El arte de fingir

06 | Maravilloso desastre

Capítulo 06 | Maravilloso desastre.

"Quien no encaja en el mundo, está cerca de encontrarse a sí mismo"

 

***

Asher

Dejé la mochila en la barra una vez que había cerrado la puerta con llave. Estiré la cabeza para comprobar si había alguien allí, quizá esperándome en la sala, pero como siempre, no encontré nada.

—¿Papá? —pregunté, alzando la voz. Nadie respondió. Me adentré en el pasillo, pasando puerta por puerta— ¿Papá, estás aquí?

Silencio.

Suspiré, rendido. Ya era la cuarta vez esta semana.

Aún tenía esperanzas de encontrarlo cuando llegara a casa, como debía ser, pero eso nunca pasaba. Y, como un estúpido, había preferido contar las veces en la semana que lo hacía, con las horas exactas a las que llegaba.

Cuatro veces esta semana, después de la una de la madrugada. Ni un minuto antes.

Resignado, fui a la cocina por algo de comer, estaba hambriento. No había más que comida congelada y botellas de agua, lo que no me animaba demasiado a comer nada de ahí. Preferí hacer la de siempre y pedir algo a domicilio.

Una vez que desbloqueé el teléfono, la imagen que tenía de fondo de pantalla, me llegó de golpe como una patada en el estómago. Era una selfie que me había sacado con Scarlett unos días antes de terminar. Ella llevaba el cabello suelto y brillante, solo se vía de perfil porque estaba dándome un beso en la mejilla, mientras yo sonreía por su cercanía.

Era feliz y no lo sabía.

Ella era todo lo que pudieras pedir de una novia. Atenta, dulce, cariñosa y confiable. Estaba ahí para mí, aunque yo nunca lo estuviera para ella, se preocupaba por mí, tenía gestos tiernos que le salían de manera natural, como saludarme casualmente de un beso, darme chocolates o prepararme mi comida favorita, pensar en mi cada que iba a algún lugar porque algo le recordaba a mi presencia, poner esa cara enfurruñada cada que alguien hablaba mal de mí, acompañarme a los partidos a pesar de no saber nada de futbol.

Eran esas pequeñas cosas las que me habían hecho amarla. Pero también dejarla.

Teníamos una historia complicada. Ella cometió errores, pero yo no me quedé atrás. La cagué, enserio que lo hice y me arrepentiría todos los días. Pero tenía un plan para arreglarlo y si todo salía como lo esperaba, Scarlett y yo volveríamos en pocos meses.

El fondo de pantalla fue cubierto por la llegada de un mensaje. Hablando de roma, Samantha.

«Samantha: ¿Vas a decirme cómo te gusta que me vista para tus partidos? Realmente no planeo asistir a ninguno.»

No pude evitar una sonrisa. Esa chica era rara, pero divertida.

«Asher: No era el tema que tenía en mente, pero no consideres faltar ese día. Llévate una camiseta del equipo :)»

«Samantha: Ya, seguro.»

Que difícil que era. Decidí que debía dejarme de jueguitos y hablar enserio.

«Asher: Pasaré mañana por ti para ir a la escuela. No está a discusión.»

«Samantha: De acuerdo.»

Salí de la aplicación y pedí algo para comer. Luego, bloqueé el teléfono y me senté en el sofá, para quedarme viendo a la nada como un idiota.

Esos días eran un caos para mí. No solo tenía la cabeza revuelta por Scarlett y papá, también estaba el hecho de que estarían haciendo las pruebas para el equipo de fútbol y mi objetivo era ser capitán de nuevo, pero el entrenador Park estaba más exigente que de costumbre. Siempre me había destacado por ser bueno en el deporte, me encantaba y me distraía de todo, pero últimamente los problemas estaban acabando conmigo y para lo último para lo que tenía tiempo, era para entrenar.

Debía esforzarme, el fútbol era lo único que tenía, con lo que podría impresionar a mamá. Jugar en ese partido como capitán era la oportunidad de volver a verla, así que no estaba para juegos tontos. Quizá verme siendo exitoso en el deporte, teniendo una buena novia como Scarlett, los buenos amigos y las calificaciones perfectas, la haría volver.

¿Pero cuál era mi problema? Que parecía no diferenciar entre izquierda y derecha cuando jugaba, que Scarlett no quería ni verme, tenía una novia falsa y mis únicas calificaciones buenas eran las de ciencias y matemáticas. ¿pero historia o literatura? No, para eso no era malo, sino perverso.

Mientras analizaba la cantidad de desastres de los que era responsable, mi celular sonó, indicando un mensaje. Era de Ethan.

«Los chicos me contaron que hoy fuiste a la práctica con una castaña ardiente. ¿Volviendo a las andanzas, amigo? ¡Tienes que presentármela!»

¿Andanzas? Ay, amigo, si supieras.

***

 

Samantha

Otra vez llegaría tarde a clases.

Ni, aunque me hubiese levantado media hora antes de lo habitual, lograría llegar a tiempo si Asher no se apresuraba. ¿Por qué demonios tardaba tanto?

Volví a mirar mi reloj de muñeca, de manera impaciente. Si algo me molestaba más que retrasarme, era hacerlo por culpa de otra persona. Comencé a desesperarme y la idea de ir en contra del castigo de mis padres e irme a la escuela cruzó por mi mente antes de que viera una camioneta gris oscuro estacionarse frente a mi casa.

La ventanilla bajó y me encontré con la despreocupada mirada de Asher.

—¡Al fin! —exclamé, cruzándome de brazos.

Él me miró de arriba abajo, como examinándome con poco interés. Luego, me hizo un gesto hacia el interior del auto indicándome que subiera. Avancé hacia el auto, pero no entré, su evidente falta de modales era algo que no iba a tolerar.

—¿Esperas una invitación?

—Hola, Sam, ¿Cómo estás? —dije de manera irónica— Yo muy bien, Asher, que lindo de tu parte preguntar. ¿Tu cómo estás?




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