Dareen Venturi
Cuando vi la ambulancia llevándose a Zean, mi corazón se estaba acelerando. Vincent lo acompañó y, por una extraña razón, no me sentí importante en su vida. Quería caminar y que la ambulancia me esperara para ir a su lado. Los clientes del restaurante murmuraban sobre Zean, hablando de que si tenía cáncer, de seguro estaba acortando su sufrimiento.
Tenía que estar con él, intenté correr, pero las manos de Viella me detuvieron.
—Le harás más ilusiones y así morirá más rápido. Vincent tiene razón. Si te acercas más, lo matarás.
No quiero matarlo, quiero cuidarlo. ¿Cuál es la diferencia? Me espero cuatro horas parado enfrente de mi trabajo... Me llevo a casa evitando entrometerme con mi familia... Yo realmente quería decirle a mi madre.
—¿Quien era él, hijo? —Mi madre, muy confusa, se acercó a mí; el auto arrancó y se fue lentamente.
Espere hasta que él se fuera, preocupado por lo que pudiese pasar.
La culpa pisotea mi alma y mi corazón; si no puedo dejarlo porque no puedo alejarme, ahora no puedo mirarte sin sentir nada.
—Y si él muere —le pregunté a Viella, sintiéndome vulnerable—, si él muere,¿como me puedo sentir?
—No mezcles el amor que Zean te dio con preocupación. Vamos a casa; Zean estará bien.
Caminamos hasta mi casa; en mi mente recordaba lindos momentos donde olvidé el dinero. Me dediqué más al tiempo que le quedaba que a cómo yo me sentía. No puedo olvidar todas sus pinturas, cada color, sus técnicas, todo lo que utilizaba para hacer un simple fondo. Usaba mascarilla al pintar, manchaba su ropa como una toalla sucia.
Esos pensamientos me estaban quemando por dentro; llegamos a casa y mi madre nos recibió con alivio. Me senté en la sala junto a Viella. Mi madre trajo unas galletas y té para la invitada especial.
—Gracias a un chico que vino en auto, Dareen y yo pudimos pasar más tiempo juntos. Mi madre era tan inocente; sin importar cuántas veces mi padre le pegó, nunca perdió su brillo.
—Él está enfermo, señora.
—Ah... qué mal, se ve que es un buen muchacho.
Como mi madre hablaba de él, me estaba destrozando. No ha pasado un día y me empieza a doler tanto. Me levanté del sofá, tomé un abrigo y salí de casa ignorando y faltándole el respeto a mi madre y a Viella.
El último autobús estaba por pasar; lo esperé, estaba ansioso por ver a alguien tan significativo para mí. Ya se hizo de noche, ya no eran iguales. Me bajé del autobús y caminé un poco hasta estar enfrente de la tumba de mi padre... Tenía una frase que decía: "Tu esposa y tu hijo te recordarán toda la vida". No saben cómo me siento después de leer esa nefasta mentira.
—¿Acaso esto es un castigo por no querer ir a tu funeral? —Mi hostilidad estaba muy alta, por encima de mí—. mi—Cuando veía golpeando a mi mamá, soñó que quería tomar un cuchillo y matarte. ¿Pero sabes por qué no lo hice? Porque yo te amaba, papá.
Mi cuerpo tambaleaba ante su tumba, pero no dejaba de ver esa frase: "frase—Arruinasteras vidas; si fueras una persona trabajadora, amorosa, todo esto no hubiese pasado... No velaría dinero, no jugaría con los sentimientos de alguien que apenas va a morir pronto". Me arrodillé ante su tumba. tumba—Elque te tenía cada día se volvía odio hasta que llegó a hacer asco. Me da vergüenza que digan que soy tu hijo.
Cometí un error, culpar a mi padre de mis decisiones cuando él ni nisiquerame conocía de verdad. Pasaron las siete de la noche... se convirtieron en las ocho y luego en las nueve. Miré su tumba, su nombre y la frase durante horas hasta que mis ojos se estaban cerrando.
Me levanté y caminé en medio de esos muertos extrañados por su familia. Mi única opción era ir al hospital caminando; no había parada de buses a esa hora... Tardé 3 horas en llegar al hospital; ya era otro día.
Pregunté por su habitación; era la 347 del área de oncología . Caminé hacia allá y vi a Vincent llorar junto a los asientos. Vi al doctor muy familiar dándole una hoja.
—No te preocupes, fue un leve desmayo, pero estos desmayos pueden ser constantes hasta que una de esas ya no pueda despertar. Las quimioterapias ya no se harán; lleva un mes de no hacérselas.
—¿Cuanto tengo que pagar? —Vincent se preocupaba por el dinero que tenía que pagar, sin embargo—. Dígame , pagaré con mis ahorros y con mi pago de esta semana. ¿Acepta que pague por partes?
A él no le importaba cómo quedaría él mismo. Me acerqué, el doctor me evitó y se fue. Mi sombra cubría a Vincent y él me vio. Al ver mis ojos, se levantó repentinamente. Colocándose en la puerta.
—Vete con Viella, yo me encargo de él. Llamaron a sus padres, así que puedes irte.
Estaba muy a la defensiva . —Lo siento —susurré con una vista borrosa—. Zean me colocó entre la espada y la pared.
—¿Es una buena excusa? Solo tenías una tarea sencilla: puedes romperle el corazón a Viella, pero te duele porque tiene una nfermedad. Siempre supe que estaba enfermo, pero lo traté con normalidad; por eso es que estoy aquí y tú solo corriste sin saber.
—¿Porqueé entrometerse con Viella?
—Porque a ella no le gustaba la idea de que el "amor de su vida" saliera herido por alguien que no vale nada; ella pone excusas sobre sus intenciones. Ella te ama y yo sé que tú también, así que deja de atormentar a Zean y vete.
¿Acaso...? ¿Lo sabe todo?
—Sabes el porqué solo trabajo en la tienda... porque Zean me dijo: "No conozco otra persona que haga todo por cuidar a su familia". Ese día... mi familia y yo no habíamos comido 2 días. Lo respeto mucho y cuidaré incluso si es de ti.
Nunca vi esa parte de Vincent, nunca lo escuché; que Viella hablara de él o que hizo para conocerlo. Sin embargo, es que el tipo parece que vivió un infierno y Zean lo sacó de ahí.
Evité discutir y esperar a que se fuera. No tardó mucho; espero a los padres de Zean llegarán, pero...
—¡¡PERDÓNENME, SEÑORES ZALDIVAR!! —Estaba en el suelo pidiendo disculpas— Zean despertó, está despierto, todavía está vivo... Yo llamé a urgencias cuando salí del baño, yo estuve a su lado y no dejé que nadie entrara... No me maten —temblaba como un gato asustado.
Editado: 21.12.2024