El Arte De Amarte

Capítulo 8: pinceladas de amor

Dareen Venturi

—Alguien de aquí tiene cáncer terminal. ¿Quieres adivinar quién es?

De pronto él dijo eso, mi cuerpo se heló con rapidez; él notó mi sorpresa, se formó un nudo en mi garganta. Estaba cortando cebolla, intenté ignorar su cara, pero mis manos temblaban con el cuchillo.

—Si ya lo sabías todo, debiste decírmelo. —Su voz era tan baja que tenía que verlo para escucharlo o tan siquiera leer sus labios; no podría hacer eso. Me daba vergüenza.

—Me enteré en el hospital; supongo que no querías que te dieran lástima.

Mentía sabiendo cómo era la situación; era tan doloroso mentirle en su propia cara.

Se arrimó en el mesón colocando un dedo en la sal. —Es mejor que pensaras que se trataba de los pulmones y no de un cáncer que se propaga en todo momento por el cuerpo; estoy muriendo más rápido de lo que pensé.

—C-Cállate... por favor.

Arqueba una ceja y, sin importancia, seguía hablando: —Yo nunca recibí tanto afecto de una persona como tú, siempre recibí desprecio por todos los que me rodeaban; ellos eran crueles y odiosos. Tú eras el único que no me preguntó mi condición, si mis ojos o por qué estaba en una silla de ruedas. —Quitó el dedo de la sal y luego limpió la sal— Supongo que no me juzgaste porque estudias medicinas.

Sus palabras estaban tan crueles, le estaba afectando; cuando volteé, no estaba. Revisé la sal y... tenía sangre; se cortó el dedo y no me lo dijo. Había hecho que el Zean reservado se diera, pero tocó la puerta de repente.

Zean, porque... no me siento cómodo con tus sentimientos.

Ignoré, hice la cena, preparé una deliciosa comida y, terminando la comida, recibí una llamada de la madre de Zean diciéndome muchas cosas de agradecimiento por cuidar a su hijo. Este era mi castigo por aceptar dinero ajeno. Corté la llamada en lágrimas. Tirándome al suelo como el cobarde que soy.

—Nunca debí aceptar esta estupidez —susurré en mi llanto—. S-soy un imbécil.

Si me preguntan cómo lo siento... imagínense en un lugar solo, oscuro mientras que la nieve cae; algunos dirán que es un lugar tranquilo, pero en mi pensamiento es un infierno. No me siento bien estando junto a Zean, solo... no sé cómo expresar lo que siento. En tan poco tiempo puedo intentar odiar a una persona o tal vez es porque sé el porqué estoy con él.

Cinco millones de dólares me los ganaré muy fácil, solo estar jugando con los sentimientos de alguien que sabe que morirá muy pronto.

Me limpié las lágrimas, llevé la comida a la habitación de Zean; mis ojos solo podían ver las cortinas abiertas, cuadros por pintar y, entre las sábanas, se encontraba él. Caminé lentamente, pero él habló, provocando que me detuviera.

—No quiero tu lástima mezclada con amor, no buscaba eso en ti. Terminamos.

Puse la comida en la mesa, me senté en la cama acariciando su pie frío y tembloroso. —No estoy contigo por lástima —mentí tratando de evitar hablar del dinero—. Quiero saber por qué me escogiste a mí.

Me lo ha dicho muchas veces pero... quería que sus palabras me dolieran.

—Porque no eres como todos, cualquiera podría agredirme... Te hubieses alejado al enterarme de mi enfermedad... Eres diferente.

El tic-tac suave del reloj era lo que rompía nuestro nuevo silencio; me quedé mirando el suelo fijamente mientras que Zean hablaba muchas maravillas con una expresión preocupada.

Después de escuchar lo que no existe, escuché un—Dareen, ¿qué pasa? —Su voz temblorosa.

Estallé, me levanté de la cama tratando de callar todo; mis estribos estaban colapsando. No encontraba las palabras adecuadas; después de un rato, finalmente pude contenerme y decirle:

—Siempre supe sobre tu cáncer y cuánto tiempo de vida te quedaba... Aquella vez cuando nos encontramos en la universidad, tu padre me ofreció cinco millones para estar contigo hasta tus últimos días. Acepté porque necesitaba el dinero y 6 meses no eran nada para mi.

Zean se arrodilló en la cama, su rostro pálido de incredulidad.

—¿Siempre lo supiste? Entonces, ¿qué es esto para nosotros? ¿Qué es esto para ti?

Respiré profundo; su voz estaba tan quebrada como su corazón, tenía el peso de mis palabras encima, sabía... que esto podía terminar mal.

—Zean... Yo no te amo.

Escuché como el corazón de Zean se rompía en pequeños pedazos; la desesperación nublaba. Se bajó de la cama y tomó mis manos. Noté que temblaba mucho; lágrimas estaban cayendo en su rostro por la confusión de esta noche.

—Haré cualquier cosa por ti —Sus delicadas manos hacían fuerza con las mías—. Yo creer mis últimos días de felicidad contigo, no me puedes decir que esto solo fue pagado...

—Me importas, pero no de la manera que tú deseas. Lo siento.

Apartó la mirada, sintiéndose como perdido.

Me solté de sus manos y retrocedí muchos pasos hasta acercarme a la puerta.

Él no dijo nada más y yo me fui. Bajando las escaleras, escuché llanto y cosas quebrándose... Tal vez sea su corazón o lo quebrando lo que hicimos juntos.

Zean Zaldivar

Empecé a creer en el dicho "Siempre amamos a las personas equivocadas" y me pregunto por qué Dios me puso una equivocación cuando estoy a punto de morir.

Cuando se despidió sin decir más, sentí que el vacío llegaba a mí; rompió todo lo que tenía a mi alcance: cuadros, almohadas, libros, todo y todo lo que se pudiera romper. La comida de pronto se cayó; la taza con la que acompañaría mi amor estaba rota.

Los cuadros más valiosos que hice muchos antes de que Dareen apareciera en mi vida fueron estropeados por mí, porque ya no tenían valor; el único cuadro que estaba colgado lo rompí con mi ira.

Mi habitación era un desastre, como lo era mi cuerpo. Lloré y lloré sin parar; las palabras de Dareen me dolieron tanto como un arma letal. Compré amor sin darme cuenta... eso fue lo que pasó realmente.

Salí de mi habitación donde los recuerdos hacían eco, usé el elevador rezando por quedarme atacando, pero no fue. Llegué a la sala de estar, un lugar que nunca utilicé a mis 22 años; no tenía nada más que un sofá blanco y grande. Corté mis manos cuando destruí todo; me ardían tanto que al final ya no importaba.



#1334 en Otros
#300 en Relatos cortos
#61 en Aventura

En el texto hay: #amor, #tristeza, #traumaa

Editado: 21.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.