Esperando menos fue como empecé,
menos llamadas, menos promesas,
menos ganas de mendigar cariño,
menos tiempo perdido en dudas.
Esperando menos no fue fácil,
porque esperaba mucho más,
pero aprendí que a veces el amor
no es suficiente para quedarse.
Esperando menos me di cuenta,
de que merezco más que migajas,
que merezco un amor que no duela,
que me abrace sin cadenas.
Esperando menos fue el primer paso,
para aprender a soltar,
para abrir la puerta a mí misma,
y dejar atrás lo que no era.