El Arte De Amarte

Capítulo 10: Renacimiento del alma

Viella brish

Supe cómo era el estado de Zean, crítico, probablemente muera mañana... Sé que a este punto muchas personas pueden odiar por la forma en que llevo las cosas, pero de algo que estoy segura es que ambos en algún momento de su relación se amaron mucho.

La desventaja de eso es que nunca podrán estar juntos porque Zean morirá amando a Dareen y Dareen lo amará aunque él muera. Estará en un abismo en donde nadie lo podrá sacar más que Zean, pero él ya no estará para consolarlo.

Acepto ser la toalla de Dareen cuando llora, cuando quiere ser escuchada, pero nunca lo seré cuando Zean Zaldivar muera... Él estuvo dispuesto a amarlo por dinero, jugó con los sentimientos de una persona que estaba en la vida y la muerte y estas son las consecuencias.

Tuve muchos celos, demasiados; algunos me los guardé y otros no... colapsé cuando llevé a Zean al hospital y sé que no fue un buen acto, ya que eso hizo que Dareen perdiera la cordura y dijera la verdad.

Vincent, desde que vimos el incidente en el restaurante, ha sido distante; nunca se volvió a acercar a mí. Iba a la tienda, pero nunca me dirigía la palabra; hablaba amablemente con mi padre, pero no conmigo. Puedo sonar una perra loca que quiere dos hombres a la vez... pero yo solo quería que todo estuviera bien.

—Hija, ayúdame a llenar la recámara de los refrescos. ¿Puedes? Yo iré a traer unas cosas a la bodega.

Mi padre sabía cuando no estaba bien; cuando me pedía algo, decía algo, pero esta vez no dije nada y simplemente busqué los refrescos y fui a la recámara.

Estaba colocando los refrescos y mi padre se acercó silenciosamente y me dijo: —¿Qué te pasa? —Sentí que rompí todas las botellas cuando se asomó tan deferente. Tomé la calma e ignoré su pregunta.

—Viella —dijo para llamar mi atención.

—Papá... —Mi voz era muy baja.

—Tú no estás bien, ¿que pasó? ¿Te molestan en la universidad? Mi pequeña niña dulce.

Le regalé una sonrisa falsa; desde ahí supo quién era el motivo. —Dareen Venturi —pronunció entre dientes y una sonrisa igual de falsa que la mía.

Mi piel se heló, mi padre me conocía demasiado y a la vez me daba miedo. Desde un principio mi padre me dijo que nunca en mi vida me acercara a Dareen Venturi. Porque ellos nunca se sustentaban con un poco de dinero, ya que estaban llenos de deudas; su madre todos los días tenía golpes nuevos y las vecinas murmuraban de ella. No conseguía trabajo porque no tenía estudios o algo en lo que se especializara. Su padre era uno de los más grandes problemas.

Su padre, desde que Dareen nació, se volvió alcohólico; llevaba todos los días sin falta borracho, y mi padre decía que si el padre era así, el hijo sería peor.

Al principio me dejé llevar por las creencias de mi padre; cuando Dareen se me declaró, yo lo rechacé por la misma razón y porque sabía que mi padre nunca lo aceptaría. Aunque con el pasar del tiempo y viéndolo de lejos nunca fue como su padre; ayudaba aunque él no tuviera algo de comer, él simplemente era increíble.

Cuando pensaba revelar mis sentimientos, era en la competencia de artes, pero ese día su padre falleció... Quise acompañarlo, pero lo único que escuché fue:

—Dareen no está aquí. Está en la competencia de arte cerca del museo.

Por parte de su madre.

Con coraje y tristeza fui a la competencia sin imaginarme verlo besando a alguien que no era yo. Los miré felices juntos y en ese momento decidí guardar mis sentimientos.

En cuanto Zean se fue, me acerqué a Dareen tranquila, sin sentirme mal. Nos sentamos en las escaleras del museo donde me reveló el cáncer de Zean.

—Zean tiene —limpió sus lágrimas—un descontrolado crecimiento de células anormales en su cuerpo; sus pausas estaban llenas de dolor— cáncer en los pulmones.

Pensé que de verdad lo amaba porque lloraba como un niño pequeño... Estaba preocupada de que esa tristeza fuera tan grande que decidí que ellos no estuvieran juntos aunque no fuera conmigo.

Dareen Venturi

Su madre llegó diciéndome entre lágrimas que Zean cada día está peor. Se arrodillaba ante mí solo para estar con su hijo. Mi madre estaba muy confundida de lo que estaba pasando, pero guardaba silencio; no era de las personas que haría un alboroto enfrente de la visita.

—Zean últimamente duerme muy constante; lo único que hace en el día es ver la ventana todo el día sin esperanzas, como... si quisiera morir hoy.

—Eso no es bueno para la salud; en estos casos es mucho mejor tener alguien con una buena compañía.

—Eso era lo único que buscaba mi hijo en ti. —Limpió su nariz, parando de llorar. Puedes rehacer el contrato... Sumaremos más dinero si quieres.

El dinero fue lo que llamó la atención de mi madre; me colocó su mano en mi hombro, muy confundida. —¿Qué está pasando? ¿De qué habla? —susurró ella sin que la madre de Zean notara.

Ignoré lo que me dijo y le respondí a la madre Zean diciendo:

—Voy a hacerlo, pero no quiero el dinero.

Zean Zaldivar

Había tratado varias formas de morirme, no hacía absolutamente nada; me recostaba en la cama o miraba la ventana. Mis padres me obligaron a usar la silla de ruedas hasta sentirme mejor. Le quité los seguros porque estaba aburrido; eso hago con todas las sillas y pongo de excusa que choqué con algo y se rompieron. Era así todo el tiempo.

El trabajo con el doctor ya había terminado porque ya no había nada que hacer; no quise morir internado porque en casa se siente igual.

Al día siguiente ya ni siquiera quería usar la silla. Estuve acostado todo el día. La puerta que rechinaba fue lo que me despertó y me senté. Era Dareen, abrió la puerta y no soltó la perilla de la puerta, mirándome con sorpresa.

Según mi padre, cada día estaba muy pálido, mi cara empezaba a cansarse y mis ánimos estaban por el suelo. Quiero creer que eso lo estaba viendo él también.



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En el texto hay: #amor, #tristeza, #traumaa

Editado: 21.12.2024

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