Tyler Jara falleció a las 10:15 de la mañana en los brazos de Olivia camino al hospital, había esperado por ella tal y cómo la rubia había dicho. El corazón de Tyler no fue sacado como con sus otras víctimas, pues Tyler no era una víctima para él, sino la verdad.
El moreno abrió los ojos para ver por última vez a su primer amor, las lágrimas rodaron por sus mejillas cuando el calor entraba en su cuerpo.
—¿Puedes quedarte conmigo? ¿Puedes quedarte un momento más? —esas fueron las palabras de un amor desesperado que necesitaba al joven, antes de que muriera con dolor.
Tayler Jara masculino de 22 años fue encontrado con signos vitales, con hipotermia, en el bosque de Norwalk, desaparecido hace tres días, se hallaron benzodiacepinas en el torrente sanguíneo, fracturas en clavícula izquierda y múltiples contusiones. Víctima número cuatro.
Causa de muerte: Paro cardiorrespiratorio.
Emanuel Udabe masculino de 21 años, desaparecido tres días; fue encontrado en el bosque de Norwalk, fractura en el esternón post mortem, cadáver sin corazón, sutura en el flanco derecho por causa de bala, sutura en el cuello por arma punzocortante, se encuentran benzodiacepinas en el torrente sanguíneo. Víctima número tres.
Causa de muerte: Desconocida.
El equipo de peritos estaba investigando hasta el más mínimo detalle de la flora y fauna en la escena del crimen, el corazón de Emanuel Udabe fue hallado en la nieve con una nota "La verdad está muerta", estaba segura que la verdad no era Emanuel, sino Tyler; me mantenía al margen observando el detallado trabajo que realizaban mientras la agente Causey me observaba con recelo.
—Esta vez hay huellas digitales, agente—una morena anunció con una energía súbita.
—Has los estudios para determinar a quién pertenecen—ordenó con la misma severidad con la que se regía, quizá no solo me odiaba a mí, la cara de infausta ya era parte de ella.
Al pensar en ello parecía babélico y nítido, el asesino que conocíamos no dejaba huellas, era más como un juego dónde ocuparía una persona que fuera víctima de la insidia, para escabullirse con facilidad. Su juego tétrico era casi desconcertante. Trascurrieron alrededor de diez minutos.
—Agente Causey—habló la misma morena energética—. Agente Adam, las huellas encontradas pertenecen a Asher Kerr, pero hay una huella más Hyo Min cuya nacionalidad es coreana, sin embargo, ambos perfiles tienen acta de defunción.
Un cosquilleo inusual se cruzó por mi cuerpo haciéndome retroceder.
—Quita esa expresión, Isla, retírate de la escena, no hay cuerpo así que no hay nada que hacer aquí—objeto la morena, sus rizos se contonearon al pronunciar aquellas palabras, asentí con letargo, el nombre de Asher se repetía una y otra vez.
¿Por qué el asesino pondría las huellas de dos personas muertas? Caminé en retroceso aun procesando lo que acababa de ocurrir, Evander me tomó de la cintura, su agarre abrazador me sacó de mis pensamientos.
—¿Qué piensas, guapa? —sonreí ante su última palabra.
—Asher es mi hermano, no puede estar vivo, pero no entiendo cuál es el propósito de esto—suspiré con pesadez—, no me digas guapa.
Evander me miró con una sonrisa pícara, restándole importancia al asesino y sus mentiras.
—Ninguno está vivo, es solo una mentira, guapa—cerró nuestra cercanía en un abrazo; sus fuertes brazos enredaron mi cuerpo, instantáneamente mis músculos se tensaron a su agarre, sonreí aventándolo con cuidado.
—¿Estás retándome? —fruncí el entrecejo, los ojos grises de Evander se hacían más pequeños cuando sonreía.
Caminamos hasta llegar a la avenida principal, el letrero con la misma cita bíblica seguía ahí, la vibración de mi celular me aviso que tenía un nuevo mensaje, era papá quería verme en Mariachis, trague saliva al pensar que en este momento papá tuviera la esperanza de que Asher estuviera con vida.
—Mi papá, quiere verme en Mariachis—hice una mueca de hastió.
—Está bien, te alcanzaré, guapa—el moreno revolvió mi cabello antes de tomar una dirección diferente a la mía.
Llegué sin mucha demora a Mariachis, normalmente las personas en Norwalk no frecuentaban a menudo la comida mexicana, un chico rubio parecía desayunar cómodamente, aunque papá no había llegado, entonces lo recordé; papa no frecuentaba este lugar desde la muerte de mi hermano, debía estar muy emocionado para citarme aquí.
—¿Puedo ofrecerte algo? —una voz familiar resonó tras de mí, gire para agradecer. Estaba ahí, el asiático de la barra, cuando nuestros ojos se cruzaron una sonrisa que auguraba maldad apareció en su rostro.
—Por el momento estoy bien, gracias—tome asiento en la mesa a mi derecha. Un sentimiento de miedo repentino me hizo alarmarme, era casi ridículo porque el chico no había hecho absolutamente nada fuera de lo normal.
Un nuevo mensaje apareció en mi bandeja de entrada, era papá: No olvides llegar a casa para desayunar, Is. Parpadee un par de segundos, me levante con serenidad y camine lo más rápido posible a la entrada principal, pero lo inevitable aconteció.
—Deja presentarme, bombón, soy Hyo Min—extendió su mano, negándome la salida del lugar.
—Es un gusto—sonreí nerviosa, pero su nombre se reprodujo como un disco rayado con la voz del perito que había hallado sus huellas en la escena del crimen haciéndome retroceder.
—¿Asustada? —mencionó sin una pizca de afabilidad. Las piernas me temblaban, sentía que en cualquier momento tendría que utilizarlas para correr, pero estas no funcionarían, con un suspiro interior di el paso que había retrocedido, Hyo Min pareció sorprendido.
—¿Debería? —arremetí con diligencia.
—No lo sé, el que quizá saquen tu corazón—sonrió con descaro mostrando todos sus dientes—¿Te asusta?
Estaba infartada con esas palabras, adiós viva, adiós Mariachis, estoy oficialmente muerta.
—¿Tú eres el asesino? —fue lo único que pude preguntar, incluso si en mi mente había planeado aplastarle el trasero, en ese preciso momento solo los músculos de mi cara respondían.