El arrogante Dios del cielo

Capítulo 38 Cielo gris

Narra Alba

Ahora mismo, mi mano estaba siendo llevado a la sala de mi casa, bajando las escaleras de manera apresurada.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás feliz?

—Hermana, yo he encontrado un novio.

—¿Eh? Entonces...

—Conócelo, está esperando abajo.

—¿Qué? ¿Hace cuanto lo conoces?

—Hace un mes, ¡quiero le des tu aprobación!

—¿Yo? Thania, no es como si yo fuera tu madre.

—Pero, yo confío en tu intuición.

Aproximadamente a sido seis meses desde que descendí del cielo. Mis recuerdos parecen cada vez más borrosos. Como si todo hubiera sido un largo sueño.

Cuando llegué a la sala, me sorprendí ver a un hombre de aspecto humilde y buenos modales, cuando se acercó de inmediato a saludarme. Como si fuera yo una especie de suegra-cuñada.

—Lamento venir tan temprano. Mi nombre es Roberto, soy el novio de Thania. Cuidaré bien de ella.

—¿No es lindo?—Thania codeó mi hombro.

Yo suspiré y alcé ambas manos. De inmediato mis pulgares mostraron aprobación.

—¡Aprobado!

De todos los novios que has tenido, ¡definitivamente este el correcto hermana!

Era sábado, así que tuvimos una larga plática por la mañana, cuando llegó la tarde y él se había ido. Thania se recostó sobre el sillón con una sonrisa en su boca.

—Es tan atento y es repostero, es muy amable cuando vende, incluso sus postres son deliciosos. Un hombre que sabe cocinar y es tan dulce ¿Qué mujer no se enamoraría?—Tocó su pecho orgullosa— ¡Pero yo lo encontré primero! 

Yo la miré con una sonrisa.

—Me gusta verte así, realmente me gusta ese entusiasmo tuyo. Thania, ahora puedo decir que tienes toda la razón.

—¿No es así? Por cierto, es la primera vez que traigo a un hombre a nuestra casa, eso significa que tan seria voy esta vez.

Mi cabeza se movió ligeramente confundida.

—¿Primera vez?—Dudé por un momento.—También hubo un hombre aquí, ¿no recuerdas?

El rostro de Thania expresó confusión.

—Imposible, ¿cuándo sucedió eso? Siempre hemos vivido aquí nosotras dos.—Cambió su expresión de una manera pícara.—Acaso...¿Te interesa un hombre? ¡Por fin te interesa un hombre!

Traté de dar más detalles, pero sólo pude decir una corta frase.

—No trataba decir eso.

—No seas tímida, ¿dime quién es?

No lo recuerda, ella definitivamente no lo recuerda.

Yo de inmediato fui directamente a la salida, escuchando los murmullos de Thania.

—Iré a la tienda a comprar algo.

—¿Eh? ¿Realmente no me lo piensas decir? ¡Tacaña!

Mis pies se apresuraron a correr, sintiendo una basta adrenalina en mi cuerpo, de alguna manera me sentía asustada y angustiada. Eran sensaciones extrañas. Cuando llegué a la tienda donde trabaja Sandra, ella me miró sorprendida al verme con un semblante bastante descuidado, al estar mi cabello alborotado.

—¡Alba! ¿Qué te trae por aquí? Vienes toda agitada.

Yo me apresuré a hablar.

—Sandra, tú, recuerdas ese hombre de cabello azul y ojos celestes. Vistiendo un atuendo blanco con celeste.

—¿Eh? Que hombre tan extravagante, ¿está haciendo cosplay de algo? Jajaja

Yo la señalé con una sonrisa.

—Entonces, si lo recuerdas.

—¿Ah? ¿A quién? Yo sólo pensé que sería gracioso ver a un hombre vestido así.

Cuando pronunció aquello, mi cuerpo se escarapeló por un momento, me quedé en completo silencio, en ese instante, yo también comencé a dudar de mis recuerdos. Me pregunté si todo realmente había sido real. Pero agité mi cabeza con fuerza, viéndome Sandra un poco asustada por mi comportamiento.

Lo único que me ataba a Caelus era esta marca en mi frente, así que ahora no tengo ningún lazo con él, soy como los demás. Eso también significa, ¿qué olvidaré todo lo vivido? No es como si quisiera olvidar, pero si no los vuelvo a ver, ¿esto será lo mejor? Aún así, prometí no olvidarlos, ¿qué haré?

Yo, no puedo detener mis recuerdos.

Regresé nuevamente a mi casa y subí en mi habitación. El día que descendí, yo llevaba un vestido de matrimonio. Lo lavé y lo guardé en mi último cajón de mi ropero. Lo abrí con temor y es ahí que deseé no haberlo hecho.

No había ningún vestido, lo había guardado con un candado, para no tentarme abrirlo. Así que nadie hubiera podido agarrarlo.

Estuve sentada en el piso por unos minutos, mi mente estaba en blanco. Di un largo suspiro y me levanté. Luego de aquel día, los días sólo pasaron.

En medio del salón, un pequeño alumno me observaba curioso, hasta que habló

—¿Maestra?

—Umm, ¿Gabriel? Dime.

—Su rostro, luce un poco decaído.

—¿Ah? Debe ser porque dormí poco, no te preocupes Gabriel, tu maestra es fuerte.

—Siempre tiene una sonrisa en su rostro, pero simplemente la veo que su sonrisa es forzada.

Gabriel es un niño intuitivo y reservado, pero aunque ahora tiene muchos más amigos que antes, le gusta más acompañarme en la hora de recreo.

—Maestra, a usted le sucede algo.

—¿Algo? ¿Realmente?—Medité por un momento.—Yo, no sé realmente qué me sucede. ¡Pero! Deberías divertirte con tus amigos, será aburrido estar todo el día en el salón de clases.

Gabriel no me contestó, hasta que el tono que usó para hablarme sonó triste.

—Tú, una vez desapareciste.

—¿Yo desaparecí?

El alzó su cabeza de inmediato.

—¡Por supuesto! Usted desapareció más de tres meses. Dicen que usted fue secuestrada, pero pudo regresar por fortuna. Yo, estaba muy triste y asustado, usted es la única maestra que me comprende. Pensé, que nunca más la volvería a ver.

Mi cabeza comenzó a procesar aquella repentina información, quedándome desorientada por segundos, pero contesté de inmediato.

—Cierto, yo desaparecí y volví... ¿Cómo volví?

Gabriel expresó sorpresa.

—¿No lo recuerda?




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