El arte de fingir

19 | La primera lágrima

CAPÍTULO 19 | La primera lagrima.

"Dicen que el amor es solo una palabra. Lo es, hasta que llega alguien a darle sentido"

 

***

Asher

Colgué la llamada y solté una maldición. Sabía que Andrés no resistiría mucho tiempo y que publicaría el video siguiendo las ordenes de la mancha, pero no creí que fuera tan pronto.

Scarlett me frunció el ceño al notar mi repentino cambio de actitud. No parecía contenta con que me hubiese soltado tan bruscamente de su agarre, ni que la mirara de esa forma. Si tan solo supiera que esto también iba a afectarla. Pero no podía decirle.

¿Cómo iba a explicarle que, por mi culpa, el video de un momento tan íntimo ahora estaba en otras manos que no eran las mías?

No, no podría decirle nada. No cargaría con la furia de esa fiera.

—¿Qué pasa? —preguntó, seria.

—Tengo que irme ahora.

Puso una mueca.

—¿Por Sam? Ya déjala respirar un poco, Asher, no necesitas estar con ella todo el tiempo —mis cejas se alzaron, con sorpresa— ¿Quieres ser un novio asfixiante?

No venía al caso, porque ni siquiera estaba por ir a ver a Sam, pero quedarme callado no era una de mis virtudes. No cuando tenía que ver con Sam.

—No soy un novio asfixiante, me preocupo por ella.

—No tienes por qué hacerlo, ella está bien, solo hace un show, como cada vez que su padre sale con nosotras.

—Realmente no sé si es que no puedes o no quieres verlo, pero Sam tenía una familia antes de que tu madre y tu aparecieran y es bastante lógico que para ella sea un cambio duro. Pasó de ser hija única para tener que compartir a su padre contigo —mi declaración la tomó desprevenida y enseguida desvió la mirada de mí. No tengo idea de que pasaba por su cabeza en ese momento, pero ojalá lo estuviese entendiendo— Así que no, no es un show. Y aunque lo fuera, yo estaré ahí para ella, porque es lo que hace un buen novio.

Volvió a verme, esta vez con una sonrisita incrédula.

—¿Un buen novio? ¿Qué vas a saber tu sobre ser un buen novio? ¿Quieres que te recuerde por qué terminamos?

—No necesito que me lo recuerdes, lo sé muy bien. Pero la gente cambia, Scarlett.

—No hubieses tenido que cambiar si hubieses sido lo que tenías que ser en primer lugar. Un buen novio, uno bueno para mí.

Y aunque parecía tener razón, no la tenía del todo. Las palabras que una vez Ethan me dijo resonaron en mi cabeza una y otra vez, como un coro interminable de advertencias que debí de haber escuchado desde un principio, uno al que le haría caso a partir de ahora.

«Mereces una relación sin complicaciones, una en la que no te exijan más de lo que puedes dar y Sam parece del tipo de chicas que no te presiona a ser algo que no eres, no como Scarlett.»

—Mira, Scarlett, cometí muchos errores en el pasado de los que no estoy orgulloso. Y, tal vez sin ellos, la situación sería diferente ahora —se cruzó de brazos retadoramente— Pero ahora tengo la oportunidad de arreglar todo eso y recordar el pasado no va a ayudarme.

Se mordió el labio, como hacía cada vez que se ponía nerviosa. Podía ver que aún le afectaba lo nuestro, que había muchas cosas que estaban pendientes y que una parte de ella no me había superado. Era notorio por cómo me veía, como jugueteaba con sus manos mientras mencionaba el asunto. El problema con todo eso, es que no producía en mí el efecto que me hubiese esperado.

Quería salir de ahí. Quería irme y no seguir con esa conversación. Lo que parecía incoherente, cuando se suponía que lo que quería era hablar de esto con ella, disculparme y recuperarla. Si hubiese querido, le podría haber dicho en ese mismo instante todo lo que sentía y la abrazaría, todo volvería a ser como antes. El inconveniente estaba en que lo que sentía en ese momento no era algo como «Te amo, Scar, quiero volver contigo», era más bien como «Lo siento, Scarlett, pero tengo que solucionar lo del video e ir con Sam, me necesita».

Y no entendía en qué momento todo había cambiado tan drásticamente, pero no había vuelta atrás.

—¿Ya no quieres verme más?

—No es como que nos viéramos constantemente, Scar. Te la pasas evitándome.

—Estaba molesta.

—¿Lo estás ahora?

—No lo sé.

Miré a los adultos. Ya estaban a varios metros de nosotros, charlando y riendo. Bueno, en realidad Amanda y el señor Frey reían, porque Sarah parecía muy distraída viendo a todas partes menos a sus caras y respondiendo de vez en cuando con lo que distinguía como monosílabos.

Ella también necesitaba un abrazo.

—Entonces te dejo que pienses si lo estás o no. En verdad tengo que irme.

No le di tiempo de responderme y me acerqué a los demás, me despedí y prometí que nos veríamos luego. Nos habíamos ido caminando, por lo que no llevé el auto, así que tomé el primer taxi que vi y me dirigí a casa de Andrés.

***




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.