El arte de fingir

21 | Soportando tu silencio

CAPÍTULO 21 | Soportando tu silencio.

"A veces el silencio es la única forma de gritar entre tanto ruido"

 

Emily

—Entonces, ¿Qué tan probable es que pruebes ese batido de manzana?

—Muy poco probable, rubia —hizo una mueca— Detesto las manzanas.

—Eres muy raro, Collins.

Esbozó una encantadora sonrisa, sin despegar la vista de la botella de soda que tenía entre las manos, muy centrado en despegarle la etiqueta. Después de un rato mirándolo, había notado que Ethan no era capaz de mantener las manos quietas, siempre debía tenerlas ocupadas en algo, aunque fuera en la tontería más grande.

Eso me llamaba la atención.

Aunque bueno, todo él me llamaba mucho la atención.

—Eso es bueno, lo raro es genial —comentó— Lo raro genera interés.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué te importaría generar interés?

—Porque me gusta una chica y quiero parecerle interesante.

—¿Quién es la desafortunada?

Entrecerró los ojos.

—Podemos seguir con todo esto de que finges que no sabes que me gustas, pero en algún momento dejará de parecerte divertido, rubia.

Al punto, sin anestesia.

—Qué directo.

—Es más rápido.

—Cierto —sonreí— Entonces, suponiendo que también me gustaras, ¿Me pedirías una cita?

—¿Otra?

Enarqué una ceja, desconfiada.

—¿A qué te refieres con otra?

—Bueno, llevamos un par de días haciendo esto de las salidas espontaneas. No sé qué pienses tú, pero yo ya las he contado como citas —por fin consiguió quitarle la etiqueta a la botella y eso le permitió centrar toda su atención en mí. Se recostó en el espaldar de la silla y se cruzó de brazos— Esta vendría siendo la tercera, ¿Quieres otra?

—¿Volvemos a la parte en la que acordamos que todo esto eran citas? Porque no lo recuerdo.

—Deja de hacerte la difícil conmigo.

—No me hago nada, pero tú eres muy ingenuo si crees que salir conmigo es así de fácil.

Soltó una carcajada, pero yo hablaba muy enserio y, en el fondo, él era muy consciente de eso.

Por lo general, las relaciones sentimentales no eran muy mi propiedad, me gustaba la soledad, disfrutaba de ella y por eso todo esto de iniciar algo con Ethan era terreno desconocido, tanto, que sentía que debía ser cuidadosa para no pisar alguna trampa de la que me arrepentiría. Él parecía siempre tan seguro de todo lo que hacía a mi alrededor, que su seguridad opacaba la mía por completo. Con Ethan jamás sabía cuál sería el próximo paso y eso me asustaba.

Ponerle las cosas difíciles era la única forma que encontraba de ponernos en igualdad de condiciones. De otro modo, me sentía en desventaja.

—De acuerdo, entonces hagámoslo bien —se inclinó en el asiento y me vio directamente a los ojos. Jesús, es que los suyos eran de un marrón tan cautivante, que no podía dejar de mirarlos— ¿Quieres salir conmigo?

—¿Salir como en una cita?

—Si, como en una cita.

—Bueno...—pero no tuve oportunidad de darle una respuesta, porque justo en ese preciso instante, un Lucas muy animado llegó a nuestra mesa y provocó un estruendo al depositar bruscamente su bandeja en ella.

—¡Ethan, que putada! —exclamó, codeándolo.

Arqueé una ceja, sin entender bien de qué hablaba. Aunque bueno, Ethan tampoco parecía tener mucha idea de a qué se refería.

—¿De qué hablas?

—Del vídeo que me mandaste —le dijo, obvio— No me había fijado hasta esta mañana, es una mierda muy loca, ¿Cómo lo conseguiste?

—No sé de qué me estás hablando.

—Del vídeo de la madre de Scar.

Todas mis alarmas se encendieron en ese momento. Habían pasado días desde que Ethan había grabado ese vídeo y habíamos quedado en que me lo enviaría, pero nunca lo recibí, supuse que se le había olvidado y preferí nunca tocar el tema y más bien enterrarlo, por lo menos hasta que Sam estuviese menos estresada y fuera tiempo de contárselo. Que lo tuviese una sola persona me parecía más razonable, podía caer en manos equivocadas.

¿Cómo es que Lucas lo tenía?

—¿Puedes mostrarme el vídeo? —le pedí, inclinándome en la silla para poder hablar más bajo y que nadie nos escuchara.

—¡Emily Fletcher, no seas morbosa!

—¡Muéstramelo de una vez!

Me puso mala cara.

—Jesús, ¿Qué tienen todos con gritarme? —protestó, pero igual me pasó el teléfono. Efectivamente era el vídeo grabado por Lucas y mostraba perfectamente como la madre de Scar besaba a alguien que no era el padre de Sam— ¿Ya estás contenta? ¿Has tenido tu dosis del día?

Ignoré deliberadamente su pregunta.

—¿Alguien más lo ha visto?

—Pues, si, Hannah, ella...

Mierda, mierda, mierda.

—¡¿Cómo que Hannah?! —mi terror ante la situación fue palpable. Hasta Ethan se alteró y eso que era el ser más despreocupado de todo el planeta.

—¿Se lo mostraste a Hannah?

—¡Claro que no! —se apresuró a defenderse, Lucas— Me enteré del vídeo por ella. Le presté el teléfono y me dijo que tú me habías enviado un vídeo.

—¿Y cómo por qué Hannah entra a tus mensajes?

—Tenemos esa confianza —se encogió de hombros. Ethan y yo lo miramos como si tuviese la culpa de todos nuestros problemas— ¿Qué? ¡Somos amigos con beneficios! Parte de esos beneficios, es entrar al teléfono del otro. Aunque ella casi no me presta el suyo...deberíamos hablarlo.

Miró a un punto fijo, pensativo. En ocasiones era irritante que fuera tan hablador, se dispersaba muy rápido, casi tan rápido como yo me estresaba por eso.

—¡Lucas!

—¿Crees que deberíamos hablarlo?

—¡Eso no importa, idiota! —exclamé y llevé la vista a Ethan— ¿Por qué demonios le enviaste el vídeo a Lucas?

—Yo no le envíe nada, te lo envíe a ti, el día que... —cerró los ojos con fuerza, como acordándose de algo— Mierda.




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