El arrogante Dios del cielo

Capítulo 8 Viejas paredes

Cansada por el largo viaje, me adentré a mi vieja habitación. No había cambiado nada, tampoco había sido mantenido durante mucho tiempo. Limpié el lugar con lo que encontré, y cambié las sábanas por unas nuevas que me dieron. Miré el lugar con nostalgia y noté tantas cosas de mi niñez que aún no fueron botadas. A mi abuela le encantaba contarme historias antes de dormir. Muchas de ellas, se refería a la leyenda de aquel Dios: «Un rey que te brindará felicidad en tu futuro» Me pregunto, ¿cuánta verdad había en aquella leyenda? Incluso si la tuve frente a mis ojos, aquel Dios ya se desapareció.

Miré la imagen de mi abuela, una foto vieja enmarcada que aún se mantenía sobre mi pupitre. Yo tenía la misma foto, pero guardada en mi billetera.

—Abuela Ana, te extraño mucho.—Susurré con nostalgia mirando la foto.

Cuando oí aquello tan importante que tenían que decirme, no dudé en aceptar de inmediato. Sin decir nada, como siempre ha sido. Conteniendo mis pensamientos y emociones. No tenía caso seguir en este lugar, pero el transporte es escaso y de igual manera, volver a la ciudad por hoy, es imposible.

—¡Alba! ¡Alba!

Oí la voz de Thania llamarme detrás de la puerta, tan rebosante de energía por tan buena noticia. Para alguien que desea dinero sin ningún esfuerzo, no podría estar más feliz por obtener la herencia familiar. No la envidio, porque yo no quería el dinero de mi familia, ya que recibirlo, era como seguir atada a ellos, pero no sé qué tan preparada esté Thania para asumir tal responsabilidad. Debía admitir, que me preocupaba un poco.

Fui hacia la puerta abriéndola con cautela. El rostro de Thania reflejaba desagrado por el aspecto del lugar, pero no le importó entrar de inmediato.

—Bueno hermana, sé que ahora me odiarás por la decisión de nuestros padres. Pero ya no hay vuelta atrás y creo que me quedaré un tiempo aquí. Ya sabes, tengo que aprender algunas cosas importantes.—Hizo una mueca de cansancio.—Así que puedes regresar sola a casa.

—Bien, es bueno que tomes esa decisión. No te preocupes regresaré mañana mismo. Y no te odio, aunque no lo creas. Si te odiara, no hubiera aceptado llevarte conmigo a la ciudad desde un principio. Aunque fue obligado, no habría estado contigo bajo el mismo techo.—Sonreí un poco.—Pero no fue así, aunque si fue un total desafío.

—Oh, entiendo. Qué revelación. Pero bueno, soy la mayor. Y tú... digamos que...—Interrumpí.

—Sé que soy una especie de monstruo para mi familia y para la gente de este lugar, incluso para ti.–Alcé ambos brazos para luego bajarlos.—¡Y asustaré a la gente del pueblo si sigo aquí!–Di una breve sonrisa.— Este será el último día que vendré a nuestra tierra natal. En la ciudad, yo ya formé una vida.

Ella no entendía mi forma de ver la vida, éramos tan distintas, pero eso no cambiaba el hecho de que éramos hermanas.

—Ok, es tu decisión, supongo. Bueno sólo vine a decirte eso y te traje algo de comer. Ya está oscuro, ya sabes...—Me mostró un táper pequeño.

—Sí, entiendo que no quieren que cene con ellos. Tú misma lo mencionaste, nada a cambiado en este lugar.

—Aja. Entonces mejor me voy yendo....—La mirada de Thania cambio de forma abrupta con la aparición de un pequeño arácnido frente a ella, hasta que este saltó hacia su cabeza—¡Qué asco una araña! ¡Quítamela!

—Si corres por todo el cuarto, no podré atraparla.

Thania soltó el táper hacia el techo, por lo que por suerte cayó en mis manos al descender.

—¡Ay no, me voy a morir! ¡Quítamela maldita sea!

Ella no paro de recorrer toda la habitación sin calmarse, cuando subió a la cama y saltó hacia el piso, tumbó la pequeña mesa de noche. Expandiéndose todo lo que había dentro y fuera de el, hacia el piso.

—¡Thania! Ya se fue, no está en tu cabeza.—Le avisé con seguridad.

—¿Eh? ¿Enserio?

Por fin se calmó al oírme, por lo que suspiró más aliviada.

Me acerqué a ella hacia su cabeza, sosteniendo al pequeño arácnido de su telaraña y votándolo fuera de la ventana.

—Ahora si se fue.

El rostro de confusión y terror en Thania se plasmó en segundos.

—¡Me mentiste!

—No te calmabas. Es lo único que se me ocurrió. Ordenaré un poco aquí y gracias por la comida.—La empujé con cautela hacia la salida, antes de que me expresara todo su regañó. Finalmente, me quedé sola en el cuarto otra vez.
Ordené la habitación por segunda vez, hasta que ví algo extraño pegado en la pared, espacio que la mesa de noche tapaba. No lo había movido por más de una década, así que nunca me imaginé ver algo ahí.

La construcción de mi habitación era antigua y era fácil que aberturas se presentaran en las paredes. Justo en una de esas aberturas, se encontraba lo que parecía ser un viejo papel doblado cuidadosamente. Estiré mi brazo hacia el y lo saqué con cautela. Me dio mucha curiosidad de saber que era, lo abrí por partes con cuidado a no romperlo. Cuando finalmente logré abrirlo en su totalidad, lo primero que me llamó la atención es ver que era un dibujo, no distinguía bien quién podría ser. El dibujo era del estilo de un niño de inicial, en el se notaba a una niña sonriendo y a su lado, al parecer había un niño con el cabello un poco largo de un color que no se distinguía bien por lo deteriorado que estaba.

Arriba del papel se notaba lo que era al parecer una fecha, «Año 2015»

—Oh, en esta fecha yo debí haber tenido seis años.

Cuando volteé la hoja mi mirada fue de sorpresa al ver una pequeña nota.

«Cuando estoy con él me calma con la lluvia, ya no tengo miedo de la mirada de la gente. Es raro, pero me trata bien. Aún así estoy triste, dice que no volverá a mostrarse a mi. Aunque sea ahora lo dibujaré aquí, para no olvidarme de él»

«Alba»

Al ver aquella nota, mi cuerpo se quedó rígido por un momento y mi boca expresó asombro.




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