Capítulo 15 ¡El rey está de regreso!

Bullicio, fue lo primero que escuché.

Se mezclaba voces y murmullos. Tantos ojos fueron puesto en mi, donde "personas" vestidas de manera llamativa y de colores vividos, me miraban como un ser extraño, en simple palabras, un extranjero recién traído. Fue tanto la intensidad de sus miradas, que pareciera que buscaran algo dentro de mi alma.

Un lugar con muchos comerciantes y soldados. Su cielo era blanco y el piso se extendía como si fuera neblina. Todo el lugar brillaba intensamente, como si el sol estuviese cerca y las casas parecieran estar hechas de jade, tan brillantes y pulidas que cegaban la vista. En definitiva, un lugar fuera de mi basta imaginación.

Fui puesta en el piso después de apreciar tal espectáculo y de inmediato vi a hombres arrodillarse ante Caelus, al igual que las personas que pasaban por aquel lugar.

—El gran rey del Cielo regresó ¡Muestren respeto!—Habló un señor con vestimenta dorada, era muy parecido a un guardia.

—Gran señor, su presencia es una bendición para el cielo.—Habló uno de los espectadores, chocando su puño con la palma de su mano.

—Nos honra ver a la prometida del rey.—Mencionaron en conjunto.

—Levántense.—Ordenó sin mostrar gesto alguno.—Heht, ven al salón principal, quiero saber los detalles de los acontecimientos en mi ausencia.

—Sí, rey Caelus.

—Es la primera vez que te veo ser silenciosa.—Se dirigió a mi con un gesto pretencioso, yo sólo pasé saliva volviendo a mantener algo de compostura.

—Mi cabeza está procesando todo lo que estoy viendo. Incluso el hecho de que me trajiste sin mi permiso.

—Nunca dije que te lo pediría, yo mencioné que te traería en este lugar cuando pudiera volver. Ahora ya lo estás viviendo.—Volteó hacia mi y me ordenó.—Camina detrás mío, aquí ahora tú también eres importante al ser mi prometida.

—Sabes que ser importante no me interesa ¡Quiero volver a mi mundo!—Advertí.

—Si te quedas parada, te perderás.

—Tengo una vida en mi mundo.—Me aferré a una columna, enrollándome de pies y manos.—¡No iré contigo!

—Igual volverás a mi.

—Rey Caelus, ¿está seguro de dejarla aquí?—Habló uno de sus acompañantes.

—Es una mujer terca, déjala. Avanza.—Hizo una pausa.—Además en mis dominios, nada le pasará.

Caelus realmente me dejó atrás sin ninguna compasión. Y no me sorprende tal acto, ya que fue mi decisión.

—¡Dios engreído! Justo cuando pensé que había encontrado algo bueno en ti ¿Y cómo quieres que vaya hacia tí? ¡Si yo no conozco este lugar!

Tengo que tranquilizarme, soluciones, ¡eso! ¡Necesito soluciones!

Nuevamente oí los murmullos, que esta vez se oyeron con total claridad, tres mujeres de un aspecto elegante me miraban de reojo.

—No es agraciada. Que desgracia para nuestro reino, su porte es desaliñado y no tiene elegancia ¡Incluso desafía al rey!

—Apesta a humano, ¿cómo puede el rey escoger sólo humanas?—Se tapó la nariz con la manga de su vestido.

—Yo soy mucho más bella que ella, hasta los burdeles tienen a las más bellas mujeres. El Dios Caelus no merece caer tan bajo, incluso las anteriores humanas que trajo eran más hermosas y sumisas.

—Vesria, el Dios nos puede escuchar ¡Nos castigará si ella le cuenta! No hables alto, se cautelosa.

Ahora que lo pienso, ¿cómo puedo entender su idioma?
Caelus habla mi lengua, pero parece que ellos no, pero entiendo a la perfección y al parecer ellos también a mí.

—Prometida del rey, baje de ahí. La futura reina no puede lastimar su cuerpo.

Una mujer de aspecto humilde me extendió su mano, y yo le di la mía agradecida por ayudarme a bajar, ya mis piernas se habían adormecido un poco.

—Gracias por preocuparte, pero yo no seré su reina.—Traté de explicar a la amable mujer.—Verás, Caelus me trajo sin mi consentimiento y yo sólo quiero regresar a mi mundo, ¿tú sabrás cómo?

—¡Insensata!—Intervino una mujer con orejas y cola, la misma que me miraba con recelo.—¿Qué mujer no quisiera casarse con el rey? Debes estar loca para rechazarlo de tal forma.

—Vesria, modula tus palabras, a nadie nos gusta la nueva prometida, pero nuestro rey se enojará si la tratas así.—Interrumpió la mujer que trataba de calmarla.

Extendí ambas manos para detenerlas y asentí con una sonrisa. Ellas voltearon a mi algo sorprendidas.

—Esta bien, es bueno decir tus pensamientos, yo tampoco quiero ser su reina. Así que si no me quieren aquí, ¿no sería oportuno que yo me vaya?

—¿Irte? ¡Es imposible! Sólo con permiso del rey puedes irte.

—¿Permiso? ¿No hay otra manera?

—Si cometes suicidio, te convertirás en un espíritu. Así sí podrás salir.

—Esa es una solución, pero quiero vivir. Bueno, agradezco tu sinceridad.

Comencé a dar pasos algo desorientados y largos.

—¿Y está mujer? La estoy insultando y ni siquiera se inmuta, pobre nuestro rey, ¿qué clase de mujer escogió? ¡Encima él está dispuesto a tener al heredero con ella! Nunca pensé que llegaría el día en que el rey Caelus anunciaría algo así.—Habló con lágrimas en los ojos.

¡¿Qué acaba de decir?!

Retrocediendo con rapidez, giré hacia ella.

—¡Un momento! ¿A qué te refieres con aquello?

—¡Umh!—Giró su cabeza y cruzó lo brazos con el entrecejo arrugado.—Nuestro reino necesita un heredero, pero nuestro rey nunca tuvo descendencia, a pesar de que se comprometió muchas veces con tus antepasados. Antes de irse nos anunció que cumpliría su deber como rey al haber escogido la que llevaría su progenitor ¿Sabes cuantas diosas lloraron por ello? Él es muy exigente en ese tema, así que esperamos ver a una verdadera belleza sin igual, de altos estándares y apareciste tú ¡Que decepción!

Ese dios, al principio ni quería verme en pintura por lo que le hice, ¿y ahora resulta que pensó hacerme su esposa desde un inicio? Aún más abrumador, ¡tener un hijo con conmigo! Eso quiere decir, ¿qué decidió todo ello porque me conocía desde hace mucho tiempo? No, eso es simple. Si no soy su tipo, ¿cómo podría tener tal pensamiento? 
Lo único cierto aquí es que, ¡estoy segura que el mintió que no podía regresar! Si su intención era llevarme desde un principio, un golpe así, para un Dios como él, sólo sería un simple rasguño.