Zean Zaldivar
Desde aquel día que nos encontramos, me cuenta que en verdad quiero estar con él. El doctor me dijo que estoy muy bien; de hecho, estaba muy feliz de verme contento.
Pasé los días dibujando… bueno, dibujándolo a él. Compré pintura gris oscuro para hacerle una remuneración a mi habitación; si ven, ya es de color gris claro, ¿por qué no agregarle una pupila, regresando los ojos de Dareen?
Pasa el día haciendo eso; recibí muchas visitas por parte de mi madre, pensaba que estaba en decadencia y en mi aislamiento y eso era falso.
—¿Quieres pintar conmigo, mamá? —Le pregunté dándole un pincel.
Ella lo tomó con sonrisa y pintamos toda mi habitación. Tardamos tres días pintando las cuatro paredes y el techo; tres días porque tenía que descansar y la tos era persistente.
Cuando terminé, estaba ansioso de que Dareen llegara a mi casa. Mientras esperaba, lo dibujaba a él, lo pintaba casi todos los días sin parar; con él, mis lienzos ya no representaban tristeza o dolor, solo significaban mi paz y tranquilidad.
Mis plegarias habían sido escuchadas; Dareen llegó a mí a la semana después. Afuera de mi habitación estaba un lienzo inmenso; entró a mi habitación y estaba sentada tomando respiración. Se acercó a mí y me besó.
Esta sensación era nueva y me gustaba; no me quejaba. Miro mi habitación con lienzos nuevos y blancos, algunas obras sin terminar.
—Mi padre dice que, si tienes algo que terminar, lo harás con el tiempo. Los terminaré—Puse una cara pensativa—Cuando empiece con otro.
—¿Qué quieres hacer? Pensaste inscribirte en la competencia de arte; la hacen los domingos de cada semana. La intensidad sube cuando ves quién ganó. —Buscaba el cuadro que pedí que me vendieran; estaba colgado cerca de mi cama—. Es el único cuadro colgado en tu habitación.
Miré alrededor y tenía razón—simboliza un día importante y triste—improvisé el porqué estaba colgado, me creyó.
Pasamos el día juntos y se me ocurrió una idea.
—¿Cada cuánto vas a la universidad?
—¿Cuatro veces por semana? —Estaba dudoso de decirlo.
—Los días que no vas, puedes venir a mi casa; tengo un proyecto que terminar antes de cinco meses. —Lo señalé—Serás mi musa en esta sombra.
No tuvo más opción. Después de media hora estábamos en el jardín con el gran lienzo. Le dije que se sentara en una banca y que juntara sus manos; obedeció y comencé a trazar líneas para guiarme y no confundirme. Mientras tanto, comenzábamos a platicar.
—Van Gogh dijo que cada átomo de nuestro cuerpo fue una vez parte de una estrella. ¿Me puedes decir su significado? Soy torpe con el buscador.
—Van Gogh solo era un hombre solitario y depresivo durante una buena parte de su vida. No terminaste la frase—Hablaba sin mirarlo, estaba concentrado en las líneas que en el—"cada átomo de nuestro cuerpo fue una vez parte de una estrella, tal vez no me voy, tal vez voy a casa". Es cultura general, doctor Venturi.
Él se movió y cubrió su cara con las manos un poco avergonzado. Oculté mi risa; de verdad era un poco despistado. Me pregunto cómo salvará una vida si es un poco torpe.
Dareen Venturi
El cuadro era de mi tamaño, muy grande. Me preguntaba cuánta pintura gastaría en esa obra, que le costaba inscribirse en la competencia... Tendré que... utilizar métodos malignos. Lo inscribiré yo sin que él se entere y así no tendrá opción de no ir conmigo.
Como el lienzo era gigante, no podía verlo y eso me molestaba un poco; las pocas veces que lo veía era cuando me veía por un minisegundo. Miraba su cabello, su brazo o su zapato, pero nunca su cara.
Después de pensar eso se bajó de las escaleras y se sentó a mi lado. —Me tomará un tiempo terminarla. —Posó su cabeza con mi hombro.
Sabía que Van Gogh era un hombre solitario y depresivo; cuando entró a su habitación, no vio ninguna obra a la que se parezca. Trató de agradarle, pero es confuso.
—Cuando estás en una situación como la de él, muchos tienden a identificarse; sin embargo, eso es estúpido, porque comparar problemas con otros... todos tenemos nuestra manera de sufrir, puede ser similar, pero la experiencia es única.
Leyó mi mente, fue lo que pensé. Me pregunto cómo es en sus momentos ansiosos; tendrá una depresión severa... Ama a sus padres, no me cabe duda, pero aparte de ellos no tiene a quién apoyarle esa cabeza liviana.
—Cuando sea doctor, quiero curar todas las enfermedades de las personas.
—Eso nunca será posible, curar la mía.
Se levantó repentinamente. —Fue suficiente pintura. Guardé algunas cosas con una pequeña maleta, me levanté e intenté convencerlo a seguir pintando, pero lo arruiné todo; tiré algunas pinturas abiertas y agua sucia en el... tal como la primera vez... excepto por el agua.
El cuadro gigante de Cayo y Zean me miró con enfado, frunció el ceño y luego se alejó. Su madre estaba en la puerta y Zean solo pasó por desapercibido. Recogí lo que tiré, para luego ir a pedirle disculpas. Su madre pisó mi mano con su tacón; estaba acabado.
—Ve a casa, Dareen. Es imposible hablar con Zean cuando se enoja. Esas pinturas se las regalamos cuando tenía 15 años; no las utilizó porque decía que pintaría algo especial.
—¡Él tiene pensamientos que hacen que su salud empeore! Quiero verlo; déjeme hablar con él.
—¡Zean está bien!
Sus ojos marcaban tristeza y los míos desesperación. Evité a su madre y corrí a la habitación de Zean; la perilla estaba cerrada y el silencio invadía la habitación. Cargué mi cuerpo y me agaché lentamente.
—No sabía lo valiosa que era esa pintura para ti.
—Lárgate... no me conoces.
—Es por eso que estoy aquí, quiero conocerte.
Viella Brish
—Quiero que me digas cómo es él, ¡tu jefe!
Vincent estaba atendiendo a clientes de la tienda en la que trabajaba. Desde la confesión de Dareen, mi intriga por su novio era muy grande, porque tenía que ser él. No conoce a Dareen como yo lo conozco.
Editado: 12.12.2024