Vieja amiga oscuridad, quiero hablarte, en el silencio de las penumbras. Te agradezco por enseñarme lo que es realmente enfrentarte. Pero no quiero regresar contigo, ya enfrente mis propios demonios. Sé que nacimos de la oscuridad, en el vientre materno, y luego al salir a este mundo encontramos la luz, esa luz desconocida que tememos, y al reaccionar lloramos al divisar. Me enseñaste un camino, pero no la verdad, porque cuando fuiste mi amiga creía que pertenecía a tu lado. Pero cuando te acepte, pude avanzar por ese motivo te agradezco. Cuando sentí en mi interior la luz, al aceptarme y escuchar mi niña interna, al descubrir mis temores y comprenderlos, porque en la vida no tenemos el control de las cosas que nos suceden, encontré la luz y me gusto, me quede en ella, y cambie por completo. Cambio mi manera de pensar, mi manera de hablar y mi manera de sentir. En el silencio de la noche, cuando no escuchaba nada, ese momento que solamente estás contigo mismo. Escuche una voz, en ese infinito silencio, que no me dio miedo. Escuche y vi una luz hermosa, era dios que me hablo. Dios siempre también habla en el silencio, lo importante es saber escucharlo. Por eso oscuridad te agradezco, porque sin ti, en absoluto, no podría descubrir como hoy, el camino en èl que distinguí la luz.