Porque sentimos que cuando más caemos en un abismo, creemos que todo está perdido. El miedo, la amargura nos abruma por completo, dejándonos aislados y solitarios, en un mar de desesperanza y desolación. Pero siempre hay una luz al final del camino. Cuando nos damos por vencidos y queremos rendirnos, encontramos esa piedra que tanto nos molesta. Pero dios nos ofrece una segunda oportunidad. Algunas veces no aprendemos y tropezamos una y otra vez con la misma piedra. Pero qué pasaría si tomamos la piedra y la arrojáramos lejos... Abrir bien los ojos y dejar que esa piedra quede lejos con nuestros pensamientos negativos y nuestro dolor en ella. Que sea piedra arrojada se lleve todos nuestros males del alma. Que esa esa piedra nos libere de nuestras ataduras y podamos ser libres. No hay satisfacción más grande que arrojar esa piedra y entender q las emociones como la amargura, la ira, la soledad, y todo ese círculo de emociones viciosas nos abandone por completo...dejándonos en paz con nuestro cuerpo...mente...y alma... Para fluir por un camino sin piedras, ni espinas. Dejando las penas y nuestro corazón libre. Para poder comenzar un nuevo camino de felicidad, paz y armonía.
Como dice el dicho "dios le da las mejores batallas, a sus mejores guerreros".
Al arrojar esa piedra valientemente, es él; quien toma nuestra mano para ayudarnos a despojarnos con fe de todas nuestras desesperanzas.