Vincent Lee
Dos años atrás.
Mi familia tenía problemas económicos, mi hermana menor pasaba enferma la mayor parte de su vida, no tenía trabajo o algo de comer. Pasaba la mayor parte de mi tiempo vendiendo cosas inútiles como son los cigarros; mis estudios a nadie le importaban o, como eran de mente, hasta que lo conocí a él.
—¡Compren sus cigarrillos! ¡Están a buen precio!
Él pasaba caminado muy tranquilo y se detuvo en el edificio donde vendía mis cigarrillos. Me arrebató los cigarrillos y eso me ofendió.
—¡Oiga! ¿Qué le pasa?
—Los cigarrillos pueden causar enfermedades, el empaque lo dice. Si vendes otra cosa, podrás ganar dinero.
Al principio pensé que era un entrometido, pero...
—Usted, un típico rico ofendiendo a los que tienen; puede irse sin comprar nada.
—Te daré trabajo; no será el mejor, pero no estarás arruinando la vida de otros.
—¿Tiene un negocio?
Negó con la cabeza, miró el local; estaba en venta, me sonrió. —No tengo, pero la tendré ahora. —Tenía unas llaves, abrió el local y me invitó a pasar.
Entre dudando, ¿qué me hará? Venderá mis órganos si entro. Descubrí su nombre y edad gracias a mi temor. —Mi nombre es Zean, tengo 20 años, no te haré nada, no tengo tiempo.
Leyó mi mente y eso sí que me dio miedo. Cuando entré al local, ya había algunos productos de arte, pinturas y algunas paredes pintadas.
—Trabajas aquí, te he visto por mucho tiempo y quiero ayudarte. Mi padre puso este negocio a mi nombre, entonces tú serás quien esté al mando de este negocio. Vendré los viernes a pagarte.
—¡Me trata como si me conociera! Soy mayor que usted; tengo 24 años.
—Es cierto, no te conozco, pero me interesa que deje de vender cigarrillos enfrente de mi negocio. Tengo que deshacerme de ti de alguna forma sin afectar tus pérdidas de ingresos. —Me tomó por el cuello y mis piernas empezaron a temblar. Está bien, acepto el trabajo.
—Entonces... ¿Señor Zean?
—Si me dices Señor, jefe o lo que sea que ofenda mi edad, te juro que te denunciaré por ventas conectadas con adicciones. Solo dime, Zean, al final eres mayor que yo. —Limpio el mesón donde estaba la caja registradora. —Los cigarrillos son malos para la salud.
Decía lo muy malo que eran los cigarros que nunca me di cuenta de que él podría tener alguna enfermedad. Zean me demostró que no importa qué tan rico seas; algunos verán tu potencial.
—Le debo mucho a Zean; sin él yo no tuviera una vida estable. No quiero escuchar tus problemas de amor con Dareen; me duele la competencia.
Debo admitir que a mí siempre me gustó Viella; se lo dije una vez y no volví a insistir porque la razón de mi rechazo fue Dareen... Dareen Venturi. Cuando supe quién era, no me agradó que se acercara a Zean; si hacía sufrir a Viella, ¿por qué no a él?
Yo me encargaré de que mi jefe no salga lastimado.
Tiempo: Ahora
Mi jefe llegó a la tienda, como de costumbre los viernes. Desde que vi a ella, me dijo sobre su cáncer; pude notar cómo es que pasó de una persona de pocas palabras a no hablar casi nada. Llegaba a la tienda, compraba cosas y luego me pagaba y se iba. Cuando venía en sillas de ruedas, sabía que estaba enfermo, pero no pensé que tanto.
Cuando lo veo, siento preocupación: ¿qué será de la tienda si muere? ¿Qué pasaría si la persona que me extendió la mano muere o qué pasaría si apoyo a Viella en vez de a él?
—¡Zean quiere que yo haga yo su lista de compras!
—Comprar otro tipo de pintura; espera en la caja, no soy el único que está en la tienda. —Me miró muy raro, sorprendido por lo que dije.
Camino lentamente a la sección de pinturas. Buscaba otros colores que él nunca compra, como blancos, grises y negros, colores oscuros y mucho más. Pensaba decirle algo sobre Viella y que él, al hacerse de las suyas, tomará un camino decisivo, el cual podrá tomar su decisión propia de qué hacer con Dareen.
Terminó sus compras, compró mucha pintura excepto de color rojo. Hice la suma y fue un alto valor (como de costumbre).
—La pintura roja aún no se acaba; hoy traen más pintura, así que no se preocupe en llevar más.
—¿Cuánto es? —saco su billetera contando sus dólares.
Mis nudillos estaban contra la mesa; era muy insoportable saber su final y que mi amiga quisiera quitárselo.
—Tengo que decirle algo.
Asintió, preparó lo que iba a decir.
—La mejor amiga de Dareen está enamorada de Dareen y ella me preguntó muchas cosas de usted y evité toda conversación con usted. Tenga cuidado con ella, o si no, arruinará su amistad con él.
—Él es mi novio. Si ella no lo ganó, entonces, ¿por qué seguir compitiendo? —su mirada era muy objetiva—. Si ella lo quiere, se lo daré en cinco meses; mejor dicho, quiero conocerla pronto.
Puso mi paga en la mesa y pagó lo que compró de su propia tienda y se fue. Es muy objetivo con lo que quiere; aun así, quiero saber a qué grado puede llegar.
Zean Zaldivar
Los días se convierten en extraños últimamente; muchas personas saben de mi relación, rumoran junto a mí y juzgan lo que no deben. Lo malo es que ya no me molesta; si a él le gustan solo a ellos, los verá. Uso mis lentes cuando salgo; muchas chicas ven mi apariencia como la de un niño rico bien vestido. Mis lentes son limitados, así que son caros. Todas las personas los rodean y los alagan, alagan mi cabello como rizitos de oro.
Al caminar, escucho sus susurros fastidiosos y por eso me gusta estar en casa, pintando cosas inútiles que nunca estarán en una pared; solo es una esquina provocando polvo.
Creo que aún no he dicho cómo me provocó mi cáncer, y el arte utilizaba pinturas que antes me parecían no ser tóxicas; eran muy elevadas de dinero y pensé que sería mi mejor opción, pero fue un error. Al pasar el tiempo pintando y oliendo los productos químicos y tóxicos todos los días a todas horas, antes quería dedicarme a ser un maestro de arte, pero las cosas cambiaron.
Editado: 11.12.2024