El archivo de los ecos

ECO 001_EL JARDIN DE CRISTAL

El zumbido del escáner retumbaba en la sala vacía como un corazón mecánico. Cassandra Vela se inclinó sobre la interfaz holográfica, los dedos flotando sobre los comandos, mientras los datos del nuevo lote de ecos se desplegaban frente a ella como una galaxia de recuerdos fragmentados.

Ubicación: Invernadero abandonado, zona C-12, distrito Biaxel
Fecha de captura: 12 de abril de 2047
Tipo de eco dominante: Emoción compuesta (no categorizada)
Nivel de intensidad: 93.4%
Estado: Aislado del patrón global

Frunció el ceño. Emoción compuesta sin categorizar. Raro. Muy raro. Cassandra había pasado años decodificando la química emocional del alma humana: ira, miedo, amor, duelo… todo podía ser clasificado, etiquetado, empaquetado. Pero esto… esto no encajaba en nada conocido.

—Lira, reproduce la visualización completa —ordenó.

La IA respondió con su voz neutra:

—Proyección iniciada.

Las luces bajaron y el laboratorio se desvaneció. El mundo alrededor de Cassandra se transformó en una cúpula translúcida: un invernadero en ruinas, cubierto de enredaderas fosilizadas, cristales rotos, y plantas marchitas. Pero allí, en medio del silencio, una figura permanecía inmóvil, de espaldas a ella, bajo una lluvia leve que no era real.

Un hombre.

Vestía una chaqueta oscura, manos en los bolsillos, la cabeza ligeramente inclinada como si escuchara algo. No hablaba, no se movía. No debía estar ahí. La mayoría de los ecos eran sensaciones, imágenes distorsionadas o flashes de memoria. Pero este… este era nítido.

Demasiado nítido.

Cassandra contuvo el aliento cuando una ráfaga de emoción le atravesó el pecho. No venía del eco, venía a través del eco: una mezcla insoportable de pérdida, anhelo y… esperanza. Una combinación imposible.

—¿Lira, hay datos biométricos del individuo?

—Negativo. Presencia no registrada. Entidad sin huella emocional previa.

Cassandra se giró lentamente hacia el escáner de red neuronal. Todo parecía normal, pero su instinto gritaba lo contrario. El hombre aún no se había movido. Y sin embargo, ella sabía que él estaba consciente de su presencia.

Un segundo después, sin sonido, sin aviso, el hombre giró la cabeza levemente.

No lo suficiente para mostrar su rostro.

Solo lo justo para hacerle saber que la había visto.

El jardín desapareció. Fin de la visualización.

—Lira… —dijo con voz apagada— crea un archivo privado. Clasifícalo como Eco 001 – Anómalo. Solo lectura. Solo acceso personal.

—Confirmado.

Cassandra se reclinó en su asiento, el corazón latiéndole más rápido de lo que quería admitir. A lo lejos, en la oscuridad del laboratorio, una luz parpadeó una vez. Luego otra. Luego se apagaron.

El hombre sin rostro se había convertido en un misterio.

Y eso era exactamente lo que ella no necesitaba.



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En el texto hay: suspenso, psicologia, cienciaficion

Editado: 02.05.2025

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