-bien digamos que por un momento te creo que solo Sara y tu son solo amigos-
Esteban estaba presionándome mientras caminábamos en dirección a la casa con aquel león en miniatura, tan feroz como a la vez tranquilo, solo vasco que camináramos en dirección a su hogar para que dejara de mostrarse agresivo.
-¿Cuál es la respuesta que buscas?-
-que confieses que aquella guitarrista por fin te está sacando de ese odio tuyo-
Siempre considere a ese idiota como mi mejor amigo, alguien que estuvo a mi lado cuando todo empeoro, alguien que incluso en mi peor época nunca dejo de intentar animarme y sacarme a delante, la pregunta del millón estaría por responderse, la pregunta decisiva ¿Por qué odio el arte?
-sabes mejor que nadie porque lo odio-
-oye-
Esteban me detuvo por un momento mientras analizaba las palabras para transmitir de la mejor manera que pudiera su punto.
-tu madre no tuvo la culpa, ni tú ni nadie-
-ella me demostró que las personas apasionadas, soñadoras y artísticas, simplemente son egoístas, y si me dices que no es cierto ¿Dónde está ella para decírmelo?-
-sabes que tampoco tuvo que ser fácil para ella-
-la única diferencia es que ella vivió y murió como quiso mientras que su ausencia se sigue sintiendo-
Ambos nos quedamos callados mientras seguíamos caminando, un sabor agrio recorrió mi boca, siempre fui alguien más que terco, incluso llegando a lo exasperante y esa sensación del niño que solo cuenta con su padre no le agradaba nada, pero todo depende de la perspectiva de cada uno. Esa sensación no se desvanecía y una pregunta estúpida salió de mi boca.
-¿Por qué me intentas apoyar?-
Esteban volteo a verme, esa pregunta estúpida tenía más trasfondo del que quería admitir, las personas siempre se alejan, siempre te abandonan una vez que ven lo peor de ti, pero entonces ¿Por qué alguien se molestaría en intentar apoyarme a superar un trauma? No entendía esa parte de Sara tampoco de su mejor amigo, solo de cierto modo le irritaba que siguieran a su alrededor mientras él se consideraba una escoria.
-tu viste lo peor de mí, Gabriel nunca temiste ser mi amigo incluso cuando nadie lo quería, alguien extraño y callado, nadie quiso estar a mi lado, solo tu quisiste, eso hacen los amigos idiota, nos apoyamos en los peores momentos, mejoramos como personas, así que deja de decir tonterías-
-siempre tan preciso-
-sabes, temí el dejarte, el estar con Liz me encanta es alguien genial pero de cierta forma temía que como un idiota pensaras que te abandonara y perdiera a mi mejor amigo-
En realidad nunca lo pensé, Esteban era feliz y me alegraba por eso, nunca lo culparía, mi única amistad que me quedaba era un tonto irracional que tendía a meterse en problemas y situaciones tan extrañas que terminarían siendo anécdotas graciosas de unos ansíanos que vivieron al máximo su juventud. Nunca pensé que el supusiera y se forzara a reprimir sus emociones a alguien más por miedo de perderme.
-eres un idiota por pensar esto Esteban, tal vez mi círculo social sea muy cerrado pero no significa que no entienda que también quieres tu vida, no estamos casados, has lo que quieras porque yo también lo are, aunque siempre contaras con mi apoyo y ayuda-
-dios que romántico-
Esteban lanzo una carcajada mientras estábamos a nada de llegar a la casa de Sara, con un chihuahua blanco malhumorado que necesitaba volver con su familia.
-sabes, me alegro saber que aunque yo no estuviera a tu lado alguien si, Sara es alguien increíble que soporta tu sarcasmo y por lo que Liz me ha contado, esa chica te estima, no quiero que tus odios y temores arruinaran eso, perdón si soy un entrometido-
Esteban se rasco la nuca, aquel chico con lentes que en algún momento fue el renegado del salón, de cierta forma me hacía pensar en cómo paso el tiempo, y en pensar algo que hace mucho tiempo no había pasado.
-nunca te lo he preguntado Esteban ¿te gusta la música?-
-soy fanático, es extraño, en los años pasados era divertido estar rodeado de todo lo relacionado a la música-
Suspire, el entendía mi odio, no lo fundamentado pero intentaba entenderlo pero yo no era capaz de eso, no todavía, incluso una parte de mi prefería refugiarse en lo conocido y no en algo desconocido.
-ciertamente me dio demasiada gracias que te juntaras con Sara, ya sabes por todo, pero está bien, tenemos que madurar y crecer, me alegro que seamos amigos y también que podamos seguir nuestras vidas, últimamente me divierte el aprender de electrónica, también todo lo relacionado a eso-
-demonios por un minuto se me olvido que no tengo ni idea de lo que pueda hacer de mi vida-
-toca guitarra, arias un gran dúo con Sara-
No respondí solo lo golpee en el hombro, mientras el chihuahua se alteraba un poco y por fin podíamos ver a Sara, Liz y otra chica corriendo hacia nosotros.
-ante ustedes el domador de chihuahuas-
Esteban extendió las anos divertido señalándome mientras Sara se acercaba y le entregaba la chamarra con la vestía contenida, solo observo a Sara y se puso contento enseguida.