Bajó escalón por escalón con total rapidez, Thania no estaba dispuesta a quedarse con la duda y yo ya en cierta distancia, grité con algo de desesperación al verla acercarse a la puerta.
Sabía que aquel sujeto no debía entrar a esta casa, no podía esperar menos de alguien que
quería hacerme daño a pesar de salvarme, es extraño pensar antes, que al venir
a la ciudad mis problemas se acabarían, si bien ya no soy el mal augurio
andante para algunos, en la capital predomina la discriminación. Sobre todo por
mis ojos.
—Thania no abras la puerta. Yo sé lo que te digo. No.–Crucé ambos brazos.
—Seguro que es mi pedido y quieres vengarte de mí. —Me miró desafiante. —Tú no me mandas.
—¡Thania! Escúchame, aunque sea una vez.
Sin escucharme abrió de un jalón la puerta quedando ella confundida y mirando por
diferentes direcciones. Poco después, con su expresión de pocos amigos giró a
mi dirección.
—¿Se fue? Que más puedo esperar si le cerraste la puerta en la cara. Esto es tu culpa
Alba.— cerró la puerta de golpe.
Sentí un gran alivio al ver la escena, que incluso dí un gran suspiro que relajó mi
cuerpo entero por un instante.
—Estoy salvada, ese tipo...
Al murmurar, una voz grave resonó detrás de mí oreja, que de inmediato mi cuerpo se
escarapeló con la primera palabra. Aquella voz era tan única, que era imposible
confundirla.
—"¿Ese?" Humana, te dije que te hicieras responsable, ¿y me tiras esa puerta en mi cara?
¿Asi es como tratas al Dios que te salvó la vida?
¡¿Cómo es que entró?!
Antes de que pudiera decirle algo, Thania exclamó con asombro.
—¡Ah! Y ese chico...—señaló Thania detrás mío con total sorpresa, pero luego de mirarlo
bien, su actitud de sorpresa se volvió algo más a su estilo de persuasión.— ¿Y
este chico Alba? Veo que lo tenías bien guardado.— Me miró de pies a cabeza con
un rostro desafiante y de querer saber más.
Yo de inmediato volteé hacia aquel Dios y puse ambas manos sobre mi cintura,
mirándolo cara a cara. Ambos nos desafiamos con la mirada, aquel hombre trataba
de intimidarme, pero algo así no funciona para mí.
—Ya te di las gracias y tú mismo me rechazaste como futura candidata de ser tú prometida
¿Entonces por qué me sigues? Es cierto que fue mi culpa ese golpe y es cierto
que también fue mi culpa tú supuesta pérdida de poderes o de lo que sea. Sin
embargo, yo ya te compensé ese incidente.— Agarré su brazo y lo jalé hacia la
puerta.— Déjame decirte que yo tengo vida y no tengo tiempo para tus sermones y
juegos de Dios ¿Me entendiste? ¡Gracias por tu visita!
La expresión de aquel Díos era una verdadera odisea, era como si realmente nadie le hubiera
dado alguna advertencia o sermón en su vida y aún peor, que lo hubiesen
rechazado. Casi pareciera que su enojo hubiera tomado otro nivel de enojo,
hasta el punto de venir a mi propia casa a tratar de vengarse.
—¡Espera Alba! ¿Porqué estás botando de esa manera a este chico tan agraciado?—Lo miró
fijamente al ver la vestimenta extraña que usaba.— Bueno, creo que está
disfrazado de algo, pero mira ese buen cuerpo ¿Vas al gimnasio seguido?.—Sus
labios bordearon una sonrisa coqueta.
—Thania, querida hermana, ¿te gusta?—Lo señalé.
—Bueno, estoy nuevamente soltera.—Posó su mano en su mentón.
—Mira que coincidencia, él también lo está, es más, busca prometida y él es alguien
importante.—Lo empujé hacia Thania ante su mirada de confusión.— Yo tengo que
irme a trabajar, entendiste Caelus. Yo no existo para tí, ya saldé mi deuda
contigo ¡Que disfrutes Thania!
—¡Oye!
—Por fin hiciste algo bueno. Alba.– murmuró mi caprichosa hermana.
—Humana, estás jugando con fuego y te vas quemar.– Me miró el supuesto Dios con
intensidad, con una sonrisa poca amistosa.
La mirada de Caelus hacia Thania, cuando ella agarró su brazo, era de incomodidad total.
Yo no podía evitar en cierta parte disfrutar aquella escena, ya que sabía que
por esta vez yo había ganado al hacerlo sentir de esa manera.
—Digamos que hay veces en que hay que experimentar algo nuevo y mira tu suerte, hasta
prometida te conseguí.—Me despedí de el agitando mi mano.— Mis hijos me
esperan.
—¿Hijos?—Con el rostro de confusión y sorpresa del Dios, yo cerré la puerta y me fui rumbo
al colegio privado donde laboro.
El colegio particular queda muy cerca de mi casa, fue una verdadera fortuna que obtuviera
un trabajo estable y además de ser fácil de llegar.
Si bien me llevaba bastante bien con mis alumnos, nunca falta los niños que vean muy
extraño mi apariencia y además, de que haya madres que tengan una imagen de mi
de mal augurio. A pesar de ello, nunca he dado un paso atrás para enfrentar
esos problemas, de hecho era muy poco a diferencia de lo que enfrenté cuando
tan sólo era una niña.
¿Cómo logré no ser parte de la burla de esos niños? Muy fácil, antes de ser profesora
primero fui su amiga y compañera. Mis clases son interactivas y muchas veces
realizo juegos educativos. Mi reputación está intacta por dar buenos resultados
de aprendizaje y eso me hace sentir orgullosa de mí.
Tal vez debería celebrar engriéndome con algo, para ser sincera muy pocas veces salgo a
distraerme, no puedo decir que tengo una vida aburrida, pero ser docente no es