No te guardo rencor,
solo un poco de tristeza,
por todo lo que pudo ser y no fue,
por las veces que me perdí intentando entenderte.
No te guardo odio,
solo la paz que viene después,
cuando aceptas que a veces amar no basta,
y que decir adiós también es amor.
No te guardo amargura,
solo la lección que quedó,
de que a veces lo mejor es dejar ir,
aunque duela, aunque cueste.
No te guardo rencor,
porque aprendí a soltar,
a quererme sin condiciones,
y a caminar hacia adelante.