Hay 30 pasos entre mi habitación y la ducha, hay 3 lunares peculiares en el cuello de Evander y hay una razón de los homicidios. La mañana era fría como de costumbre aun así el sol se atrevía a regalarnos unos cuantos rayos cálidos, tres fuertes golpes en mi puerta me hicieron levantarme de mala gana, Olivia tenía los ojos cristalizados, el cabello enmarañado y un aura liosa que auguraba problemas.
—Se ha ido, no sé dónde está y tampoco responde mi teléfono—su voz histérica me despabiló con la primera palabra—. Tengo mucho miedo—su explicación farragosa me llevó a pensar en Tyler.
—¿Quién no está?
—Tyler, se ha ido, no responde mis llamadas, él siempre responde—agitaba con desesperación su teléfono celular.
Mi mente estaba obligada a pensar en lo peor, en el asesino y un Tyler sin vida, sacudí la cabeza para centrarme en la rubia que estaba a punto de romper en llanto.
—Vamos a calmarnos—declaré afablemente. La rubia sorbió la nariz y asintió.
El reloj marcaba las siete en punto, pero las palabras en bajo de Olivia no me dejaban concentrarme, quizá Evander y Adam ya estaban despiertos y si no era así, los haría despertar. Papá a esta hora ya estaría en la clínica.
—Joder Olivia, no me dejas concentrarme—solté con descomedimiento, la rubia hipó y se quedó callada—. Toma tus cosas, iremos a buscar ayuda.
Caminamos en silencio, ambas llevábamos el cabello enmarañado y un aspecto desaliñado, caminábamos girando en todas partes esperando que ocurriera un milagro, caminamos hasta llegar al edificio de Adam, los pies me dolían y tenía hambre.
—¿Quién vive aquí?
—Adam y Evander—solté sin muchas ganas, el teléfono de Olivia empezó a sonar, en la pantalla apareció la foto de Tyler comiendo un helado.
Una respiración agitada, el grito desgarrador de alguien retumbaron nuestros oídos.
—Cabaña—susurró con dolor, era la voz de Tyler—bosque, policía—después de eso se escuchó el crujir de un vidrio finalizando la llamada.
Ambas manteníamos la vista fija en el celular hasta que la voz de los chicos habló tras nosotras, al parecer llevaban escuchando todo con sumo detenimiento.
Adam iba y venía en la pulcra sala de estar, Olivia era un manojo de llantos y Evander intentaba pensar en alguna cabaña.
—Tenemos que avisar a la fiscalía—si nos dirigimos ahí sin previo aviso seremos sospechosos de homicidio comentó en un hilo de voz.
Lo cierto era que cada minuto que trascurría Tyler estaba en peligro.
—¿Cómo se supone qué explicaremos eso? —sollozó la rubia mientras sorbía por la nariz—¡¿CÓMO?!
Pegamos un pequeño brinco al escuchar la histeria de la joven quién tenía los ojos rojos e hinchados a causa del llanto.
—Tú irás con ella a la fiscalía, dirán que no saben cómo paso, pero que recibieron una llamada diciendo que Tyler está secuestrado—habló Adam señalándome, soltó aire ruidosamente—. Yo y Evander iremos al bosque a buscarlo, mi coartada será ir a buscar pistas para el caso número 3 de los asesinatos en el pueblo.
—¿Quieres morir? —solté con hastió—. Han de ser inmortales que quieren ir a buscar a un jodido asesino.
Ignoré la horrible punzada en mi estómago, tenía miedo de perderlos. Evander me miraba y alternaba su vista con el suelo, los ojos grisáceos brillaron con diversión. Tomó mi mano, después de un grávido silencio Adam sonrió con ternura.
—Vamos hacer la denuncia juntos y después iremos al bosque a buscar a Tyler—propuse elocuentemente con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
—¡NO! —exclamaron al mismo tiempo, los dos morenos alternaron miradas y sonrieron cómplices.
***
Cinco horas y media hora más tarde la policía ya tenía una orden de búsqueda, la tarde era helada, mis manos congeladas y sumamente rojas, caminamos por largas horas alrededor del bosque sin parar, suficiente para rendirnos en cualquier momento, pero una esperanza y las lágrimas de Olivia nos hacían continuar.
—Busqué en "Google mapa" y no hallé tal cosa como una cabaña en Norwalk—dijo Alexa.
Nos detuvimos un segundo preguntándome que buscaba el asesino de nosotros, al menos que quisiera matarnos a todos para ahorrase tiempo esto era ilógico. Nuestros celulares comenzaron a sonar en un mensaje: Era una imagen de un corazón humano cortado a la perfección, estaba dentro de un riñón quirúrgico grande, el color era oscuro, pero al parecer la sangre no se había coagulado por completó. Olivia retrocedió un paso desestabilizada, la tomé en el aire antes de que cayera a la fría nieve.
—¿Es...es Tyler?
—No—me adelanté a decir, probablemente era Tyler sin embargo la muerte rápida del asesino no era su estilo—. Emanuel, la tercera víctima, no tenía el corazón estoy segura que es de él, tu novio sigue con vida.
La rubia me sonrió con dulzura, se levantó con torpeza y soltó:
—Él no me dejaría, él esperaría por mí.
Buscamos como locos la cabaña, un indicio del asesino, una pista de que Tyler estuviera con vida, pasaron las horas, los días y no pudimos encontrar nada. Olivia ya no lloraba, estaba inmersa en su designio, Evander venía frecuentemente a casa después de una larga búsqueda y pasábamos hablando de cosas sin sentido, cosas que nos mantuvieran cuerdos. La fiscalía se había unido a la búsqueda, no había un solo minuto que descansaran.
Los padres de Tyler culpaban con frecuencia a Olivia, quién se mostraba fuerte y segura, incluso con esa mascara de seguridad, sabía que se culpaba y su corazón se rompía al ritmo de las manecillas del reloj. Era el tercer día desde su desaparición, él asesino no nos había contactado por ningún medio y todos pedíamos con fuerza que estuviera vivo.
Adam apareció en la puerta con papá, miraron al suelo fijamente.
—Alguien aviso que encontró un cuerpo en la nieve—explicó Adam con suavidad—. Puede que no sea de Tyler.
—No es de él, él me esperaría, Tyler no me dejaría—expresó la rubia, sus ojos de un marrón claro se cristalizaron.