Hyo Min conocía nuestras personalidades a la perfección, la morena sarcástica que no tenía miedo de expresarse, el agente joven que seguía su profesión con pasión, pero se dejaba llevar por la falta de experiencia, el castaño que regresó de la muerte en el cuerpo de alguien más y busca venganza, sonriente y bondadoso, aunque en el interior una pizca de maldad dormía en él, y yo, la rubia que pensaba demasiado las cosas pero al final el corazón benigno la llevaba a acceder a todo. Trascurrieron los minutos en el video de seguridad sin mucho movimiento, hasta que aparecí yo, me adentré al lugar, pero un encapuchado estaba tras de mí, nunca sentí su presencia. La cámara de seguridad grabó cuando se detuvo en el estacionamiento esperando, era como un felino cazando un pequeño y asustadizo roedor.
Cuando intenté salir de ahí, Hyo Min me detuvo diciendo todas esas tonterías, cuando Evander apareció el moreno me tomó y cerró nuestra cercanía con un beso haciendo que el asesino se marchará.
—¿Cómo sabías que estaría ahí? —cuestioné.
—No lo sabía, bombón, pero desde que aparecieron con ese chico rudo...Tyler, él ha frecuentado la entrada del lugar—expresó.
—Bueno, al menos se besaron—bromeó Alexa, Hyo Min rio con ella mientras yo y Adam los observábamos con desaprobación.
Al salir del lugar decidimos no llamar al asiático al menos que obtuviéramos información valiosa, cada quién tomó un camino distinto, mi mente seguía aferrada a la pelea de esta mañana y lo estúpido que fue dejar ir al moreno. Las calles de Norwalk estaban casi llenas, lo que era poco usual en aquel lugar, algunos murmullos entre la gente y lo que era peor aún la reunión de todos en un punto específico.
Lo que parecía una pancarta en medio de las tres alas, se ondeaba con elegancia, las palabras en un rojo carmín sobresalían: «Soy un milagro del cielo enviado para acabar con la maldad en la tierra».
La gente murmuraba entre sí «Es el asesino». «Estoy segura que solo es un invento» «Las letras son escritas con sangre». La escena era caótica con todas esas personas llenas de morbo alimentando la patología del asesino. Al par llegó la agente Causey con Adam y un grupo de trabajadores, su mirada llegó hasta a mí, la frialdad de la morena me hacía dudar hasta de mi inocencia. Se acercó a mí con pasos distinguidos, su porte larguirucho y perfecto captaban la atención de todos.
—Bastante curioso, que te encuentres en todas las escenas del crimen—soltó sin más.
—¿Me está acusando de algo? —mi rostro se obligó a sonreír, aunque era bastante notable mi cara de hastió.
—Solo comentaba lo que a simple vista es obvio, no sé si eres muy estúpida o quieres morir—levantó la comisura de sus labios en un intento de sonrisa, giró sobre si para cambiar de dirección antes de que fuera posible responder. "Todos en algún momento moriremos". Me mordí la uña para no decir palabrerías mientras la morena se fue contoneándose, con sus ridículos risos rebosantes.
Una mano me enredó en un tipo de abrazo para posarse frente a mí: —Es el destino verte en cada esquina—comentó con una sonrisa ridícula.
—No sé porque, pero cada vez que te veo quiero golpearte.
Hyo Min soltó una carcajada audible, algunas personas curiosas dejaron de observar la tétrica pancarta para voltear al atractivo chico de risa escandalosa.
—¿Debería llevarte a casa?
—¿Debería regresarte a la muerte? —arremedé su tono de voz.
—Algún día regresaré, demasiado pronto—respondió con sinceridad, no había rastro de burla en esa frase, quizá estaba muy enfermo para seguir viviendo, casi como si leyera mi mente respondió—. Cuando encuentre al asesino y él muera, mi cuerpo volverá a la tierra, porque el único propósito de regresar es ese—la comisura de su boca se curvó en una inocente sonrisa—, así que no te encariñes conmigo.
—¿De qué hablas? —cuestioné llevándolo lejos de la multitud.
—Cuando el asesino muera todas las personas que revivieron morirán, porque el único propósito de nuestra segunda vida es detenerlo—comentó con naturalidad, sus ojos brillaron con nostalgia como si hablar del tema le doliera.
—Evander...
—Ay no, bombón, creí que mi beso había hecho una gran diferencia—dijo con jaraneo.
—Yo besó mejor—respondió una voz grave, Evander.
***
Caminamos en silencio en dirección recta, aunque nadie decía absolutamente nada el aire era ameno y abrazador.
—Sí, beso mejor yo—soltó de repente, ambos intercambiamos miradas y estallamos en carcajadas resonantes, cualquier rastro de la discusión horas atrás se había esfumado—¿Por qué te ríes? —bromeó levantando una ceja, a veces sentía que me perdía viéndolo, en ocasiones tenía que parpadear para salir de la embriagues que Evander producía en mí.
—Porque la verdad de ambos, yo beso mejor—respondí mofándome y orgullosa, para ser sincera ambos besos habían sido buenos.
La pulsera color celeste colgaba en mi muñeca izquierda, cuando el moreno la observó sonrió como un niño pequeño y estrafalariamente esa escena era nostálgica.
—¿Sabías lo del propósito de tu segunda vida? —cuestione intrigada, quería escuchar su respuesta.
—Lo descubrí hace poco—exhaló pesadamente con dichas palabras.
No supe que decir, la idea de que Evander regresará a la muerte no molaba ni un poco, el moreno entrelazó su mano con la mía, era de mayor tamaño por mucho y su agarre era fuerte, adictivo.
—A veces no quiero llegar al final de esto, pero mi familia debe anhelar tanta justicia, mi sangre en la tierra exige que el homicida pague por lo que hizo. Esos pensamientos me han obligado a continuar—expresó.
Debía ser una completa tortura saber que tu familia sufre por tu ausencia y por más que quieras cambiarlo, no puedes hacer nada.
—Quiero que te quedes—dije sin pensarlo mucho.
—Eres la razón por la que aún sigo aquí—repuso de inmediato.