Nunca pensé que pudiera decir adiós
sin miedo, sin temblar,
sin ese nudo en la garganta
que me ataba a ti sin querer.
Pero aquí estoy, libre,
sin cadenas invisibles,
con ganas de caminar,
y de dejar atrás lo imposible.
No es que no duela,
es que duele menos que quedarme,
que mentirme y callar,
que perderme intentando salvar.
A veces es valentía,
otras solo necesidad,
pero sea lo que sea,
es el mejor paso que di.