Asher Kerr estaba en el frente de la casa, de espaldas con la mirada fija en la puerta en un dilema entre tocar la puerta e irse.
—¿Te perdiste? —cuestioné tras él, no lo vi pero puedo jurar que sonrió.
—Solo un poco—murmuró con sarcasmo—. Je connais les mensonges, hermanita.
Sonreí al escucharlo decir eso, porque era él, mi hermano. No lo dudo mucho y me envolvió en un abrazo que me hizo romper en llanto, le conté todo lo que había pasado brevemente, no pareció sorprenderle cada cosa ridícula y tétrica que salió de mi boca.
—Lo sé, lo sé, siempre lo supe—dijo acariciando mi cabello lentamente—te lo explicaré después.
Tal vez fue por eso que Asher fingió su muerte, aunque ahora solo necesitábamos llegar a la mansión de los Hawk lo antes posible. Después las razones de Asher las conocería. A veces me preguntaba si lo que iba a pasar al finalizar, al encontrar al asesino, le devolvería la paz a todo aquel que esperaba por justicia.
Aun no confiaba del todo en él.
—¿Estás preparada? —las palabras de Asher apoyándola la motivaron a detener a Alexa, porque en el fondo no quería que nadie muriera, después de todo al final solo buscaba llamar la atención de su madre biológica.
***
Un día previo a la muerte de Asher.
Asher.
Estaba loca, completamente loca.
Y yo lo estaba aun más.
Las lágrimas bajaban por sus mejillas, el frío te helaba hasta el tuétano, la mirada fría y los sollozos de Alexa estaban poniéndome de nervios. Ni siquiera sabía porque estaba llorando, era ilógico.
Soy un idiota.
—Alex—dije su nombre lentamente—por favor, yo te quiero como a una hermana.
—¡ESE ES EL PROBLEMA! —gritó llena de colera, la ira en sus palabras me dejó perplejo, ella tenia ciertos comportamientos inusuales cuando las cosas no le salían como quería—. ¡¿Por qué?!
—¿Por qué, qué? —apreté las manos en el volante tratando de calmarme y no lazar la voz, porque la rabieta y mi humor no era una buena mezcla.
—¿Por qué no puedes simplemente quererme?
Minutos antes la morena había confesado sus sentimientos con un beso pasional—frente a mi ex novia—me había dejado perplejo, la vi crecer con Isla, jamás, jamás, la vería como ella deseaba. Eran solo ilusiones de adolescentes, yo había pasado por eso, si dejaba las cosas claras sus sentimientos tarde o temprano desaparecerían.
—No entiendo porque estas llorando—hablé—yo debería estar llorando porque hiciste que mi relación terminara y vengo con una chiquilla que no deja de ensuciar mi carro con sus lágrimas—bromeé.
—Porque me estas obligando hacer algo que no quiero—murmuró—es muy fácil si solo siguen las reglas.
—Aparte te he visto los fines de semana…—me calló inmediatamente.
—No vuelvas a mencionar nada, nunca.
Las mejillas se llenaron de un rojizo, probablemente, porque el chico le gustaba y era un secreto. Pero, no lo entendí, hasta el otro día.
Alexa Hawk estaba frente a mi coche en la madrugada, mientras Isla dormía, hablaba por teléfono con alguien y se dedicaba asentir, era muy noche y la nevada caería pronto. Quise bajar por ella, pero, el que yo prestara atención a lo que hacía probablemente solo la haría que se aferrara a mí.
Escuche como la parte delantera de mi auto se cerró. Al otro día necesitaba ir al pueblo cercano por suministro médico, pero, entonces pasó, la muerte estaba esperándome.
El sol aun estaba oculto. Los frenos no respondían, entonces comprendí sus palabras y la manera en la que se comportaba, me sentí vulnerable y cada parte de mi se tensó, porque en mi interior supe que el final de mi vida estaba por terminar.
Un estruendo hizo que perdiera la noción, el tiempo pareció correr de una manera lenta, vi mi vida, los momentos con papá e Isla, en lo pequeña que era y después todo fue oscuridad.
Desperté tres días después en mi cuerpo—reviví—, mientras papá me preparaba para el funeral, ninguno lo entendía, era muy confuso y poco creíble, recordaba perfectamente mi muerte y al culpable, y ahí empezó todo.
Asher tenía motivos suficientes para esta lucha que desconocía. Estaba incluso preparado con armas, la mansión de los Hawk era incluso mas grande que la de los Hudson, un enorme jardín se extendía en el lugar, no había seguridad pero los refuerzos de Adam llegarían en cualquier momento.
Adam, Hyo Min y la señora Hudson estaban a un par de pasos de distancia, caminaban sigilosos por el lugar. Adam giraba a todos lados, el temor en su postura y caminar era incluso notorio a la distancia.
—Deja que ellos entren por la puerta principal—informó Asher para guiarme un camino tras los arbustos. Caminamos en pasos rápidos y precisos, algo que nos hiciera ganar segundos antes que el agente y el asiático.
La puerta trasera de la mansión estaba abierta. Me preguntaba cuántos hombres habría en el lugar o si Alexa trabajaría sola. Cualquiera que fuese la respuesta ambas eran letales.
Nos dirigimos directamente al bullicio, al entrar al lugar encontramos el área de la cocina y desde nuestro punto podía observar a Ames quien vestía elegantemente, llevaba en una perfecta coleta su cabello, dejando al descubierto su cicatriz.
Sabía que serían tan dramáticos como para vestirse de esa forma. La puerta de la entrada se abrió, lo supe porque escuché como Alexa decía:
—Bienvenidos a la salvación—carraspeó para hacerse notar—Isla, Asher, ya pueden salir de la cocina. Me subestiman si creen que no puse cámaras por todo el lugar.
Mierda.
Nuestra chispa resurgió en el caos, mi vestido blanco y el traje de Asher pegado en las partes correctas, no dieron un aire igual de intimidante, nuestras armas y las voces retumbantes del final. La mirada de diversión de Hyo Min me hizo levantar la vista en dirección a Alex, Ames Nicolas sostenía su mano, llevaba un vestido que ceñía su figura hasta la cintura y de ahí se soltaba.