Cuando hablamos y conectamos con nuestra alma, ella nos conoce y nosotros comenzamos con el tiempo a conocerla a ella. Como digo a diario “La felicidad es efímera. Pero, la paz, al hallarla es perpetua” al vaciar de dolor el alma, al preguntarle que nos aflige, ella contesta, porque hay dolores que sentimos que son insoportables y solamente nosotros conocemos, hasta llega un punto que se transforman en secretos, esos secretos que nos devoran poco a poco. Si conocemos y hablamos con el alma, el dolor, o los dolores que sabemos que nos afligen. Permitimos que se marchen, para poder obtener paz y alivio en nuestra alma. Porque siempre, si realmente queremos entendemos su respuesta. Podemos curar y al reconocer que nos perturba nos concede dejar ir el dolor. Tu alma, es lo más valioso que tenes, ahí se encuentra absolutamente todo…Tanto lo bueno, como lo malo. Mejor que ella, nadie está al tanto de tus sentimientos. Ella, sabe tus amarguras y tus virtudes. Y si dejamos fluir nuestra existencia, el peso se convierte en una brisa. Hay cosas que las sentimos marcadas y que no se pueden olvidar. Pero, se hacen menos pesadas si comprendemos el sentido de conocer y hablar con nuestra alma.