-¡Tu me mataste!, por favor dime, ¿porque lo hiciste?, ¿acaso no me querías?- me cuestiona de preguntas.
-¡No es cierto!, yo.. no te mate, no quise hacerte daño, no fui yo Andrew, perdóname, ¿que quieres que haga?, ¡ya no quiero que me atormentes!- sus ojos estaban rojos, y su rostro reflejaba lo muy molesto que estaba.
-¡Tu me mataste Sabrina!, ¡me quitaste la vida!- eso no es cierto, no fui yo, nunca dejaba de repetirme la misma frase todos los días.
-¡Nooooooo!- le gritaba de la impotencia que sentía.
Me levante exaltada y con miedo, abrazándome a mi misma, tratando de parar mis lagrimas, mi habitación estaba oscura y fría, no he dormido en días después de enterarme lo que le ocurrió a Andrew, me afecta un montón lo que le sucedió, el me persigue en mis sueños acusándome de ser la culpable de su muerte, tengo miedo de que el tenga la razón, pero esa noche las palabras y hechos se quedaron ahí.
Es por eso que no pude asistir a su funeral, por temor de que si lo veía un recuerdo de el se quedara en mi mente, torturándome y angustian-dome; el verlo en mi sueños ahí parado mirándome lleno de sangre es muy perturbador, con unos ojos azules de tonalidades rojas dándome una mirada de terror, recordar lo que me atormenta noche tras noche, hace de que se me ponga los pelos de punta.
Me levanto de mi cama, porque se que no dormiré esta noche, miro las pastillas que están al costado de mi cómoda y se que tomarlas no lograran efecto en mi, solo empeorarían las cosas mas, mi madre dijo que estas pastillas me iban ayudar a estar tranquila y poder conciliar el sueño, dijo que lamentaba la muerte del joven Klein, después de todo era mi "amigo", y un muchacho muy educado de una buena familia, le daba gusto que me relacionase con gente así, "de nuestra clase".
Eso era una menuda tontería.
Ver mi estado en aquel espejo del baño es catastrófico, ¿no sé que en momento de la chica despampanante, pase a ser la chica intermedio?.
Pero es que acaso, ¿se puede dormir cuando un muerto ensangrentado te culpa por haberlo matado y eso que aparece en todos tus sueños?, que hasta te da miedo de dormir.
La nueva yo era una chica pálida como un papel, con unas ojeras que resaltaban en mi rostro, con los ojos azules sin brillo, ¡sin vida!.
En mi rostro se podía observar una mirada de miedo automática, delante mio ya no estaba la hermosa chica Sabrina West, la chica cautivadora, hermosa e inteligente, si no se encontraba una persona muerta en vida, sin una sonrisa, con mucho miedo y muy delgada, esa persona reflejada en el espejo era yo.
Destapo el frasco de las pastillas y vierto dos de estas en el inodoro de mi baño, era algo que tenia que hacer por el motivo de no poder tomarlas, y así evitar de que mi madre me enviara a un psicólogo por una depresión, ella se encargaba de cerciorar mis pastillas y de que me tomara dos cada noche por el supuesto insomnio que padecía, también revisaba mi habitación cerciorándose de que todo estuviera en orden conmigo, lo hacia por ver mi seguridad y que no hiciera nada malo contra mi salud, porque no le gustaba mi estado deplorable en el que me encontraba, es por ese motivo que debía cambiar.
Porque la mujer que tengo como madre es la famosa Doctora West.
No solo era la popular doctora de este condado, si no que también era una escritora muy importante gracias a la publicación de su primer libro para padres y adolescentes, esto lo se porque he sido la primera en leerlos todos.
Soy la única hija de los West, aunque por parte de mi padre tengo una pequeña hermana que el se niega a darle el apellido, ¡si lo se!, me toco por padre al hombre mas miserable de este mundo, aunque ellas no están sola, mi madre y yo siempre vamos a verlas, ayudando en cualquier cosa que necesiten, después de todo mi madre dijo que la niña no tuvo la culpa de nada.
Somos una de las sextas familias con una economía social alta e intermedio en el condado.
Gracias a la clase a la cual pertenezco me volví una de las integrantes de las porristas mas populares, y esto también se debe gracias a mi "amigo" Andrew Klein. Pero, siempre lo he dicho ser popular y tenerlo todo no es la gran cosa, yo mil veces prefiero amigos de bajos recursos que sean verdaderos, en ves de cabezas huecas falsas.
Y es ahí donde digo, ¡vaya que nuestra sociedad mejora!
Bajo las escaleras de mi casa (mansión), pequeña la llamaría yo, para ver una serie o cualquier cosa que este dando en la televisión, mis ojos pesan y estoy a punto de quedarme dormida, pero el sonido del timbre resonando en toda la sala me levanto, mi pregunta era ¿quien vendría a estas horas de la noche?, me levanto del sillón y por la cámara de seguridad que tenemos trato de ver a la persona que toco el timbre, y no hay nadie, me dirijo para abrir la puerta y en el suelo hay un sobre blanco cuadrado, lo recojo temblorosa y dubitativa, al darle la vuelta mi nombre esta ahí en grande escrita con letra cursiva de color morada, subo corriendo las escaleras hacia mi cuarto y pongo el pestillo a mi puerta, me siento al borde de mi cama y observo el sobre, lo abro cuidadosamente como si tuviera miedo de romperlo, dentro había una hoja doblada color roja y escrita con negro en ella decía.