El tiempo pasaba, con normalidad, aunque la normalidad cada vez parecía cambiar poco a poco Esteban seguía siendo el aunque el hablar después de clases o juntarnos demasiado tiempo disminuía, cada vez era remplazado por Liz de la misma manera que encontraba un nuevo entorno con Sara, que ella practicara mientras yo escuchaba se convirtió en un hábito más que agradable y la posibilidad casi asegurada de poder molestar a Daniel en el proceso se convertía en algo todavía mejor. La escuela empezaba a pasar más rápido de lo normal y las pláticas con Gabriel casi siempre terminaba de la misma manera o en un lugar parecido.
-hoy también te ves más animado-
-cállate Esteban-
-o vamos, desde que encontraste tu nuevo “amo la música” parece que cambiaste, para bien, sonríes mas amigo y eso debo de decir que es aterradoramente bueno-
Ambos bajamos unas escaleras mientras cargábamos nuestras mochilas e instintivamente nos dirigíamos a un lugar, esa habitación que producía música armónica una vez más.
-siempre seré el mismo, tal vez con unos ajuste aparte no soy el único que se encuentra de buen humor, solo espero que no te rompan el corazón y tenga que distraerte, la última vez no fue divertido-
-bien, bien, acepto que fue mala idea subirnos en un autobús sin dirección diciéndote que sabía el camino, para terminar a 4 horas de nuestros hogares, pero nos la pasamos genial-
-perdimos dinero y recibí una semana de castigo-
Ambos embozamos una sonrisa mientras llegábamos a la habitación Liz escuchaba a Sara tranquilamente mientras Daniel intentaba seguirle el ritmo de la melodía, veinte segundos fue el tiempo suficiente para que ambos terminaran esa pieza que llevaban ya 2 semanas practicando o mejor dicho que era consiente que se practicaba.
-hola-
Sara sonrió mientras ambos saldábamos, Liz recogió sus cosas mientras yo caminaba a el haciendo más cercano que encontrara.
-relevos-
Liz extendió su mano, haciendo el mismo gesto chocándolas mientras dejaba mis cosas, escuchando como Liz y Esteban dejaban el lugar. Un lugar diseñado para tomar clases fue convertido en un pequeño espacio para practicar la guitarra clásica, parecía surrealista después de ver la dedicación de Sara en todo este tiempo, convirtiendo aquel lugar en su propio espacio sin un poco de culpa o vergüenza, apoderándose de él, era increíble cómo sin la necesidad de mover muchos asientos parecía como si ella controlara todo el lugar.
-¿escuchaste la pieza que te recomendé?-
-mis tímpanos no se acostumbran a una guitarra haciendo un dúo con un violín, simplemente esas combinaciones parecen hecha por lunáticos que disfrutan el caos-
-aunque lo niegues es genial, y tiene un tempo que no dificulta ser entendible aparte de poder transmitir su mensaje incluso para incultos como tú-
Voltea a ver a Sara mientras ella volteaba rápidamente para agarrar un color rojo y subrayar una parte de la partitura que descansaba en el atril, fingiendo que nunca dijo lo que escuche. Siempre me considere alguien burlesco y sarcástico disfrutaba ver las expresiones de disgusto de la gente, aunque con Sara era todo lo contrario, cada momento que pasaba más tiempo con ella nuestros roles parecían poder coexistir de una manera retorcida, yo con comentarios hiriente y odiosos sobre la música y ella respondiendo con burlas disfrazadas de superioridad por tener mayor conocimiento en la música, extraña combinación que se podía formar.
-ja, ja, ja, lo que digas obsesiva por la música-
-¿siempre tienes que ser tan odioso?-
Ahora Daniel tenía que hacer su conveniente intervención, suspire, mientras desviaba la mirada incluso Sara tenía una expresión algo aburrida mientras volvían a practicar en un ambiente que transmitía distintas emociones dependiendo el momento de la pieza, nunca había puesto mucha atención sin embargo cada vez se notaba su clara mejora, el sonido proveniente de la guitarra de aquella chica mejoro demasiado, podría jurar que sabía la pieza de pie a cabeza.
-tenemos que practicar más esta parte-
Interrumpió Sara para señala la partitura de Daniel mientras este asentía, aquel chico no desbordaba nada de talento lo cual podría ser suplantado por mucho práctica, la cual parecía no importar demasiado, para él era solo un pasatiempo más, un pasatiempo que no llevaría a nada y no importaba. Odio a los artistas sin embargo también a aquellos que solo hacen perder tiempo a los artistas, Sara tenía un potencial increíble, no era talentosa en realidad, la experiencia de las fallas hacían que ella reluciera y ser afectada por la falta de ella en Daniel simplemente me molestaba.
-¿Cuánto tiempo llevas practicando esta pieza Sara?
Una pregunta hecha por lo más profundo de mi ser con una sola intención demostrar mi punto, incluso aunque no me gustara esto de mí, tal vez eso era lo necesario para que ambos pudieran mejorar.
-en realidad no cuento el tiempo-
-yo sí, esa pieza en particular con el tiempo extra que nos quedamos la has practicado un mínimo de 10 horas más las acumuladas en sus ensayos, lo cual en su profesión debe ser algo normal o incluso bajo-