El Asesinato De Evander

LA MUERTE

Desperté con un dolor de cabeza terrible, pegué un brinco que me hizo caer de nalgas cuando noté que Alex dormía a mi lado. Recordaba absolutamente todo lo que habíamos pasado unas horas atrás. La alarma aún no sonaba, y podía jurar que había descansado mejor que en mucho tiempo. Alex babeaba mi almohada favorita.

—Alexa—susurré—. Es hora de trabajar mujer.

—Cinco minutos—balbuceó.

—No, Alexa Hawk, levanta tú trasero que hay que planear muchas—grité no tan alto, al escucharme se levantó de golpe frotando sus ojos.

—Eres una pesadilla como despertador, Isla Kerr—respondió imitando mis palabras.

Ahogué una carcajada y puse la cara más seria que podía tener una mañana con Alex frente a mí, después de haber caído de la cama. El silencio reino en la casa, escasamente las respiraciones en una sola melodía se escuchaban. Intercambiamos miradas. ¿Dónde estaba Evander? ¿Habría podido dormir? En parte era un tanto misterioso tener a alguien que había muerto en casa, cualquiera en sus cinco sentidos se habría negado, pero, me sentía con el deber moral de ayudar al chico.

—Iré a buscar a Evander—comenté en voz baja, como si de una bomba nuclear se tratará.

—Te gusta—afirmó.

—No, claro que no—afirme firmemente, era ilógico que me gustara alguien al que acababa de conocer.

—Ya—soltó con una sonrisilla que sabía que significaba. Esa misma mirada con la misma sonrisa que ponía yo cuando alguien gustaba de ella y al revés.

—De verdad—comenté sería—. Evander es la excepción a todas las reglas, recién lo conocí ayer, no puede gustarme y ya—me defendí, y no sé porque estaba dando tantas explicaciones.

—Es que no te gusta Evander desde ayer, te gusta desde hace tiempo, lo sé— comento jugando con sus uñas. Le aventé la almohada más cercana que tenía y ella reaccionó estallando en carcajadas.

—No me gusta.

Un golpe no muy fuerte se escuchó en la habitación de al lado, simplemente me levanté en un brinco y corrí mientras Alex me seguía. Evander. Tenía que ser él. Al llegar a la habitación de Asher encontramos a un chico más que pálido que luchaba por pararse del suelo, los músculos de las piernas se tensaban con fuerza y ni hablar de su mandíbula. Me acerqué a él, me dispuse a ayudarlo, pero, al sentir su tacto un escalofrío me heló hasta la médula ósea. Su tacto era frío, podría asegurar que la temperatura en su cuerpo decaía.

—Alex, ayúdame—pedí como si me doliera ver a Evander así y extrañamente así era. Alexa se colocó un brazo en sus hombros y yo hice lo mismo, no tuvimos que hacer mucho esfuerzo porque Evander ponía de su parte, al llegar al colchón se dejó caer mientras titiritaba. Empezaba a sudar frío y sus ojos comenzaban a cerrarse.

—Evan—hablé tomando su mano, era como tocar un cubo de hielo, él hacia un gran esfuerzo por permanecer despierto.

—Tenemos que llamar a un médico—comentó Alex, prendiendo la calefacción.

—¿Qué le diremos? Miré es un chico que murió, pero revivió en otro cuerpo, probablemente es por eso que esté así—respondí con ironía y mi amiga hizo un gesto incómodo.

Por otro lado, Evander sufría de hipotermia y ya había cerrado los ojos.

—Necesitamos ir a la clínica. Llegarán por él en cualquier momento — habló con frustración—. Iré yo, quédate a cuidarlo. Cerraré la clínica temprano—no me dejó siquiera responder, pero la verdad me parecía una increíble idea.

Después de que Alexa se arregló para ir a la clínica tomando el auto de papá, me dispuse a subir la calefacción del sótano para que toda la casa entrará en calor, aunque cualquier cosa por ayudar a Evander parecía en vano, su temperatura era igual o peor, según el termómetro digital; su temperatura corporal era de: 35 °C. Comencé a desesperarme, lo mío eran las personas muertas, no las vivas, comencé a buscar cosas en internet que podrían subir el calor corporal y ninguna daba resultado. Le quité la camiseta que llevaba puesta y comencé a frotar mis manos en su abdomen, después en su rostro, estaba al borde del colapso y la histeria. Así que bajé a la cocina y preparé un té de manzanilla. No sabía si un té lo salvaría, pero, no hay peor diligencia que la que no se hace. Subí lo más rápido que podía las escaleras.

—Evander, por favor, reacciona, no me des estos sustos—supliqué con la voz temblorosa. La mandíbula me temblaba al igual que las manos, me rehusaba a pensar que Evander había regresado para volver a morir. ¿Es qué la muerte se había enamorado de él y necesitaba verlo una vez más? Por favor Dios que este muchacho reaccione. Parecía loca dando vueltas por la habitación de mi hermano.

Mi celular comenzó a sonar y al primer timbrazo contesté, era Alexa.

—¿Cómo sigue? —fue lo primero que pregunto.

—Mal, su temperatura baja cada vez más, ya no sé qué hacer.

Hubo un silencio por su parte, para después decir algo loco que parecía muy mala idea.

—¿Recuerdas la película donde una chica está muriendo congelada? —hizo una pausa para que yo respondiera, solo hice un sonido para que supiera que sé de qué hablaba—. Pues, has eso, quítale la ropa y pégalo a ti para que entre en calor más rápido.

¿Qué? Estaba zafada, chiflada, loca, demente. ¿Cómo iba yo hacer algo así?

—Oye... Si quieres regreso y lo hago yo, solo es para ayudarlo, no es como que vayas hacer algo indecente.

—Alexa— me quejé, en otra situación me habría reído y hubiera seguido el juego, pero, en esta la prioridad era Evander. Colgué con las emociones a flor de piel. Ya había quitado la camiseta que llevaba puesta, y no iba a quitar nada más, solo me acerqué a él, y me recosté a su lado. Algo en mí pecho latía con fuerza, en cualquier momento se iba a salir del ahí, me sentía emocionada, y comencé a sentir que mi bello se erizaba al tacto, probablemente por el frío. Lo abracé con todas mis fuerzas hasta que comencé a sentir que mi calor era parte de él, puse mi cabeza en su tórax y escuché la melodía rítmica entre sus latidos y su respiración.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.