El Archivo Prohibido de Ícaro (tercera parte)

Capítulo 6: La Venganza del Fénix.

​El Duelo en el Hangar.
​El rugido del Archivo de Ícaro al ascender llenó el hangar. El aire se cargó de ozono y el olor a metal caliente.
​Seraphina, consumida por la furia por la pérdida de su "nueva era", se abalanzó sobre Vance. Ella no blandía un arma, sino que usaba una técnica de combate diseñada para neutralizar.
​Vance esquivó el primer golpe. Él era más lento, pero su mente era un arma. Sabía que no podía vencerla en fuerza.
​—Victoria les mintió, Seraphina —jadeó Vance, creando una distracción verbal—. Les dijo que la tecnología era poder. Pero el Cónclave aprendió que era una maldición.
​Seraphina no escuchó. Su rostro, iluminado por el resplandor ascendente del Archivo, era una máscara de odio. —Ustedes son los herejes que destruyeron el futuro.
​Ella lo atacó con una patada giratoria. Vance cayó, y ella inmovilizó su cuello con el pie, la presión cortándole la respiración.
​—El Pergamino de Metal es la llave de mi venganza. Y usted me lo dará —siseó Seraphina.
​La Intervención Digital.
​En el exterior, Nido había terminado su trabajo en el Pergamino de Metal y vio que el Archivo se elevaba. El mundo estaba a salvo, pero Vance estaba en peligro.
​Nido no podía combatir. Pero podía hackear.
​Usando el pulso de energía remanente del Archivo que había lanzado Vance, Nido sobrecargó la red de baja frecuencia del campamento de El Fénix. El sistema de defensa se disparó accidentalmente.
​Una sirena ensordecedora comenzó a aullar.
​Las luces del hangar parpadearon y se apagaron.
​Un potente cañón de sonido, diseñado para repeler, se activó, emitiendo una onda de choque aturdidora.
​Seraphina, desorientada por el ruido y la oscuridad, soltó a Vance y se llevó las manos a la cabeza.
​—¡Maldito sea, el hacker* —gritó ella.
​El Rescate y la Promesa.
​Vance, recuperando el aliento, corrió a la sala de comunicaciones. Kira seguía inconsciente, pero la dosis de sedante la hacía solo parecer dormida.
​—¡Nido! ¡Saca la motocicleta y mantente en la ruta de escape! —ordenó Vance por el comunicador.
​Vance levantó a Kira. Ella era un peso muerto, pero él la sostuvo firmemente, sintiendo la tensión de la situación. Al verla tan vulnerable, el lazo emocional que los unía se reforzó, una tensión íntima y desesperada en medio del combate.
​Justo cuando Vance salía del hangar con Kira en sus brazos, Seraphina se recuperó del aturdimiento.
​—¡No escaparás, Elias!
​Seraphina intentó cortar su retirada, pero Vance usó un extintor de incendios cercano, creando una densa nube de polvo químico que cubrió el hangar.
​Seraphina disparó a ciegas, pero las balas solo impactaron en el metal de la motocicleta.
​El Regreso al Silencio.
​Vance llegó a la moto. Nido estaba en el asiento del conductor. Él ayudó a Vance a colocar a Kira a salvo en el asiento trasero.
​—¡Salgamos de aquí! —gritó Vance.
​Nido pisó el acelerador, abandonando el campamento de El Fénix justo cuando la organización comenzaba a reorganizarse.
​Mientras se alejaban, Nido señaló al cielo nocturno. Una luz brillante, como una estrella fugaz al revés, explotó silenciosamente en la atmósfera superior. El Archivo de Ícaro se había autodestruido. El planeta estaba a salvo, la última gran tecnología atlante había desaparecido.
​Pero la amenaza no había terminado.
​Seraphina se paró en el borde del acantilado, observando cómo la motocicleta desaparecía en la noche. Ella sostuvo el falso Pergamino de Metal que Vance había usado como señuelo.
​—Elías Vance. Puedes destruir el artefacto, pero no puedes destruir mi conocimiento. El Fénix renacerá. Y la próxima vez, usaré a la Capitana para quemar el mundo.
​El mensaje era claro: la guerra por el poder y el conocimiento había terminado, pero la guerra por la venganza de El Fénix apenas comenzaba.




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