poco, pero ya es algo. Además del entrenamiento, los lazos entre ambos se reforzaron bastante. De vez en cuando, Al le daba consejos sobre cómo librar mejor una pelea, lo instruía en su postura como arcángel y se dispuso a formarlo con respeto y disciplina. En la lista de sus entrenamientos estaba aumentar la duración del anillo y desarrollar técnicas propias aparte de su ráfaga de fuego. Logró integrar una espada de buen filo para que apareciera junto con la túnica al momento de colocarse el anillo. Algo bastante práctico por si llegara a ser atacado nuevamente.
También optó por comenzar a estudiar la historia de los Arcángeles para buscar alguna pista o detalles que solo ellos conozcan acerca de su trabajo, responsabilidades y posibles destrezas que pueda aprender. Habló con Herbert y le dijo que toda la información que necesita está en la biblioteca central. Ahí encontrará todo de cualquier cosa, pero por desgracia, no contaban con información abundante con respecto a los arcángeles. Greg decidido a investigar, entró a la biblioteca a revisar las historias sobre sus predecesores. El primero en revelarse fue Uriel. Siendo el primer Arcángel, casi no contaba con información relevante, nada más con sus funciones y los sobrenombres que le pusieron, como “El fuego de Dios”. Encontró un dato que le pareció inquietante. El pergamino detallaba acerca de una espada blanca conocida como La Espada Flameante que podía cortar cualquier cosa sin excepción. Greg creyó que esa espada le sería de utilidad, sin embargo se topó con la sorpresa de que se rompió hace milenos y está perdida desde entonces, así que descartó la opción de buscarla. Encontró también varios documentos sobre una tal Ruptura de Núcleos. Según la información que contaba, existían dos núcleos en cada persona: un espiritual y uno mental.
El espiritual se relacionaba con el alma y cuerpo en su máxima serenidad, y que romper ese núcleo por voluntad propia le daría atributos físicos inigualables al perpetrador del acto, pero muy pocos pueden lograrlo.
Por otro lado, está el núcleo mental. Maneja las actividades cognitivas y del pensamiento en sí, por lo que la ruptura de este núcleo implica muchísimas cosas que son bastante desconocidas, como la interacción con el subconsciente; control mental, entre otras cosas más llamativas.
Ambos núcleos pueden “romperse”, para recibir un golpe repentino de poder. Es como tirar leños grandes a una locomotora y así viaje más rápido, pero en proporciones más letales para el cuerpo humano.
A partir de ahí, encontró los archivos sobre todos los arcángeles que existieron antes que él.
Siguiendo con el orden, se topó con la historia de Eurosia de Nemea, la Segunda Arcángel, también conocida como La Arquera Divina. Según los relatos, ella creaba millares de flechas de fuego y luego las lanzaba con sus poderosas alas para acabar con ejércitos enteros. Incluso los mejores generales estaban indefensos ante su increíble habilidad. Cuenta que viajó por todo Egipto, Grecia y Roma con la idea de fundar la Legión de Ángeles, pero fracasó en un intento desesperado. Los acontecimientos no fueron precisos, pero según lo que se entendió, tuvo una feroz pelea con su contraparte y logró salir vencedora, pero también quedó malherida y murió desangrada en el fondo del mar. Antes de morir realizó una técnica muy extraña que aumenta la oxidación del agua. Dado que controlaba el fuego, entendió perfectamente que podía controlar ese elemento que lo avivaba: el oxígeno. Hizo que la salinidad del mar aumentara a niveles exorbitantes para que nadie se atreviera a entrar en busca de su cuerpo para obtener información acerca del Poder del Fuego que ella tenía en sus venas. Hoy se lo conoce como el Mar Muerto y no existe ni una criatura viva en esas aguas.