Qué difícil es desvincularse de las personas habituales esas con las que convivimos día a día, con las que hablamos de todo, sin filtro, sin miedo, esas que con el paso del tiempo se hicieron significativas y ahora son desconocidos con los que alguna vez compartimos secretos, momentos.
Es duro pero necesario, para no herirnos, mejor dicho para no herirme, porqué lo intente, claro que sí, trate de que este vínculo no se rompiese pero seamos sinceros, prendemos de un hilo que poco a poco rompía abruptamente sus hebras, trate de unirnos con nuevos hilos, los pegaba una y otra vez pero era evidente que no iban a aguantar, que nos distancia vamos cada vez más, cambiamos, éramos dos desconocidos nuevamente, hicimos nuestra vida como si nunca nos hubiésemos topado, por casualidad o causalidad cómo te gustaba llamarlo, fue lo mejor para los dos y con esto no quiero decir que me arrepiento de haberte conocido, para nada, es más lo agradezco porqué tu presencia generó un impactó positivo en mí, afloró una nueva persona, con nuevas espectativas y más fuerte que antes, agradezco a esa causalidad que nos unió y también le agradezco a la que hoy nos separa porque de este momento también voy a obtener una enseñanza futura.
Te agradezco por irte y cerrar con cariño aquella puerta que a partir de hoy ninguno de los dos volverá a abrir.