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El Combate por la Llave.
La doble agente, ahora desenmascarada, atacó a Vance con una ferocidad inesperada.
—¡El Pergamino es mío, Aelarion! —gritó la falsa Ariadne.
Vance esquivó el golpe, usando el conocimiento de artes marciales que había aprendido de Kira. Kira, aunque aturdida por la traición, reaccionó inmediatamente, enfrentándose a la teniente de El Fénix que había entrado en la bóveda.
El combate se dividió:.
Vance vs. Falsa Ariadne: Lucha por el Pergamino de Metal.
Kira vs. Teniente de El Fénix: Lucha por la Reliquia del Cronista y el control de la bóveda.
La teniente de El Fénix era fuerte, pero Kira era más rápida y motivada por la traición de la doble agente. Kira usó el estante de microfichas como arma, lanzando rollos para desorientar a su oponente y buscando neutralizarla.
El Rescate de la Verdadera Aliada.
Mientras Vance luchaba, el sistema de emergencia en el Museo, activado por la alarma, comenzó a sonar.
De repente, la puerta de la bóveda se abrió de golpe, y una figura irrumpió en la Cripta. No era Seraphina, sino la verdadera Ariadne. Estaba herida, con sangre en el hombro.
—¡Vance! ¡Capitana! ¡Yo soy la verdadera! ¡Ella es Medusa! —gritó la verdadera Ariadne, revelando el nombre en clave de la traidora.
"Medusa", al escuchar su nombre en clave, se distrajo por un instante. Vance aprovechó la oportunidad: usó la Reliquia del Cronista como arma de distracción, golpeándola en la mano y obligándola a soltar el Pergamino de Metal. El Pergamino cayó al suelo, rodando hacia los pies de Kira.
La Decisión de Kira.
Kira se despegó de la teniente de El Fénix, se lanzó y agarró el Pergamino de Metal. Ahora tenía ambos artefactos, pero estaba atrapada.
La teniente de El Fénix la inmovilizó. —Ahora lo tenemos todo, Capitana.
En ese momento, la verdadera Ariadne se abalanzó sobre la teniente. —¡Yo me encargo de ella! ¡Vance, activa el rastreador de Kira!
Vance, entendiendo la desesperación del momento, activó el micro-rastreador que Kira le había dado en el avión. Esto era la señal de que estaban en grave peligro, una llamada de auxilio directa a Nido.
La Llegada de Seraphina.
El suelo de la bóveda comenzó a vibrar. El sonido de helicópteros militares se acercaba.
—¡Demasiado tarde! —La voz triunfante de Seraphina resonó por el comunicador de la teniente—. ¡He llegado a Londres!
Seraphina irrumpió en la Cripta, flanqueada por dos mercenarios más. Sus ojos se fijaron en Kira, que sostenía el Pergamino.
—Capitana Rourke. Entregue el Pergamino, y haré que su muerte sea rápida y limpia.
Kira, atrapada y herida, tuvo un momento de inspiración. Miró la consola central que contenía el índice de la Cripta.
—No vamos a negociar, Seraphina. Vamos a destruir el juego.
Kira, usando el Pergamino de Metal y la Reliquia del Cronista en conjunto, reescribió el código de acceso del índice. En lugar de guardar los registros, activó una secuencia de sobrecarga.
—¡Vance! ¡Sal de aquí! ¡Yo borro los datos! —gritó Kira.
El Colapso de la Cripta.
Vance entendió. El verdadero objetivo era impedir que la información cayera en manos de El Fénix.
—¡Nido! ¡Cubre nuestra salida! —gritó Vance.
La consola central de la Cripta comenzó a emitir humo y chispas. Los nombres proyectados de las corporaciones y los políticos en la pared se volvieron ilegibles y se desintegraron.
—¡No! ¡Mis activos! —Seraphina, en un ataque de pánico, corrió hacia la consola, abandonando la lucha por Kira.
Vance se abalanzó sobre Kira y la levantó. La verdadera Ariadne, después de neutralizar a la teniente, activó un explosivo de humo en la salida de emergencia.
—¡Síganme! ¡Hay un túnel de drenaje de la época romana! —gritó Ariadne.
Kira y Vance, bajo la cobertura del humo y la confusión de Seraphina, siguieron a la verdadera Ariadne por el túnel de escape.
La última frase con gancho: Dejaron atrás a Seraphina, que gritaba de furia sobre las cenizas de su futuro imperio. El precio de la victoria de La Vigilancia acababa de subir.