El Asesinato De Evander

CONFRONTACIONES AL PASADO.

—Pero eso tú ya lo sabías—atacó Adam, el matiz en sus palabras fue duro—¿no es así? —tenía la mandíbula apretada y el entrecejo fruncido, su postura imponente me hizo bajar la mirada—¿Cómo es que no pareces sorprendida con todo eso?

—Adam—pronuncié su nombre con lentitud, soltó aire y se alejó de mí.

—Quiero escucharlo de ti—él ladeo la cabeza invitándome a continuar.

—No sabía nada de esto, no tenía idea.

Adam bufó con ironía antes de sonreír como lo había hecho en la mansión de los Hudson, aunque de cerca, su rostro lucía muy diferente, la mirada se volvía oscura y más profunda, las líneas de su rostro le daban un aire mayor.

—¿Por qué no parece asustarte relacionarte con psicópatas como ellos? —esa pregunta me incomodo y las respuestas de ella—cualquiera en tu lugar huiría, pero, tu pareces en tu zona de confort, como si el tratar con monstruos lo hicieras todos los días.

Miente hasta el final.

—He visto cadáveres toda mi vida—me defendí, el tono en mis palabras tenía un dejo nervioso.

—No es lo mismo—atacó seguidamente—no parece sorprenderte las acciones de Evander, Hyo Min, incluso el que tu hermano estuviera con vida lo tomaste muy a la ligera—pausó y soltó lenta y dolorosamente las palabras: —Ya lo sé todo.

Sentí cada latido de mi corazón más rápido que el anterior, pero intenté mostrarme serena, los secretos del pasado, las mentiras y las cosas que nunca dije a nadie, probablemente, él ya las supiera. El aire en las ventanas no fue el suficiente, sentí como necesitaba jadear para respirar.

—Necesito salir de aquí.

Me bajé de la camioneta tan rápido como pude, el frío aire golpeó mi rostro obligándome a jadear una y otra vez, Adam hizo lo mismo que yo, no levanté la mirada la deje fija en la hierva que salía escasamente en la carretera.

—¿Cómo te enteraste? —formulé la pregunta con el único valor que restaba en mí.

—Deberías saber que “él” nació en este lugar, su madre se alivió aquí.

“El”.

Entrecerré mis ojos obligándome a no recordar, no pensar. Sus ojos azulados, la mirada felina y la sonrisa sínica en su rostro apareció poco a poco. Quisiera decir que su rostro era insignificante en mí vida, pero, no fue así. Él había sido la razón por la que no temía de Ames, ni de Hyo Min, ni de nadie. Tragué con dificultad sin abrir los ojos. No podía estar pensando en ello. No podía simplemente traer el pasado aquí.

—Yo…

—No cometiste ningún crimen, Isla—puso su mano en mi hombro—lo entregaste a la policía, hiciste lo correcto—me tensé ante sus palabras, porque no era cierto, yo jamás lo delaté.

Había sido inducida a cualquier atractivo lóbrego. Aunque esa es otra historia. No lo diría en voz alta, jamás reconocería esos años lúgubres, junté toda mi voluntad y solté aire en silencio.

—Dante, es parte del pasado, y sabía la historia que contaste—expresé encarándolo—aunque no sabía de quien se trataba. La razón por la que no temó de nadie es por él, no esperó que lo entiendas. Esto no tiene absolutamente nada que ver con la investigación.

Mis palabras tomaron por sorpresa al moreno, la culpa martillaba mi pecho, me había jurado no decir su nombre en voz alta jamás. No solo había sido descubierta sino que mi promesa había sido quebrantada.

—Lo sé, pero…

—Nada, Adam—ataqué con la colera en mis venas—mi pasado y el lazo que crees que tenemos no te da derecho a fisgonear en mi vida—la voz en mi garganta se quebró—¡Evander murió, Alexa probablemente sea cómplice de todo esto, mi hermano resurgió de las cenizas y a ti solo te importa mi jodido pasado!

Aunque Dante provenía de una familia adinerada, el hecho de que su madre creciera en el orfanato lo habían convertido en otro niño más del lugar y quizá él conocía a todos.

17 de diciembre, 2017.

El negro resaltaba entre la multitud dispersa, todo el pueblo estaba en completo silencio mientras le daban el pésame a papá, las cortinas blancas y las múltiples flores le daban un aspecto turbio a la casa. Toda la sala estaba ocupada y las cenizas del cuerpo de Asher protagonizaban el lugar.

Había pasado dos días llorando sin probar bocado alguno. El dolor en mi pecho se extendía poco a poco, me sentía sola y apagada, a veces el alma duele tanto, que el dolor te bloquea, y ya no sientes. Solo estás cansada. Alexa Hawk se había retirado minutos atrás, cada vez que veía a una persona llorar ella lo hacía el doble, el castaño era un hermano para ella y su muerte dolía tanto como a mí.

Porque nunca iba volver a Asher. Jamás escucharía su voz, ni la forma ridícula en la que reía, ya no podría pelear con nadie, ya jamás estaría con él. Recordarlo era una forma de agrietar mi corazón, cuando veía a papá mis ojos rápidamente se empañaban al ver las ojeras pronunciadas en sus ojos y la forma en la que se obligaba a no llorar.

Entonces entró acompañado de su familia, en un traje negro y una corbata del mismo color, aunque esta, resaltaba sobre la gama que llevaba. Sus ojos azulados parecían divertirse con el llanto de las personas, aunque no sonreía en absoluto.

La línea de su rostro, sus labios rojizos y su piel pálida robaron una que otra mirada, era mucho más alto que su padre quien iba a la derecha de una morena, su madre, era casi el retrato de la mujer, estilizados y de revista.

Evaluó a cada persona hasta que llegó a mí, sus ojos azulados y la mirada felina puesta en mí puso de puntas mis nervios. Su expresión se convirtió en autentico asombro.

Caminó hacia mí, de cerca era aún más atractivo, tenía cejas y pestañas pobladas.

—Lamento tu perdida—expresó extendiendo su mano hacia mí, no estaba de humor para socializar y mucho menos con un recién llegado que no había visto más que un par de veces en el pueblo, se rumoraban cosas excéntricas sobre él.

Estreché su mano con una sonrisa fingida. Sin preguntar tomó asiento a mi lado como si fuera de lo más normal.




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