El Archivo Prohibido de Ícaro . (parte 3)

Epílogo: El Protocolo de Cronos.

​Un Nuevo Amanecer para La Vigilancia.
​Tres semanas después. Una remota isla en el archipiélago de las Azores.
​El equipo se había reubicado en una base naval abandonada, el nuevo cuartel general de La Vigilancia. La doctora Lena Voss había montado un sistema de defensa sofisticado, y Nido había establecido una red de ciberseguridad prácticamente indescifrable.
​Kira y Vance estaban en la sala de operaciones. El equipo ahora incluía a Ariadne, quien trabajaba discretamente en el archivo de los Hijos de Teseo, digitalizando los fragmentos de verdad que lograron salvar de la Cripta.
​—Seraphina ha desaparecido de la red —informó Nido—. El Fénix se ha desvanecido en la clandestinidad. Sabemos que no ha renunciado, solo está rearmándose.
​Vance asintió, mirando los últimos informes de la destrucción de la Cripta. La amenaza del control financiero había terminado.
​—Ella no está buscando dinero ahora. Está buscando el artefacto que puede deshacer lo que hicimos.
​El Artefacto Perdido.
​Kira se acercó a un mapa holográfico que Vance había creado. Era una proyección de los últimos registros que su linaje había intentado destruir: el Protocolo de Cronos.
​—¿Qué es el Protocolo de Cronos, Elías? —preguntó Kira.
​—Es el artefacto más temido de la Atlántida —explicó Vance—. El Cónclave manipuló la historia; Cronos podía revertir el tiempo en áreas localizadas. Era la herramienta que usarían para "reiniciar" la humanidad si esta fallaba.
​—Un arma que puede borrar nuestra victoria, borrar Arcadia, y borrar todo lo que hemos luchado por conseguir —dijo Kira, la amenaza real y palpable.
​Vance señaló un punto en el mapa: una coordenada en el fondo del Océano Ártico.
​—La única mención del Protocolo de Cronos estaba en un registro de la Cripta que Ariadne había memorizado. Está sellado en una Bóveda Geotérmica que solo puede ser abierta por el Pergamino de Metal.
​La Promesa de Seraphina.
​El silencio llenó la sala. El Pergamino, que había sido la llave de su liberación, era ahora el señuelo de su perdición.
​Kira recogió su rifle de asalto, su mirada determinada. —Seraphina vendrá por el Pergamino. Y luego irá al Ártico.
​Vance se acercó a ella, tomándole la mano. La guerra había cambiado. Ya no era por proteger secretos, sino por proteger su propia existencia y la línea del tiempo.
​—No vamos a esperar a que ella nos encuentre, Capitana. La Vigilancia ataca primero.
​Kira sonrió, su espíritu de guerrera renovado. —Vamos a ponerle fin a esto, de una vez por todas.
​En ese momento, el sistema de comunicaciones de Lena se encendió. Era un mensaje de voz, sin remitente, sin rastreo digital.
​Era la voz sedosa y fría de Seraphina.
​—Disfruten de la paz, La Vigilancia. Les he dejado una pequeña pista en su nuevo cuartel general. Yo ya voy de camino al Ártico. Tienen el Pergamino, pero yo tengo el tiempo. La próxima vez que nos veamos, Capitana Rourke, será en un día diferente.
​El mensaje se cortó. Kira y Vance se miraron. La amenaza había sido lanzada.
​Nido gritó desde el sistema de seguridad. —¡Hay un dron de vigilancia! ¡Un nanodrón camuflado en el exterior!
​Vance corrió hacia la ventana. El dron no se movió. Estaba estático. Pero en el pequeño fuselaje del dron, había un objeto brillando: una miniatura de reloj de arena.
​Kira se acercó a Vance. —Nos está invitando a jugar.
​Vance apretó el Pergamino de Metal en su puño. La Saga del Último Mapa Atránte continúa .......

FIN




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