El arrogante Dios del cielo

Extra "El comienzo del fin"

El cielo blanco del mundo celestial, brillaba tan armoniosamente desde hace 239 años en donde que una nueva Diosa nació. Aurora o la Diosa de la esperanza. Hija del actual rey Caelus y de la reina Alba.

A sus 200 años ya su apariencia lucía como de una adolescente muy delicada y de cálida sonrisa, hermosa apariencia heredada de su padre por su gran similitud, aplicada en sus deberes como princesa y de carácter amable.

Sin embargo cuando estaba en confianza, su carácter se convertía en algo espontáneo y alegre, al igual que su madre. Esto lo sabía muy bien Sangel, quien es su tutor desde que cumplió los 230 años y su apariencia optó la forma de una joven y ya no de un niña. 
Eran nueve años en que Sangel ya se había acostumbrado a sus bromas y el de querer escapar algunas veces de sus tutorías.

—Princesa Aurora baje de ahí, su madre le llamará la atención si esta vez no estudia correctamente.

Parada sobre la ventana, la Diosa Aurora habló de inmediato con una gran sonrisa.

—He leído todo, ¡te lo puedo asegurar! Sangel, ¡hay que ver la ceremonia de las flores! ¿Qué dices?

Sangel suspiró brevemente.

—Soy responsable de tu educación, tu padre es alguien que no negaría cualquier petición tuya, pero tú madre se preocupa de que te parezca a ella algunas veces...

—Mi madre es una mujer genial, incluso consiguió unir todos reinos, permitiendo que no exista restricción en este bello lugar para los animales espirituales.—Expresó alzando los brazos.—Para serte sincera, algunas veces he querido ir al mundo mortal, después de todo fue el hogar de mi madre.

—Me estás desviando el tema de conversación.—Rio brevemente.—Eres astuta.

—Ya que no puedo ir al mundo mortal, ¡vamos a la ceremonia!

—Está bien.—Asintió rendido.—Pero regresando igual repasaremos este libro, ¿me lo prometes?

Sangel alzó su mano hacia Aurora, para que bajara de la ventana sin lastimarse. Acción que mostró nerviosismo en ella y terminó por saltar, gritando "sí" por respuesta.

Sangel habló preocupado.

—¿Estás bien?

—Lo estoy, lo estoy Jajaja...
¡Vamos! ¡Vamos! Saldremos por la puerta.—Lo guio de inmediato.

Aurora sabía de la cercanía de su madre con Sangel, tratándose casi como hermanos, sin embargo no había ningún vínculo de sangre en ellos y Sangel era alguien que es visto como un hombre ideal para casarse, a pesar de no ser un Dios completo y de su origen humilde como animal espiritual.

En simples palabras, ¡era el objetivo de muchas Diosas solteras!

A pesar de su intención, Sangel tiene un afecto por ella más familiar. Así que ella no apresuraría algo que rompiera aquello, teniendo una vida larga para disfrutar del vínculo que tenían ahora.

—No he visto a Rey Caelus y a tu madre por días. Estoy un poco preocupado por ellos ¿Sabes algo princesa Aurora?

—Ah... Se podría decir que mis padres se aman intensamente...Y que es mejor no interrumpir cuando por fin tienen días libres.

—¿Eh? ¿Se habrán tomado unas vacaciones?

Aurora lo miró fijamente.

—Para ser más directa, me gustaría tener un hermano si algo pasa estos días.

Cuando Sangel comprendió la situación, se ruborizó de inmediato, uno por entender lo que pasaba y dos por enterarse que Aurora sabía de esos temas más que él a su edad.

La Diosa Aurora respondió de inmediato.

—¡No es como si los hubiera visto!, pero incluso los sirvientes son específicos en decir que pasa y porqué no se puede visitarlos...

Sangel sólo tosió brevemente y cambió de tema.

—Creo que estos días el Dios de la luz, Eris. Ha estado algo inquieto, me preocupa que alguien como él esté así. Sobre todo cuando se trata de asuntos mortales.

—Cierto, él está pendiente de la familia que tiene en el mundo mortal, cuando oí su historia por primera vez, incluso lloré un poco, después de todo la mujer que amó fue asesinada por nuestra gente. Incluso mi padre lo aprobó, no puedo creer que alguna vez mi padre fue alguien tan severo y frío.

—El Rey fue así porque no pudo controlar su corazón roto y aquello fue un asunto grave. Conoces la historia de tu madre y padre.—Sonrió brevemente.— Pero incluso si es así, el Dios de la luz nunca tuvo rencor al Rey, es un Dios que es incapaz de odiar y admiro eso de él, controlar las emociones no es algo sencillo de conseguir.

Aurora asintió.

—Mi madre me dijo que los Dioses no son tan diferentes a los humanos, pero mi padre me mencionó que es diferente en el inframundo. El Rey de ese lugar, carece de aquello.

Sangel sintió un leve escalofrío.

—Sí. El Dios de la muerte.

En los salones de plata, el Dios de la luz, ahora libre de su condena, se encontraba parado viendo el estante de loto.

Un pequeño temblor resonó hasta ese lugar sagrado, sintiendo una abrumadora presencia en el mundo mortal, donde su cielo se oscureció parcialmente.

Sorprendido, pronunció viendo una mariposa azul que posó sobre su dedo.

—Una mujer a nacido, una bebé que posee su sangre.

Alzando sus manos, cientos de mariposas azules volaron alrededor de él.

—Después de diez generaciones, mi nieta finalmente ha reencarnado y también la maldición se ha roto.
Lo que menos deseaba que ella pasara, se hizo realidad.

Guiando a las cientas de mariposas azules, estiró su mano en una sola dirección.

—Pero esta vez podré intervenir y poner fin a esto. Dios de la muerte, ya es hora de detenerse.

En el pasado y ahora, aún el Dios Eris recuerda la tragedia que desencadenó la existencia de las Grinaidas en el mundo mortal, que trajo como consecuencia su exterminio total, por quien maquinó toda su desaparición hasta el último descendiente. Al no poder intervenir directamente siendo un Dios y dejando viva a la última descendiente. En la nieta del Dios de la luz, pesó sobre ella una maldición al perder la pelea contra el Dios de la muerte.
Sin embargo, aún después de siglos, él terminaría lo que comenzó.




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